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ETA perpetró en la región los dos secuestros más largos de la banda: Revilla y Ortega Lara

ETA perpetró en la región los dos secuestros más largos de la banda: Revilla y Ortega Lara

Los terroristas capturaron a 86 personas a lo largo de su historia, con el empresario soriano y el funcionario de prisiones burgalés como ejemplos de la crueldad de los actos de presión

Víctor Vela

Valladolid

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Martes, 22 de mayo 2018

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La profunda herida que ETA infligió a Castilla y León incluye no solo a las 149 víctimas mortales (que nacieron o tenían estrechos vínculos con la comunidad), sino también a dos personas que sufrieron largos secuestros. El soriano Emiliano Revilla y el burgalés José Antonio Ortega Lara son triste ejemplo de un método que la banda terrorista usó como medida de presión o para obtener fondos con los que financiar su estructura. Hasta 38,5 millones de euros pagados en rescates, según la investigación llevada a cabo por Francisco Llera y Rafael Leonisio, profesores de la Universidad del País Vasco, quienes han analizado los 86 secuestros cometidos por ETA lo largo de su historia. En ese listado incluyen solo los premeditados, y no aquellos que los terroristas llevaron a cabo como instrumento para cometer otros delitos:como la retención de taxistas y conductores para usar luego sus coches en atentados.

De los 86 secuestros perpetrados por ETA y sus organizaciones afines, diez acabaron con el asesinato de las víctimas, entre ellos, el último, el de Miguel Ángel Blanco. Los terroristas liberaron a 54 personas sin causarles daño y a otras 15 después de dispararles un tiro en la pierna. Seis fueron rescatadas por las fuerzas de seguridad y dos consiguieron escapar. Además de Revilla y Ortega Lara, hubo otro secuestro vinculado con la comunidad. Fue el del entonces secretario general de UCD, Javier Ruipérez, capturado en Hoyos de Pinares (Ávila), donde estuvo retenido 31 días antes de su liberación cerca de Burgos en diciembre de 1979.

Emiliano Revilla: «Una cosa es como se portaran, pero no les perdono»

Emiliano Revilla, tras su liberación, en el balcón de su casa con su familia.
Emiliano Revilla, tras su liberación, en el balcón de su casa con su familia. Efe

«Estuve en un claustro de dos metros de largo por uno de ancho. Ahí estaba la cama y el retrete», dijo el pasado mes de noviembre Emiliano Revilla, el empresario soriano, de Ólvega, durante una exposición de víctimas del terrorismo. Cuatro miembros de ETA (tres hombres y una mujer) encañonaron a Revilla en el portal de su casa de Madrid, en la plaza de Cristo Rey, y le obligaron a subirse a un coche. Heredero de la empresa familiar de embutidos y relevante promotor inmobiliario, la familia no confirmó si se llegó a pagar rescate. Los periódicos de la época hablaban de 750 millones de pesetas (4,5 millones de euros). ETA lo liberó a unos metros de su casa. «Una cosa es como se portaran conmigo, pero no les puedo perdonar», aseguró Revilla, quien llegó a visitar en prisión a Urrusolo Sistiaga, uno de sus captores.

José Antonio Ortega Lara: «Si vives odiando, es veneno que se transmite a tu familia»

José Antonio Ortega Lara, junto a su esposa, Domitila, y su hijo Daniel, saluda desde el balcón de su casa tras su liberación.
José Antonio Ortega Lara, junto a su esposa, Domitila, y su hijo Daniel, saluda desde el balcón de su casa tras su liberación. Reuters

Le quitaron todas las pertenencias (salvo la alianza de matrimonio)y lo encerraron en un cubículo durante 532 días. Fue el secuestro más largo y más cruel de ETA. «Matadme de una vez», gritó a los agentes (creyendo que eran sus captores) que lo rescataron del zulo, en una nave industrial de Arrasate. El funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara fue secuestrado cuando regresaba a su casa de Burgos desde la cárcel de Logroño, en la que trabajaba. ETA dijo en un comunicado que no quería rescate económico, sino presionar al Gobierno para acabar con la dispersión de presos. «Perdonar es lo que más me costó después de muchos años. Si vives odiando, al final eso es un veneno que se transmite a tu propia familia. El día que yo conseguí perdonar, me liberé de una pesada losa. Vivo más tranquilo desde entonces», dijo en 2015.

Dieciséis terroristas presos en las cárceles de Castilla y León

Las prisiones de Castilla y León albergan a 16 presos de la banda terrorista de ETA, de acuerdo con los datos que este mes de mayo ha hecho públicos Instituciones Penitenciarias. La cárcel con mayor número de miembros de ETAen sus celdas es Topas, en Salamanca, con 7. Hay dos en las prisiones de Valladolid, Burgos y Mansilla (León) y uno en Dueñas (Palencia), Soria y Brieva (Ávila). Aprincipios de mayo, el número de reclusos de ETAera 294. De ellos, 242 en cárceles españolas (nueve de ellos en las del País Vasco). Hay otros 51 integrantes de ETA en prisiones francesas y otro que cumple condena en Portugal.

