El Norte reivindica el valor literario del periodismo a través de la figura de Delibes

La figura de Miguel Delibes se hizo ayer presente una vez más en la Real Academia Española. La sede madrileña de la institución acogió el ciclo de conferencias Escritores y escritoras en la RAE en su trescientos aniversario, organizado por la Federación de Asociaciones de Profesores de Español y la Asociación de Profesores de Español Francisco de Quevedo, de Madrid. La jornada comenzó con la intervención de Javier Lostalé sobre Poetas en la RAE, y la del académico y escritor leonés José María Merino titulada Una experiencia de la ficción. La clausura corrió a cargo de Soledad Puértolas Villanueva, que disertó sobre Trabajar (y disfrutar) en la RAE.

En este foro intervino el director de El Norte de Castilla, Carlos Aganzo, para reivindicar la apuesta del decano de la prensa española por el valor literario del periodismo a través de la figura de Miguel Delibes.

Aganzo impartió la conferencia titulada Miguel Delibes: escuela de periodismo, escuela de escritura, en la que hizo un repaso de la trayectoria y la huella del autor vallisoletano. «Delibes es heredero de una tradición de periodismo independiente con fuerte empaque literario, en palabras de Santiago Alba». En el templo del castellano en el que el autor de El hereje ingresó en 1975 con el discurso El sentido del progreso desde mi obra para ocupar la silla e Aganzo pasó revista a los grandes nombres vinculados al rotativo con una mención especial a «un antecesor de Delibes en la dirección del periódico, que fue Francisco de Cossío entre 1931 y 1943, una época en la que en El Norte escribían firmas como Miguel de Unamuno, Azorín, Eugenio dOrs o Josep Pla».

En su disertación en la Real Academia Española, destacó que con Miguel Delibes al frente de El Norte de Castilla se hizo un periódico «muy independiente, que luchó contra la censura y tenía un alto nivel literario, convirtiéndose en una auténtica escuela de periodismo». En este contexto, recordó que el escritor vallisoletano se refería a la redacción del diario como «una escuela comunal» de la que él no se consideraba maestro, sino beneficiario de la presencia de firmas como José Luis Martín Descalzo, José Jiménez Lozano, Manu Leguineche, César Alonso de los Ríos o Francisco Umbral, un elenco de firmas reforzado con figuras como la del corresponsal en Roma, José María Gironella.

De esa época de revolución Delibes recordó una de las máximas del novelista «Decir lo más posible con el menor número de palabras», su querencia a retratar el lado más humano de los personajes o el bautismo literario al recibir el premio Nadal en 1948 con La sombra del ciprés es alargada, de la que ha heredado su nombre el suplemento literario de El Norte. En el repaso a las claves que marcaron su andadura periodística no faltaron las alusiones a sus problemas con la censura de la época, su defensa del humanismo cristiano, la querencia por los temas del campo y el ámbito cultural así como su amor por la naturaleza y la caza. De esa última época como director Aganzo desgranó una lista de nombres que contribuyeron a la historia del diario, como el pintor y poeta Félix Antonio González, el también poeta Ángel de Pablos Chapado, Emilio Salcedo «el mejor biógrafo de Unamuno», apuntó o Francisco Javier Martín Abril, seguidores todos ellos de una estela periodística y literaria que ha dotado a El Norte de una personalidad propia.

El curso Escritores y escritoras de la RAE en su trescientos aniversario comenzó el martes con la intervención de su presidente, José Manuel Blecua, y la conferencia inaugural En el desván de una escritora, impartida por la académica Carmen Riera.