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Sergio Leone, en el Valle de Mirandilla en julio de 1966. Asociación Sad Hill
Clint Eastwood 'resucita' Burgos

Clint Eastwood 'resucita' Burgos

Tres mil cinéfilos han logrado que reverdezca el cementerio donde Sergio Leone rodó el mítico duelo final de 'El bueno, el feo y el malo'

Oskar Belategui

Lunes, 25 de junio 2018, 07:39

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Joseba del Valle (Bilbao, 1974) recuerda los viajes en coche de chaval cuando tocaba veranear en el pueblo de su familia, Pinilla de Barruecos, con un casete de Ennio Morricone a todo trapo. Los primos de Burgos, Bilbao y Madrid se transformaban en Goonies en busca de aventuras por la sierra de la Demanda. El abuelo Fidel les contaba cómo, hace mucho tiempo, trabajó de extra y ayudó en la construcción de los escenarios de una película de Clint Eastwood. En el tórrido verano de 1966, un camión iba todas las mañanas a Pinilla para reclutar a los hombres, que al final de la jornada regresaban con un sueldazo para la época. Aquel verano, la cosecha la tuvieron que recoger las mujeres y los niños.

'El bueno, el feo y el malo' fue adquiriendo proporciones mitológicas para Joseba y sus amigos, que con el tiempo lograron localizar los escenarios del rodaje. De entre todos ellos –la Misión de San Antonio, el campo de concentración de Betterville–, se obsesionaron con el cementerio de Sad Hill, donde tiene lugar el mítico 'triello', el duelo final a tres entre los protagonistas, donde Eastwood le espeta a Lee Van Cleef: «Verás, el mundo se divide en dos categorías. Los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas».

Sad Hill está, en realidad, en el valle de Mirandilla, un bucólico emplazamiento a una hora larga a pie por una empinada pista forestal señalizada desde Santo Domingo de Silos. Estamos en el espacio natural de los sabinares de Arlanza, el mayor sabinar del mundo. El pasado lunes llovía y un silencio sobrenatural se cernía sobre las 3.000 tumbas que la Asociación Sad Hill ha plantado con la ayuda de mecenas de 30 países. Sergio Leone erigió 5.000 con la ayuda de 250 soldados que hacían la mili en un cuartel cercano. Ya no hay 200.000 dólares enterrados, como en el filme que cerró la trilogía del 'spaguetti western', pero todavía parecen escucharse las risas de los muertos, que Morricone musicalizó en una inolvidable melodía que todos hemos silbado alguna vez.

Bien de interés cultural

'Desenterrando Sad Hill', de Guillermo de Oliveira, es el título del documental que plasma la aventura de un grupo de chalados maravillosos, que están a un paso de que la Junta de Castilla y León declare bien de interés cultural esta tierra sagrada para los cinéfilos. El filme competirá en el próximo Festival de Sitges y se estrenará en los cines el 19 de octubre. Tan complicado como resucitar el cementerio ha sido recopilar los testimonios de los protagonistas de la película, entre ellos, Clint Eastwood, Ennio Morricone, Joe Dante, Álex de la Iglesia y James Hetfield, cantante de Metallica y fan número uno de 'El bueno, el feo y el malo', hasta el punto de que el grupo empieza todos sus conciertos desde 1983 con 'El éxtasis del oro', un tema de la banda sonora del filme.

«Desenterrar el cementerio de Sad Hill significa que nuestros sueños son reales. Y eso es una sensación fantástica», reflexiona Álex de la Iglesia en el documental. «En 'El bueno, el feo y el malo' se dice tanto sin palabras... Puedas verla una y otra vez y descubrir cosas nuevas», recomienda Hetfield, que al igual que el director bilbaíno cuenta con su propia cruz en el camposanto. Por quince euros se puede 'apadrinar' una tumba en la página web de la asociación y reservarse un hueco junto a Félix Rodríguez de la Fuente (natural de Poza de la Sal), Stephen Hopkins, Carrie Fisher y el Soldado Desconocido.

Junto a la de Claudia Cardinale se puede leer 'Ismael del Valle. 1945-2015'. Es la 'tumba' del aita de Joseba (de mentirijillas, por supuesto, como todas las demás), que falleció el 3 de octubre de 2015, justo el mismo día en que empezaron el proceso de reconstrucción de Sad Hill. «Yo descubrí el western con mi padre, primero con John Wayne y luego con Sergio Leone. Muchas películas de sábado con él, era mi mejor amigo. En Sad Hill se une todo: mi amor por la naturaleza y mi relación con mi padre», justifica.

Joseba, profesor de formación profesional, no está solo. Junto a él hay arquitectos, ingenieros, historiadores, geólogos y técnicos en comunicación audiovisual. Empezaron recolectando testimonios y fotos entre los vecinos mayores de la comarca y reuniendo a otros fans en actos como un homenaje en la muerte de Eli Wallach, el inolvidable Tuco al que Eastwood abandonaba con una soga al cuello.

Pidieron todos los permisos necesarios al ser una zona de especial protección por las aves. El día que dieron el primer golpe de azadón descubrieron que, medio siglo después, bajo la capa de tierra seguía intacto el empedrado que colocaron los soldados a las órdenes de Leone. A través de Facebook hicieron un llamamiento al que acudió gente de toda Europa armada de palos y escobones. Visto desde las alturas, Sad Hill se asemeja a una construcción megalítica con hileras concéntricas de tumbas. Leone quería evocar la imagen de los coliseos romanos, mover la cámara en todas las direcciones y jugar con el morbo de que los espectadores del duelo fueran... los muertos.

Una silueta de Eastwood con su inseparable poncho da la bienvenida al cementerio. Es una escultura en acero al carbono con la misma fuerza icónica que el toro de Osborne, realizada por los alumnos de soldadura de Joseba en Ortuella. Mientras, la instalación de cruces prosigue.

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