Todas las víctimas mortales de ETA de Castilla y León entre los años 1980 y 1982

Sebastián Arroyo González: disparos cuando volvía a casa de trabajar. Guardia civil retirado, nacido en Sobradillo (Salamanca). Asesinado en Alsasua, donde llevaba treinta años viviendo.

9 de enero de 1980

Sebastián llevaba treinta años en Alsasua. Había sido guardia civil, pero se había retirado del cuerpo y desde hacía diez años trabajaba en la empresa Igartex, en Alsasua, un negocio dedicado a la fabricación de guantes del que Sebastián era encargado del personal femenino.

El 8 de enero de 1980, a las 19:30 horas, salió de la fábrica y se montó en su coche (un Seat 1430 matrícula de Navarra) para dirigirse a su domicilio. En el camino, otro coche lo adelantó y, al ponese a su altura, le dispararon. Los disparos le alcanzaron en tórax, hígado, manos y piernas. Sebastián perdió el control del coche, se salió de la carretera hasta llegar a un sembrado, cerca del parque de bomberos.

Los bomberos fueron los primeros en acercarse para auxiliar a Sebastián. Lo llevaron hasta el puesto sanitario de Alsasua, desde donde se le trasladó al hospital de Navarra. Le hicieron 24 transfusiones de sangre, pero no pudo sobrevivir. Perdió la vida al día siguiente, en torno a las 10:20 horas.

Sobradillo tiene una calle a nombre de Sebastián desde 2012. Su esposa, María, quien decidió abandonar el País Vasco, explicó entonces que jamás educó a sus hijos en el odio.

Luis Domínguez Jiménez: asesinado a las puertas del cementerio. Sepulturero en Bergara, como antes lo fue su suegro. Nacido en Cantaracillo (Salamanca). Casado y con cinco hijos.

25 de enero de 1980

Luis tenía 39 años y llevaba nueve trabajando como enterrador en Bergara. Había sustituido en el puesto a su suegro y tenían las dependencias de la funeraria al lado del cuartel de la Guardia Civil. Casado, tenía cinco hijos, entre los nueve y los veinte años. Estaba trabajando el día que lo assesinaron. Un comando de ETA, compuesto por tres personas, se acercó hasta el camposanto en un vehículo robado.

Cuentan las crónicas de la época que «le estaban esperando al lado de la puerta del cementerio. Le llamaron por su nombre. Él intentó meterse en unos jardines que hay al lado. Le pegaron un tiro en la rodilla». Cayó al suelo, le agarraron de los pelos y le volvieron a disparar. Recibió cuatro balazos: en la cabeza, la región precordial y dos veces en las piernas. Murió a las 19:45 horas en el hospital de Mondragón. Su viuda dijo después que el nieto y el sobrino de una vecina pasaron la información a los terroristas sobre la situación de su marido.

La Audiencia Nacional condenó a José Ramón Basauri y a Javier Antonio Oregui a 28 años de prisión como autores.

Alfredo Díez Marcos: ataque a la patrulla de una fábrica de armas. Guardia civil de Fermoselle. Casado y con un hijo de nueve meses. Asesinado en Ispáster (Vizcaya).

1 de febrero de 1980

Un comando terrorista tenía controlados los horarios de la fábrica de armas Esperanza y Cía, con sede en Markina (Vizcaya). La empresa solía acercarse a la playa de Laga para efectuar pruebas del material y siempre iba escoltada por dos Land Rover de la Guardia Civil. Los etarras comprobaron que ese 1 de febrero saldría la comitiva y se apostaron en un tramo lleno de curvas y, al borde, montes de espesa vegetación. Al paso de las patrullas, dispararon con fusiles de asalto y metralletas y lanzaron granadas de mano.

Victorino Villamor González: emboscada con fusiles de asalto y metralletas. Guardia civil de Quecedo de Valdivielso(Burgos). Soltero.Fue una de las víctimas del ataque de Ispáster (Vizcaya).

1 de febrero de 1980

Los terroristas del ataque de Ispáster arrojaron una granada en el interior del primer coche de la Guardia Civil para asegurarse de que mataban a todos sus ocupantes. Iban a hacer lo mismo con el segundo vehículo (tres agentes en su interior), pero la granada explotó antes de tiempo y causó graves heridas a dos de los terroristas: Gregorio Olabarria y Javier Gorrotxategi, que acabarían falleciendo. La Audiencia Nacional condenó a Jaime Rementeria a 19 años de reclusión menor y a Francisco Esquisabel por facilitar información.

Dámaso Sánchez Soto: Abocajarro frente a su mujer y una hija. Joyero de León. Asesinado en Durango (Vizcaya). Casado y con tres hijas, de 24, 21 y 16 años.

24 de marzo de 1980

Dámaso había terminado ya la jornada laboral y estaba a puntito de cerrar la joyería que tenía en la calle Santa María de Durango. Eran las ocho y media de la tarde. Estaba con su mujer y con una hija (tenía tres en total, de 24, 21 y 16 años). Iba a echar ya la verja del negocio cuando un taxi, un Seat 131 matrícula de Santander, se paró a las puertas de su joyería. Salieron dos personas encapuchadas (otra se quedó en el interior del vehículo) se acercaron a Dámaso e hicieron cinco disparos. Falleció en el acto.

