El argumentario del PP contra Pedro Sánchez tiene dos caras diferenciadas. Por un lado, los asuntos relacionados con la corrupción. Los casos Koldo-Ábalos, David ... Sánchez y Begoña Gómez, su ex número 2, su hermano y su esposa. Causas abiertas cuyo desenlace aún tardará en resolverse. Por el otro lado, las carencias políticas de un proyecto en minoría. O que solo suma una mayoría cuando les interesa a sus socios, principalmente a Junts. Así, cada dirigente del PP que ha pasado por Castilla y León en los últimos meses, desde Esther Muñoz a Miguel Tellado, pasando por el propio Alberto Núñez Feijóo o Cuca Gamarra, han repetido ambas lecciones una y otra vez.
De este modo, Alfonso Fernández Mañueco ha escuchado de primera mano la crítica a Pedro Sánchez por no tener presupuestos, por no presentarlos en el Congreso como es su obligación, por verse sometido a las exigencias de otros partidos por su minoría parlamentaria… Un argumentario sólido si se expone en Andalucía pero que explota en las manos cuando se trae a Castilla y León. El PP suma aquí cinco prórrogas presupuestarias en los últimos seis años. Con dos socios distintos, Ciudadanos y Vox, y en minoría en el último ejercicio. Precisamente la salida de Vox del Gobierno ha provocado que en el último año, después de haber presentado públicamente el anteproyecto de presupuestos «más alto de la historia de la comunidad», ni siquiera se hayan llevado las cuentas a las Cortes de Castilla y León. Y eso a pesar de que el resto de grupos dieron el visto bueno al techo de gasto. También es verdad que, en el caso del PSOE y de Vox, fue el modo de presionar al PP para que presentara unas cuentas que no tenían visos de prosperar.
La minoría parlamentaria, 31 de 81 procuradores, también hace daño a la hora de proponer reformas legislativas o de oponerse a las presentadas por otros partidos. Y en esas condiciones resulta muy arriesgado pretender, por ejemplo, llevar una ley de acompañamiento de medidas tributarias, financieras y administrativas.
Antes del verano, tradicionalmente, se hace la primera 'carga' de los presupuestos autonómicos. Unas cuentas gruesas, por decirlo así, que después se pulen a medida que cada consejería expone sus necesidades prioritarias. Es el comienzo del proceso, que debe desembocar, según el Estatuto de Autonomía, en la presentación de los presupuestos autonómicos en las Cortes «antes del 15 de octubre de cada año». La sospecha de los grupos políticos del parlamento regional es que, de nuevo, no habrá presupuestos.
David Hierro, de Vox, ha marcado la línea de oposición en el hemiciclo poniendo el foco precisamente en esa vulnerabilidad. En su última intervención en la sesión de control al Ejecutivo, el portavoz de Vox recitó una serie de frases extraídas de dirigentes del PP sobre la falta de presupuestos nacionales. Una de ellas fue: «Renunciar a presentar presupuestos es renunciar a gobernar».
Esta carencia priva, además, al PP autonómico de una de las dos líneas de ataque al Gobierno de Pedro Sánchez. De este modo, Mañueco ha centrado su crítica al Ejecutivo central en las concesiones a los separatistas. Aunque ahí también hay un escollo importante. Cuca Gamarra criticaba dos semanas atrás que el presidente del Gobierno «huye» del Congreso porque «está en minoría y no puede legislar». Algo similar a lo que ocurre en las Cortes de Castilla y León. «Su partido ni siquiera se ha molestado a traer a este pleno la iniciativa legislativa que correspondía, la ley del ruido, como para traer un presupuesto», le afeaba Hierro el otro día. Los 31 procuradores del PP solo pueden alcanzar una mayoría absoluta con los votos de Vox. Y eso complica enormemente para los populares cualquier tramitación legislativa. Así que la ofensiva de Mañueco contra Sánchez se centra en las consecuencias, las cesiones a los socios y el agravio que representa para los castellanos y leoneses, pero no en las causas: la necesidad de los siete escaños de Junts, los cinco del PNV, los seis de Bildu o los cuatro de ERC.
«Nosotros no vamos a vender a los ciudadanos por siete votos», es la línea de defensa que ha esgrimido el portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, en alguna ocasión. Sin embargo, de todos los proyectos legislativos que se podrían impulsar en estos momentos, solo uno parece contar con el apoyo necesario, la ley de violencia de género. Ahí los populares cuentan con la baza de que el PSOE ha presentado su propio texto en el mismo sentido y Carlos Martínez, nuevo secretario general de los socialistas, ha ofrecido un acuerdo.
«Ustedes recuerdan a otros presidentes que han tenido España que cuando no han sido capaces de aprobar los presupuestos generales, han tenido que convocar elecciones», dijo Alberto Núñez Feijóo en Serrada el pasado 14 de marzo. Y Alfonso Fernández Mañueco habló de la necesidad, «en momentos de turbulencia», de políticos que aporten «estabilidad». Una palabra que ha convertido en su escudo para defenderse y, a la vez, atacar a un rival de espectro político, Vox, al que culpa de la falta de presupuestos y de apoyar la guerra comercial de Trump.
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