David Llorente en el nombre de Segovia

Sergio Perela

Segovia

Domingo, 22 de agosto 2021, 19:31

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Prácticamente se ha convertido en un recurso de los discursos oficiales mencionar los valores de que hace gala David Llorente, no solo cuando compite, sino en su día a día. La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, mencionaba en su discurso en el homenaje rendido por el Ayuntamiento la constancia, la dedicación, el espíritu de superación.

En mitad de esa alocución remarcaba la madurez en las decisiones vitales tomadas por David siendo muy joven, pero también el entusiasmo que acompaña a esa madurez; para terminar hablando de desarrollo, solidaridad, pacifismo o dignidad.

Todo esto tenía lugar en el patio de la Casa Consistorial, con gran parte del equipo de la corporación municipal presente, en un homenaje humilde y discreto al que David Llorente acudió con la camisa que más le gusta para estas ocasiones: blanca con cuello mao. Ya había tenido su recepción en la Diputación, su baño de masas en el Ayuntamiento de Palazuelos y quedaba pasar por Segovia y firmar el libro de honor del Consistorio, acto para el cual se tomó su tiempo.

Tras un respetuoso silencio, terminada su dedicatoria en una página decorada especialmente para él, se le pidió que leyera lo que había escrito. «Llevaré siempre con orgullo el nombre de Segovia allá donde vaya», terminaba su texto ya indeleble para la historia de la ciudad. Después de leerlo, foto con su teléfono para guardar y publicar en sus redes sociales, en las que es tan activo y momento para un discurso en la línea con el acto, sencillo, muy acorde a cómo él es.

Clara Luquero había comentado la anécdota de que, tres semanas atrás, en el viernes de la final que contaba con David como candidato a medalla, tocaba pleno. Marian Rueda, la concejala de Deportes, fue aquel día informando en directo de cómo transcurría aquella prueba. Pero es que David, en los pocos días que ha podido pasar en Segovia, también se ha dado cuenta de cómo el habitante medio se ha hecho un poco especialista gracias a tener a un paisano compitiendo en Tokio. «Me paraba la gente por la calle para decirme que qué pena la sanción de 50 segundos. Me decían que el Hospital se había paralizado, excepto lo más importante; el parque de bomberos, que también me estuvo viendo. ¡Es que ahora te para la gente y te habla de detalles técnicos!».

Su discurso, ya con el perfil de Segovia en sus manos, el habitual regalo que otorga el Ayuntamiento, terminaba con un «viajo mucho, pero nunca se me va a olvidar de dónde vengo». De un río Eresma representado en su página personalizada en el libro de la ciudad como un dios que ha agraciado a Segovia con dos representantes en Tokio, como Javi Guerra y el propio Llorente, y uno que espera estar en París.

El piragüista se encuentra en estos momentos en un punto de inflexión en lo deportivo, porque la temporada no ha terminado todavía aunque sus objetivos están cumplidos; y porque termina su tiempo con el que ha sido su entrenador desde que llegó con quince años al centro de tecnificación de La Seu, Guillermo Díez. «Hay una copa en La Seu entre el 3 y el 6 de septiembre, el fin de semana tengo Copa del Mundo en Pau, en Francia; y luego ya dos semanas después el Mundial. Con ganas de estar en Bratislava. Además para París hay una nueva modalidad olímpica, con lo que el español que compita en París podrá hacerlo en las dos modalidades, con lo que hay doble oportunidad de medalla también», comenta sobre sus objetivos más inmediatos.

En cuanto a la clasificación para París, hay tres años por medio que en realidad es menos tiempo, porque en dos ya llega la clasificación española. «Estoy muy motivado porque ahora se empieza de cero. No importa nada que haya sido finalista olímpico, hay que volver a palear, a entrenar fuerte y a ganarse esa plaza, que no es fácil», recalcaba Llorente.

En cuanto a la modalidad del kayac extremo, de la que es primer campeón de España, el de Palazuelos se mostraba encantado con las primeras sensaciones: «Es verdad que antes de los Juegos ya me había comprado la piragua, pero no lo había probado para no lesionarme. Es bastante variable, depende de si de repente te choca uno o no. Lo veo un poco peligroso a veces porque te puedes llevar golpes. Recientemente un compañero se ha llevado el bronce en el Europeo sub-23 y terminó con la ceja partida. Pero es divertido y la adrenalina la sientes». En octubre, comenzará a mirar hacia París.