La familia declaró que Dámaso Sánchez nunca había recibido amenazas por parte de la banda terrorista, que acusaba al joyero de ser confidente de la Policía.

Los terroristas habían cogido el taxi minutos antes, habían pedido al chófer que los llevara a Lemona y, por el camino, le obligaron a desviarse de la ruta, le bajaron del coche y lo ataron a un árbol. Después, los tres miembros de ETA pusieron rumbo a la joyería.

La Audiencia Nacional condenó a Juan José Larrinaga, Juan Antonio Urrutia y Fernando Iraculis a 25 años de reclusión mayor

Rufino Muñoz Alcalde: un tiro por la espalda en el autobús de línea. Guardia civil, nacido en Fresno del Río Tirón (Burgos). Tenía 40 años. Conoció a su mujer en el País Vasco. Tres hijos.

28 de abril de 1980

Era un autobús de línea que desde Irún circulaba hasta San Sebastián. Aquel 28 de abril de 1980, Rufino Muñoz, vestido de paisano, se subió al autobús, sobre las 14:00 horas, para ir a trabajar. No salió con vida. Una parada más allá, en Gaintxurisketa (una localidad a cinco kilómetros de Rentería) se subieron tres individuos. Apenas el conductor puso de nuevo el vehículo en marcha, uno de ellos se acercó por detrás al Guardia Civil y disparó una sola vez hasta que lo dejó herido.

En el mismo autobús viajaba Hipólito Rodríguez, un Policía Nacional, vestido de paisano, que junto con su esposa se había montado también en Irún para pasar la tarde en San Sebastián. Nada más escuchar el disparo, se levantó de su asiento y se lanzó contra el terrorista para quitarle la pistola. En el forcejeo, el arma se disparó y mató a Francisco Javier Aranceta, alias Lepo, integrante de ETA. Sus compañeros dispararon cuatro veces contra Hipólito y después, huyeron, dejando abandonado el cadáver del otro terrorista.

El conductor del autobús se acercó entonces hasta el puesto de Cruz Roja en Rentería.

Rufino tenía 40 años. Conoció a su mujer ya en el País Vasco, donde estuvo destinado en el Gobierno Militar de San Sebastián. Tuvo tres hijos.

Dionisio Villadangos Calvo: al terminar el turno de noche en el cuartel. Policía nacional con orígenes en Villazala (León). Sotero. 24 años. Llevaba solo ocho meses en el cuerpo, en San Sebastián.

15 de mayo de 1980

Tenía 24 años. Estaba soltero. Llevaba tan solo ocho meses en la Policía Nacional y estaba destinado en la oficina del DNI de San Sebastián. El 15 de mayo de 1980, a las 9:30 horas, Dionisio, junto con sus compañeros José Manuel Rodríguez (de Almería) y Jesús Holgado (de Málaga), salió para tomarse un café en el bar Majusi, situado a apenas unos metros del Gobierno Civil de Guipúzcoa en el que trabajaban. Acababan de terminar su turno de noche.

Iban de uniforme. Se pusieron en un extremo de la barra. Pidieron un café. Había una quincena de personas en el local. Entonces, entró un hombre y pidió una cerveza. El camarero se agachó a coger un vaso. Sonaron disparos en el local. Dionisio cayó al suelo. José Manuel intentó esconderse detrás de una caja de botellas y repeler el ataque, pero fue de nuevo disparado. José Manuel falleció en el acto. Los otros dos sufrieron heridas muy graves y fallecieron minutos después, Dionisio nada más llegar al hospital. Jesús, esa tarde, sobre las 18:00 horas. En el lugar del crimen se recogieron siete casquillos.

En la declaración posterior a la Policía, como recogía la prensa de la época, los clientes pensaron en un primer lugar que el autor de los disparos había sido el hombre que pidió la cerveza. Luego se supo que eran dos personas que huyeron en un coche que los esperaba a la puerta. Entre los clientes había un policía de paisano que avisó a comisaría para que acudieran compañeros de refuerzo.

Elio López Camarón: tres amigos castellanos tiroteados en Azcoitia. Tenía 60 años y era viudo. En Azcoitia lo llamaban 'El zamorano'. Nació en Castronuevo. Mecánico de profesión.

28 de junio de 1980

Eran tres emigrantes castellanos que se hicieron amigos en el País Vasco, en Azcoitia. El vallisoletano Julio Muñoz Grau, el zamorano Elio López Camarón, el palentino Justino Quindós. Los tres habían pasado juntos la tarde del sábado. Primero habían visto unos partidos de pelota. Después se tomaron unos vinos en el bar Alejandro. Salieron y caminaban ya por la calle Mayor, en animada tertulia, cuando un grupo de terroristas se acercó por la espalda y disparó quince veces contra ellos. Elio falleció en el acto.

