Desde el recuerdo

Conservo, desde hace trece años, la entrevista que Antonio Astorga hizo en 'ABC' a Miguel Delibes, un día antes de que el escritor cumpliera 87 años: es decir, el 16 de octubre de 2007, y con motivo de la inauguración de un Congreso Internacional sobre sus 'Obras Completas', recién editadas por Círculo de Lectores y Destino. En esta entrevista, Delibes pronunció una frase que, aludiendo a la grave operación quirúrgica a la que había sido sometido, nunca he olvidado: «En el quirófano entró un hombre inteligente enfermo y salió un lerdo sano»; porque, a partir de este momento, y durante los diez años siguientes, ni volvió a escribir una sola línea ni a cazar una sola perdiz roja, según confesó.

Ahora, cuando volvemos a recordarlo, y hacemos un recuento mental de los muchos excelentes títulos que jalonaron su carrera, esas palabras resultan estremecedoras. Tanta capacidad creativa, tanta energía vital de cara a la naturaleza, cercenadas de golpe. Por cierto que, en este punto, cabría tener en cuenta que Delibes desconfiaba del artista cuya vocación se decidía exclusivamente por estímulos externos; él, tan cercano al mundo de fuera, sabía que esa realidad tenía que ser interiorizada y transformada por el don del auténtico creador, cosa que supo hacer con innegable pericia. Así su prosa ingénita, de una admirable sencillez, sigue viva y vigente para lección de muchos y disfrute de sus lectores. La sombra –la memoria– del gran novelista sigue siendo no sólo alargada sino perdurable. Pero sería tan hermoso poder contar al menos cinco horas con Miguel…