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Los corredores agrupados nada más dar la salida a la Carrera Monumental de Segovia, este domingo, con el Acueducto al fondo.

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Los corredores agrupados nada más dar la salida a la Carrera Monumental de Segovia, este domingo, con el Acueducto al fondo. Óscar Costa
Atletismo

El debut dorado y la hegemonía

Álvaro Conde gana a la primera la Carrera Monumental de Segovia, una prueba en la que repite María Jesús Vázquez en una mañana repleta de público

Domingo, 12 de febrero 2023, 21:29

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La ciudad de Segovia ha estrenado este domingo su año deportivo con el plato combinado del menú. Si la Carrera de Fin de Año es la tortilla de patata de la carta, la opción para todos, y la Media Maratón o la Perico son el caviar, la Carrera Monumental es el plato combinado, ese paso más para un atleta novato y la oportunidad de la élite para volar por unos recovecos vedados en el día a día. El placer de girar a toda mecha por el casco histórico sin temer al tráfico y el reto cumplido de completar los diez kilómetros por primera vez.

La undécima edición de la prueba que nació para enseñar el infinito legado de monumentos de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad fue una macedonia de objetivos cumplidos en una mañana en la que la ciudad se echó a la calle. Por encima del resto han triunfado el vallisoletano Álvaro Conde (32:24), que se impuso en su debut, y la abulense María Jesús Vázquez (38:31), que repitió título y ya suma cuatro.

Con la salida a las 11:00 horas, calentar era un mal necesario. El sol ayudaba, pero los aledaños del Acueducto recibían al corredor con las lunas de los coches congeladas y el adoquín, aún con restos de la helada, resbalaba. El recorrido plantea una trampa –la bajada favorable hacia la Fuencisla– y un castigo, la cuesta de los Hoyos, la gran subida de entidad que no incluye la Media Maratón. El peligro del paseo de Santo Domingo de Guzmán es seguir un ritmo por encima de las posibilidades. Y la factura llega enseguida con una subida que se puede hacer eterna. En ella, los corredores, sin el engorro del tráfico, buscan la trazada óptima, aceras incluidas.

Arriba, los tres primeros de la prueba, con Álvaro Conde, el ganador, en el centro; abajo, corredores en la Calle Real y a la derecha, uno de los participantes saluda al público que animaba en este tramo. Óscar Costa
Imagen principal - Arriba, los tres primeros de la prueba, con Álvaro Conde, el ganador, en el centro; abajo, corredores en la Calle Real y a la derecha, uno de los participantes saluda al público que animaba en este tramo.
Imagen secundaria 1 - Arriba, los tres primeros de la prueba, con Álvaro Conde, el ganador, en el centro; abajo, corredores en la Calle Real y a la derecha, uno de los participantes saluda al público que animaba en este tramo.
Imagen secundaria 2 - Arriba, los tres primeros de la prueba, con Álvaro Conde, el ganador, en el centro; abajo, corredores en la Calle Real y a la derecha, uno de los participantes saluda al público que animaba en este tramo.

Álvaro Conde, un corredor polivalente de Medina del Campo –desde cinco kilómetros a medias maratones o montaña– ha afrontado con prudencia la carrera, especialmente el tramo de bajada –su punto débil– y se adosó a Daniel Casado y Pedro Luis Gómez. Pasado el Alcázar, casi en el ecuador de la prueba, empezó a sonreír. «He aguantado hasta que me he visto bien; he decidido meter dos cambios y me he ido. A partir de ahí, he puesto ruta rápida y hasta meta».

Tras su triunfo, este atleta de 38 años amenaza con volver. «Es muy dura y muy bonita. Le doy un diez». Casado llegó a casi medio minuto (32:51) y Pedro Luis, que no conjuga el verbo envejecer y sigue subiéndose a podios absolutos, llegó 15 segundos después (33:06). Entre el segundo y el décimo hubo un minuto de diferencia. El grupo de voladores.

Han llegado a meta 820 corredores, un dato que supera los 739 del año pasado. El diagnóstico es positivo: el atletismo popular recupera la normalidad, pues el dato de 2019 (861) está cerca en una prueba que tiene el cupo un poco por encima del millar. Los rincones que atraviesa no invitan a una participación masiva.

«He aguantado hasta que me he visto bien; he decidido meter dos cambios y me he ido»

Álvaro conde

Vencedor de la Carrera Monumental

María Jesús Vázquez tiene mucho cariño a Segovia, tanto a la ciudad como a pueblos como Martín Muñoz de las Posadas, donde ganó la última pedestre, también de 10 kilómetros. Su táctica ha sido regular las subidas y evitar sustos en los giros y adoquines. «Progresiva, como siempre», resume en cuanto a su ritmo. Acompañada por su marido, «una garantía de éxito», aceleró al paso por el Alcázar al ver que Sonia Martín Ventura, corredora de La Granja que ya fue segunda el año pasado, le pisaba los talones. Así aseguró su victoria. «Me apasiona Segovia, su turismo, la calidad humana de la gente… La organización de la carrera es espectacular. Estamos a 45 minutos, siempre que pueda, aquí vendré». Es el perfil que buscaba esta carrera: enseñar la ciudad a los turistas de una manera diferente.

La Monumental se ha convertido en una carrera obligada de invierno para muchos atletas. «No solamente es la espectacularidad de donde se celebra, sino que el frío la hace especial», explica Vázquez, testigo del auge femenino, no solo en cantidad sino en nivel. «Yo ya soy veterana, pero las jóvenes que vienen detrás tienen una calidad importante y eso es siempre una satisfacción». Martín Ventura, campeona de Castilla y León de carreras por montaña, llegó a medio minuto (39:00). Montse Prieto completó el podio (40:58).

«No solamente es la espectacularidad de donde se celebram sino que el frío también la hace especial»

María Jesús Vázquez

Ganadora de la Carrera Monumental

Lejos quedó Amparo Gómez, pero su victoria vas más allá del crono (1:01:33). A sus 68 años, portaba un trofeo a la eterna juventud, el de una mujer que lleva tres décadas corriendo. «Me gusta, me viene bien y me hace estar fuerte para otras cosas como la montaña». En su historial de senderismo presume de cimas como Peña Santa, una de las bellezas de Picos de Europa. Reconoce el apuro de subir al podio como la más veterana, pero recibe el premio con orgullo. «Yo voy a pasar directamente de joven a anciana, entre medias no voy a estar nunca», comenta. Mientras otras familias van a ver a vigorosos treintañeros, la de Amparo presumía de abuela. «Viene fenomenal hacer ejercicio, aunque tardes un poco más, y correr en Segovia es una maravilla».

El ambiente engrandece al atleta de andar por casa. Los gritos que anuncian el fin de la cuesta de los Hoyos tras un kilómetro en silencio. Los dos pasos por la Plaza Mayor, el punto intermedio con más animación. Incluso la subida al Postigo, uno de los últimos pinchazos, tenía premio; los ánimos y la bajada sin freno rumbo a la Calle Real, todo un alivio. San Millán, en el último kilómetro, obliga a vaciar el tanque. Su iglesia preside la última rampa, la de la calle Santo Domingo de Silos y las palmas que acompañan la última curva hacia el añorado Acueducto.

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