Julio Muñoz Grau: volvían de ver un partido de pelota. Funcionario de origen vallisoletano, falleció junto a sus amigos Elio y Justino en un atentado en Azcoitia (Guipúzcoa).

28 de junio de 1980

Tenía 60 años. Estaba casado y con tres hijos. De profesión contable, era funcionario en el Ayuntamiento de Azcoitia. Cuando caminaba con sus amigos Elio y Justino por la calle Mayor de la localidad, recibió cuatro disparos. Falleció cuando lo llevaban camino del hos pital. Los cuatro terroristas (de los comandos autónomos anticapitalistas) habían acudido al lugar del crimen en un coche robado tres horas antes. La Audiencia Nacional condenó a Jesús María Larzábal y Juan Carlos Arruti a 25 años de reclusión mayor.

Justino Quindós López: ETA asesinó a su vecino dos meses antes. Guardia civil retirado. Había nacido en Ampudia (Palencia). Asesinado junto a Elio López y Julio Muñoz en Azcoitia.

28 de junio de 1980

Justino Quindós tenía sesenta años. Estaba casado, con dos hijos. Una de sus hijas había contraído matrimonio con el pelotari Andueza III. Los tres amigos asesinados venían precisamente esa tarde de ver un partido de pelota en el frontón. Era un guardia civil jubilado. Se había retirado del cuerpo hacía ya 24 años y trabajaba para la empresa Beltia. Vivía en el piso de encima de Ramón Baglietto, quien había sido también asesinado por ETA en un atentado terrorista dos meses antes. Juan Carlos Arruti' fue condenado a 81 años de reclusión.

Ramón Coto Abad: el jubilado que echaba una mano en el estanco. Jubilado. Las asociaciones de víctimas consignan su origen castellano y leonés, sin precisar provincia de nacimiento.

29 de septiembre de 1980

Ahora que ya estaba jubilado, Ramón Coto Abad tenía tiempo libre suficiente para alimentar las amistades, como la que mantenía con los dueños del estanco (también administración de loterías) situado en la calle Navarra de Bilbao. Solía ir allí todas la mañanas, de vez en cuando les ayudaba con algún recado (y así se gabana unas pesetas). Aquel 29 de septiembre, sobre las 13:30 horas, Ramón hacía tiempo para comer, sentado en un taburete detrás del mostrador del estanco, charlando con la propietaria y una empleada del estanco.

Fue entonces cuando terroristas del comando Orbaiceta perpetraron el asesinato. Uno de los terrorista se quedó en la puerta. El otro entró en el estanco, se acercó a Ramón y le disparó a bocajarro. Ramón, que estaba casado, falleció el 2 de octubre en el hospital, al no poder superar la gravedad de las heridas.

ETA justificó el asesinato de Ramón Coto acusando a la víctima de ser «guerrillero de Cristo Rey».

La Audiencia Nacional condenó a Sabino Onaindia como cómplice del asesinato y a Aitor Zumarraga como autor, a 28 años de prisión mayor. También fue condenado Vicente Antonio Sagredo.

Jesús Hernando Ortega: volvía de expedir DNI en la oficina de Durango. Policía nacional nacido en Burgos. Asesinado en Durango, donde acudió ese día para expedir documentos de identidad.

3 de octubre de 1980

El día 1 de cada mes, Durango recibía la visita de agentes de la Policía Nacional que se acercaban para expedir los documentos de identidad. Una oficina temporal que se establecía en el Ayuntamiento para obtener y renovar el DNI. Solían acercarse los policías Sergio Canal (de Orense) y José Antonio Merenciano (de Valencia). El 1 de octubre de 1980 debió de acudir más gente de la habitual, porque los agentes tuvieron que regresar dos días después para seguir atendiendo a los ciudadanos. Colocaron un cartel en el Consistorio para avisar de que volverían el día 3.

Y volvieron. Esta vez, acompañados por Jesús Hernando Ortega, un burgalés de 1936, casado y con un hijo de nueve años, que estaba destinado en el Batallón de Conductores de Bilbao y que ese día 3 se encargó de llevar hasta Durango el vehículo en el que se desplazaron Sergio y José Antonio. Como ya era la segunda jornada de ese mes, no tuvieron tanto jaleo como el día 1 y a las 13:20 horas ya estaban de regreso hacia Bilbao. Acababan de emprender el viaje cuando un semáforo se puso en rojo al final del puente de San Agustín.

En ese momento, cuatro terroristas (desde ambos flancos) dispararon varias ráfagas de metralleta, primero, para rematar después a las víctimas con sus pistolas. Después, los terroristas huyeron en un Seat 859 rojo robado, donde los esperaba una quinta persona.

Merenciano falleció en el acto. Hernando, mientras lo llevaban en ambulancia al hospital civil de Bilbao. Canal murió en el centro hospitalario, en la mesa de operaciones, sin que los médicos pudieran salvarlo la vida. El vehículo presentaba más de treinta impactos de bala (más en el lado izquierdo, el del conductor).

Lorenzo Motos Rodríguez: se negó a llevar escolta y protección. Teniente coronel de ingenieros, nacido en Valladolid. Casado con una navarra. Tenía siete hijos. El mayor, jugador de baloncesto.

