La tormenta perfecta

En el fútbol a veces no es fácil hacer entender que no siempre gana el mejor. Que no hay verdades absolutas. Es difícil, por lo general, convencer a la gente de que lo que tenían en la cabeza no tiene porqué ocurrir. Que las cosas a veces bailan en el fluir de los acontecimientos y que las muchas posibilidades condicionan a veces que los equipos puedan ejecutar sus planes a la perfección. Una lesión, un mal día, un marcaje férreo… Cuántas de estas cosas se pusieron por delante de favoritos en los Mundiales de fútbol en la historia. Y cuántos de los que están aún vivos en Qatar 2022 habrán soñado con poder cumplir sus deseos. En este devenir de acontecimientos se han plantado ya en cuartos de final Croacia, Brasil, Países Bajos, Argentina, Marruecos, Portugal, Inglaterra y Francia. Ocho nombres que cuentan ocho historias distintas.

En el duelo que abre esta nueva fase, el de Croacia y Brasil, asusta el rendimiento de una Brasil vibrante, letal, completa y sin errores aparentes. Parece difícil que el rendimiento de hombres como Gvardiol, uno de los grandes defensas del Mundial, sea capaz de frenar el frenesí goleador de una Brasil con ganas de bailar y de seguir convenciendo. Muy favoritos los de 'Tite' en este perfil equilibrado de selección letal y sacrificada en defensa a partes casi iguales, ante una Croacia que suspira para que su centro del campo, con Modric a la cabeza, sea suficiente.

El partido que medirá a Países Bajos y a Argentina se antoja como el más complejo de decidir. Dos selecciones con puntos de vista diferentes. La neerlandesa con un seleccionador curtido en mil batallas, la argentina con un entrenador con capacidad de convencer. Van Gaal con su caos controlado y Scaloni con su ecosistema favorable para la genialidad de Messi. Dos selecciones igualadas, con armas distintas, que han ido de más a menos y que deberán mostrar, aún, sus argumentos para ser semifinalistas.

Diferente será el duelo entre Marruecos y Portugal. Ambos se miran con recelo. Tras la sorpresa marroquí ante España y la goleada lusa ante Suiza, ambos se respetan y se observan con cuidado ante cualquier movimiento sospechoso. Los de Regragui, en desventaja por pura calidad, deberán convencer con el mismo plan que hasta ahora, pero sabiendo que los de Santos no disparan con balas de fogueo y que el suplente de Cristiano Ronaldo, Gonçalo Ramos, parece haber despertado con un hambre voraz.

Y el duelo final, los amos del viejo fútbol contra los dueños del nuevo orden mundial. Inglaterra contra Francia en un partido que medirá a dos viejas naciones enemigas que supieron abrazarse como aliadas. Francia necesita pocas palabras para argumentar a su favor y dudo bastante que Inglaterra dé con las respuestas adecuadas ante el desempeño de 'Les Bleus'. El irreductible poblado galo de Asterix es hoy un imperio de la mano de Mbappé, Griezmann y Deschamps.

La lógica nos dice que las semifinales podrían desembocar en una tormenta perfecta. Argentina y Brasil en un lado, por la parte americana, y Francia y Portugal por el otro, el frente europeo. Un choque de trenes que parece ideal para un Mundial con tintes manufacturados que a menudo se olvidan para dejar paso a ese fútbol que adoramos. Ese que nos sorprende y nos inquieta. El que nos deja la duda de qué pasará después ante nos creamos capaces de adivinar la siguiente jugada. Ese juego donde la lógica deja de existir a menudo a lo largo de noventa minutos. Ese juego en el que somos capaces de creer en un resultado, aunque la razón nos lleve la contraria. Quizá esa es la clave de todo. Que el fútbol, después de tanto tiempo, nos sigue sorprendiendo.

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