13 de octubre de 1980

«Todos los días hacía el mismo recorrido y siempre iba solo», explicaban sus hijos a la prensa un día después del atentado. Lorenzo Motos, nacido en Valladolid en enero de 1919, se negaba por principio a llevar escolta y protección. ETA lo mató el 13 de octubre de 1980, mientras Lorenzo conducía su automóvil (un Seat 133) camino de su trabajo.

Había salido de su casa, en el barrio de Amara, en San Sebastián (ciudad en el que vivía dese 1965), para ir a trabajar, en el acuartelamiento de Loyola, donde estaba destinado en el patronato de huérfanos. En la plaza de Ávila tuvo que parar el coche por un semáforo en rojo. Allí lo esperaban tres terroristas, escondidos detrás de unos árboles, quienes aprovecharon que el coche estaba parado para acercarse y disparar tres veces contra el teniente coronel. Intentó agacharse sin éxito hacia el asiento del copiloto. Las heridas fueron tan graves (una en el pecho, en el cuello la peor) que murió poco después de llegar al hospital de Aránzazu. Iba de paisano, no acostumbraba a llevar el uniforme.

Lorenzo se casó con una mujer navarra, de Elizondo. Tenía siete hijos. El mayor, Lorenzo, era jugador de baloncesto.

La Audiencia Nacional condenó a Ignacio Esteban Erro, del comando Donosti, a 29 años de prisión mayor como autor del asesinato.

Modesto García Lorenzo: matanza en un bar de copas de Zarautz. Guardia civil nacido en Ribadelago (Zamora). 23 años. Soltero. Asesinado en un ataque a un bar de copas de Zarautz.

3 de noviembre de 1980

Fue una auténtica masacre la que cometió ETA en Zarautz la noche del 3 de noviembre de 1980. Mató a cuatro guardias civiles, entre ellos el zamorano Modesto García Lorenzo, y a un peluquero (Miguel Lasa). Los cinco se encontraban aquella noche, tomando unas copas, en el bar Aizea, situado en las afueras de Zarautz. Fuera de servicio. De paisano. ETA se había percatado de que era habitual la visita de guardias civiles a este local y decidieron acudir esa noche para matar al mayor número posible de agentes.

Tres terroristas con subfusiles automáticos entraron por la puerta trasera. Otros dos esperaban fuera para facilitar la huida. Efectuaron más de sesenta disparos, a juzgar por los casquillos hallados. Además de las cinco muertes, cuatro personas más resultaron heridas.

Modesto tenía 23 años. Estaba soltero.

La Audiencia Nacional contenó a Juan María Tapia a 50 años de prisión, y a José Javier Zabaleta a 30 años.

Vicente Zorita Alonso: lo secuestraron, mataron y abandonaron. Empleado de Altos Hornos, con treinta años de antigüedad, y militante de Alianza Popular. Leonés. Casado. Cuatro hijos.

14 de noviembre de 1980

A Vicente, sesenta años, militante de Alianza Popular, lo secuestraron en el portal de su casa el 14 de noviembre de 1980. Volvía de tomar unos vinos con los amigos. Eran cerca de las 22:00 horas. Una hora después, unos jóvenes hallaban su cuerpo sin vida abandonado en un camino del barrio de Cabieces, frente a la panadería 'La Santurzana', con los ojos tapados, un gorro de lana en la cabeza, el cuerpo lleno de disparos (seis). Otro más en la cabeza. La boca tapada con una bandera de España, como explicó después su viuda, Rosario. ETA llamó media hora después al periódico 'Egin' para asumir la autoría del crimen.

Vicente era empleado de Altos Hornos, con más de treinta años de antigüedad. Cuando ETA lo asesinó, estaba de baja temporal por enfermedad. Había ido de número tres por Alianza Popular en las últimas elecciones al Parlamento vasco por la provincia de Vizcaya. Tenía cuatro hijos.

Ramón Romeo Rotaeche: un tiro en la nuca al salir de misa en Begoña. Teniente coronel del Ejército. Nacido en Burgos. Casado, con seis hijos. Falleció dos días después de sufrir el atentado.

19 de marzo de 1981

Había recibido amenazas terroristas. Le habían ofrecido la oportunidad de cambiar de destino. Pero el teniente coronel Ramón Romeo decidió continuar su carrera militar en el País Vasco, donde había llegado, destinado en Bilbao, nada más salir de la academia con el grado de teniene de Artillería. Toda una vida en el País Vasco. Se casó. Tuvo seis hijos. Era jefe de reclutamiento del Gobierno Militar de Vizcaya.Trabajaba además como técnico de la construcción en Viviendas de Vizcaya. Ya había sufrido un atentado en 1978, del que salió ileso. En 1981, ETA lo mató. No quiso nunca llevar protección personal.

Vivía cerca de la basílica de Begoña y ese día fue a misa de 9:30 horas. Los terroristas lo estaban esperando. No está claro si también ellos estaban dentro del templo o si lo esperaban fuera. El caso es que, una vez terminada la ceremonia religiosa, un hombre (jersey azul claro y pantalón vaquero) y una mujer (melena morena), según los testigos, se acercaron a Ramón Romeo. El burgalés fue una de las primera personas en salir del templo, con un anorak azul marino y pantalón gris. Ella sacó una pistola. Disparó al teniente coronel un solo tiro en la nuca. Después, los dos huyeron a pie.

Una ambulancia de Cruz Roja llevó el cuerpo aún con vida de Ramón Romeo a la cercana clínica Virgen Blanco. Le operaron. Estuvo dos días en estado muy grave, entre la vida y la muerte, hasta que finalmente falleció el 21 de marzo.

Estaba casado, seis hijos.

La Audiencia Nacional condenó a José Antonio Borde y Enrique Letona por este asesinato.

Vicente Sánchez Vicente: acababa de dejar a su hija en el colegio. Policía nacional en Baracaldo. 32 años. De Fuente de San Esteban (Salamanca). Tenía dos hijas, de siete y cuatro años.

8 de abril de 1981

ETA lo estaba esperando a la puerta del colegio de su hija pequeña, Olga. Sabía que todos los días, después de comer, sobre las 15:00 horas, Vicente Sánchez cogía el coche (un Seat 127 de color rojo) para acercar a su hija al colegio Santa Teresa. Aquel 8 de abril de 1981 así lo hizo. Fue al centro escolar. Aparcó en la puerta. Entró con su hija al colegio. Después salió y, con la puerta abierta, medio cuerpo ya dentro del coche, recibió hasta once disparos (siete en la espalda, dos en el cuello, dos en la manos) de dos individuos encapuchados, que habían llegado a la zona en un Mercedes de color verde. La calle estaba llena de padres y madres que habían ido a acompañar a sus hijos. Muchos niños fueron testigos del crimen. El coche de la víctima, ya sin el freno de mano, cayó por el desnivel hasta chocar contra un Renault 4L.

Vicente Sánchez era un Policía Nacional de 32 años. Estaba casado. Tenía dos hijas, de siete y cuatro años. Llevaba ocho años viviendo en Vizcaya.

Esteban Álvarez Merayo: al volver de vigilar una concentración. Policía nacional, nacido en Albares de la Sierra (León). 33 años. Iba a casarse con una joven de Narón (La Coruña).

5 de junio de 1981

Tenía 33 años y planes de boda con una joven de Narón (La Coruña), provincia en la que estaba destinado como Policía Nacional. En junio de 1981, fue enviado, junto con otros compañeros de su destacamento en La Coruña, como refuerzo de forma temporal a Guipúzcoa. Allí ETA lo mató.

Fue el 5 de junio de 1981. Aquel día, había habido varios disturbios y manifestaciones en San Sebastián (las autoridades francesas debatían la extradición del etarra Tomás Linaza) y varias patrullas de la Policía Nacional acudieron a vigilar estas concentraciones. Una vez finalizado el dispositivo, sobre las 23:45 horas, las dotaciones emprendieron el regreso hacia el cuartel de Loyola. A pocos metros de su destino, miembros de ETA militar hicieron explotar una bomba (con diez kilos de metralla y goma 2) colocada en el lado derecho de la autovía. Alcanzó de lleno al vehículo en el que iba Esteban, en el asiento del copiloto. Otros cuatro agentes fueron heridos.

Luis de la Parra Urbaneja: salía del cine donde trabajaba como contable. Coronel mutilado de Infantería. Perdió el brazo izquierdo en la Guerra Civil. Nacido en Palencia. 63 años. Casado y dos hijos.

22 de junio de 1981

Luis perdió en 1938, con veinte años, el brazo izquierdo en la Guerra Civil. Era coronel de Infantería por el Cuerpo de Mutilados, pero desde que se instaló en Irún había encadenado diversos trabajos como civil. El último, en el que ya llevaba veinte años, era como contable en los cines Bidaosa, en Irún. ETA tenía controlados sus movimientos. Sabía que todos los días, sobre las 10:00 horas, salía de su casa (en la calle Navarra) y caminaba hasta López Irigoyen, donde estaban las oficinas del cine. Allí estaba hasta las 13:00 horas, aproximadamente, cuando volvía a casa para comer. Siempre a pie. Siempre por el mismo camino.

Aquel 22 de junio de 1981 los terroristas lo esperaron a la salida del trabajo. Se acercaron con un coche robado en San Sebastián. Le abordaron y le dispararon dos tiros, uno de ellos en la cabeza. La víctima llegó con vida a la residencia Nuestra Señora de Aránzazu. Estuvo dos días en coma. Falleció el 24 de junio.

Tenía 63 años, estaba casado y tenía dos hijos, de 38 y 35 años.

La Audiencia Nacional condenó a Jesús María Zabarte a 28 años de cárcel, a Ignacio Erro a 32 y a Luis María Lizarralde a 28.

Magín Fernández Ferrero: preparaba la prensa para abrir el quiosco. Teniente el Ejército, llevaba veinte años en Baracaldo. Habiá nacido en Villazala del Páramo(León). 44 años. Dos hijos.

5 de julio de 1981

Magín Fernández vivía desde hacía veinte años en Baracaldo. Había nacido en Villazala del Páramo (León), tenía 44 años, mujer, una hija de catorce años y un hijo de cuatro. Su esposa tenía un estanco donde también vendía prensa en la calle Gaudí. El 5 de julio de 1981, Magín se encargó de abrir el estanco. No eran siquiera las 9:00 horas y acababa de salir de casa, situada en la primera planta del mismo edificio. Estaba deshaciendo los fardos con los periódicos del día cuando vio un vehículo sospechoso.

Los terroristas se acercaron hasta el quiosco en un Seat 1430 robado. Magín entró corriendo en el local e intentó esconderse en la trastienda, pero los terroristas le dispararon por la espalda y, una vez ya en el suelo, un tiro más en la cabeza. La inspección posterior halló catorce casquillos de bala.

Joaquín Gorjón González: asesinado en una estación llena de gente. Guardia civil retirado. Nació en Vilvestre (Salamanca). El día anterior cumplió 59 años. Casado. Seis hijos.

10 de julio de 1981

Esperaba el tren en la estación de Basauri. Eran las 7:15 horas y el guardia civil (en el cuerpo desde 1945, destinado en Vizcaya en 1957, retirado desde 1972) esperaba en el andén la llegada de un tren para ir a Bilbao, donde trabajaba en una agencia de aduanas. Había cerca de cien personas en la estación. Entre ellas, sus asesinos. Uno de ellos se acercó a Joaquín, sacó una pistola y le pegó dos tiros (en la espalda y la parte posterior del cuello). El pistolero y dos compañeros huyeron a pie, para coger un coche que los esperaba a la salida.

Portada de El Norte de Castilla que informaba del asesinato en Vizcaya de Joaquín Gorjón.
Portada de El Norte de Castilla que informaba del asesinato en Vizcaya de Joaquín Gorjón. El Norte

Ovidio Ferreira Martín: dos disparos cuando repartía la prensa. Transportista. Las asociaciones de víctimas consignan su origen castellano y leonés, sin precisar provincia de nacimiento. 29 años.

10 de julio de 1981

Trabajaba en una empresa de transportes pero ese día estaba de descanso y ayudaba a su madre a repartir la prensa. Eran las 7:20 horas. Iba por la calle Barrena, en el casco viejo de Bilbao, cuando se vio envuelto en un fuego cruzado entre integrantes de ETA y la Policía. Los terroristas acababan de atentar contra Joaquín Gorjón en la estación de Basauri y la persecución policial los llevó hasta el casco viejo, donde los integrantes de ETA cogieron a dos transeúntes para utilizarlos como escudos humanos, como explican desde COVITE, asociación de víctimas. Durante el tiroteo, Ovidio recibió dos disparos (pierna derecha y la cara). Entró en coma. Murió el 14 de octubre.

Manuel Hernández Seisdedos: estaba junto a sus hijas en una armería. Comerciante. Tenía una armería en Getxo. Nacido en Salamanca. Ingresó en coma y falleció dos días después del atentado.

26 de noviembre de 1981

Eran las nueve y veinte de la mañana. Dos terrorista de ETA aparcaban un Citroën GS en la calle La Amistad 9 de Getxo, cerca de la armería M-2. Llamaron al timbre y abrió un niña. Era una de las dos hijas de Manuel Henrández Seisdedos (33 años), el propietario del local. Las pequeñas estaban con su padre, a puntito de ir al colegio. Uno de los terroristas (dos según las crónicas periodísticas del día siguiente) apartó a la niña, entró en el local y encañonó a Manuel, que se encontraba detrás del mostrador. Después, el asesino salió, se montó en el coche (robado una hora antes en Portugalete) y huyó junto a su compañero.

Una de las hijas de Manuel, de tan solo cinco años, salió corriendo de la tienda de su padre y pidió ayuda en un estanco cercano. Desde allí llamaron a la Policía. Llevaron a Manuel al hospital de Basurto. Ingresó en coma. Murió dos días más tarde.

La Audiencia Nacional condenó a Luis Alberto Pastor a 13 años de reclusión menor por ayudar a los asesinos a huir.

Agustín Martínez Pérez: masacre en un restaurante de Sestao. Inspector de Policía. Nacido en La Bañeza (León). Asesinado en Sestao (Vizcaya), donde llegó en 1978. 26 años. Soltero.

22 de marzo de 1982

Más de cien casquillos recogieron los investigadores en el Rancho Chileno, un restaurante de Sestao al que solían ir a comer varios inspectores del Cuerpo Superior de Policía. El comando Vizcaya de ETA pensó que era un lugar idóneo para un atentado. Veinte personas comían el 22 de marzo de 1982 en el restaurante cuando tres terroristas con metralletas entraron en el local. Eran las 15:15 horas. Se dirigieron a una de las mesas más cercanas al mostrador y dispararon contra cuatro inspectores de la Policía y una joven civil, que ya estaban tomando el café. La joven y uno de los policías fallecieron en el acto. Los otros tres resultaron heridos (uno de los cuales moriría más tarde). Uno de ellos, desde el suelo, respondió al ataque de los pistoleros e hirió a uno de los terroristas, que fue recogido por sus compañeros para huir del lugar del crimen.

Entre las víctimas mortales estaba Agustín Martínez Pérez, un joven de 26 años, soltero, nacido en La Bañeza y quien desde 1978 estaba destinado en la comisaría de Sestao.

La Audiencia Nacional condenó a Juan Carlos Echeandia por facilitar información y a Enrique Letona y Ángel Urra Hermosa como autores del atento, a 28 años de reclusión mayor por cada una de las tres víctimas mortales, además de 18 años por cada asesinato frustrado. También hubo condenas posteriores para Juan Ignacio Aldan (encubridor) y Miguel Arrieta Llopis (autor)

Daniel Henríquez García: disparado en el portal de su casa en Bilbao. Coronel del Ejército de Tierra. Nacido en León. 64 años.Casado y con tres hijos. Llevaba un año retirado.

3 de junio de 1982

Volvía a casa con dos periódicos, el 'Deia' y 'El Alcázar', que acababa de comprar en el quiosco. Estaban a punto de dar las ocho de la tarde y Daniel Henríquez intuía ya la promesa de un rato de lectura en el hogar. Tenía 64 años. Estaba casado. Tenía tres hijos. Llevaba un año retirado como coronel del Ejército de Tierra y disfrutaba de sus primeros meses sin trabajar. Conducía un Renault 12 matrícula de Bilbao. Llevaba zamarra, pantalón y chaleco. Aparcó. Cogió los periódicos. Se acercó a la puerta de su casa. ETA lo mató antes de que abriera el portal.

Cuatro miembros de ETA militar le dispararon desde un Seat 124. Murió en el acto.

ETA tenía a Daniel Henríquez en el punto de mira. Tres años antes había intentado secuestrarlo, pero una de sus hijas dio la voz de alarma y los terroristas tuvieron que huir. Las amenazas habían sido constantes. Durante una temporada, el coronel leonés tuvo escolta y vivió en unos edificios destinados a miembros del Ejército. Una vez retirado, regresó a su hogar, ya sin escolta.

Gregorio Hernández Corchete: fue al cuartel a renovar el permiso de armas. Calderero en una empresa de Tolosa. Nacido en Agallas (Salamanca). Tenía 27 años. Casado. Tres hijos (3, 2 y 1 año).

15 de octubre de 1982

A Gregorio le gustaba la caza. Tenía 27 años, mujer, tres hijos (de tres, dos, un año). Trabajaba como calderero en una empresa de Tolosa, hasta donde se desplazaba a diario desde Leiza. Y le gustaba la caza. El 15 de octubre por la tarde, en compañía de dos cuñados, se acercó hasta el puesto de la Guardia Civil de Leiza para renovar el permiso de armas. Cuando salía del cuartel, sobre las 20:00 horas, murió en un ataque terrorista.

Un grupo de pistoleros disparó contra la casa cuartel y lanzó una granada. Tres personas, entre ellos un sargento y un cabo del puesto, resultaron heridos graves. Gregorio falleció con disparos en la yugular y una pierna. Las instalaciones quedaron destrozadas por la explosión de la granada. Sobre todo la planta baja, donde vivian cinco familias, además de las oficinas de atención al público y el dormitorio de solteros.

La maestría de Gregorio en su labor era conocida en la comarca. El levantador de piedras Iñaki Perurena le encargó que le preparara una piedra cilíndrica, con las dimensiones y agarraderas por él deseadas. Tenía 228 kilos de peso y la utilizó en un acto de homenaje a Gregorio, que recaudó 150.000 pesetas para la viuda.

La Audiencia Nacional condenó a Juan María Tapia a 26 años de prisión mayor por asesinato y 20 años y un día por atentado.

Juan Manuel García Mencía: inspeccionaba un tren en la estación de Irún. Guardia Civil. Nacido en Gordaliza del Pino (León). Tenía 48 años, mujer y dos hijos. Murió asesinado en Irún.

29 de diciembre de 1982

Tenía 48 años, mujer, dos hijos y muchos amigos en la estación de Irún, pues había pertenecido a la brigada de ferrocarriles. El guardia civil Juan Manuel García y su compañero Manuel López (de Málaga) se encontraban aquella mañana de diciembre, a las 7:45 horas, inspeccionando un tren de mercancías que, después de haber cubierto los trámites aduaneros, se preparaba para salir hacia Hendaya desde la vía 6.

Los terroristas disparon a los guardias civiles parapetados en las escaleras del paso subterráneo que comunica todas las vías. Dispararon con fusiles. Juan García recibió tres disparos en la cabeza. Su compañero, en el pecho. Después, se recogieron 17 casquillos. Los terroristas aprovecharon el barullo de viajeros de la estación para escapar.

Mañana, biografía de todas las víctimas asesinadas por ETA en Castilla y León entre 1983 y julio de 1986, con testimonios de sus familiares.

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