«Una clase de informática ya no basta, los niños han de aprender a programar»
Ana de la Cueva, secretaria de Estado de Economía, cree que «los cambios laborales deben nacer del diálogo entre empresarios y sindicatos para que sean duraderos»
. Ha desarrollado toda su carrera profesional en el Ministerio de Economía, donde ha ejercido casi todas las funciones. En su cometido actual como secretaria ... de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Ana de la Cueva Fernández (Madrid, 1966) se ocupa desde la orientación de la política económica al diseño de las pautas sectoriales, pasando por la gestión de la deuda pública y la política financiera. Hace unos días estuvo en Salamanca para mantener un encuentro con empresarios en la Cámara de Comercio.
-Ha venido para hablar de 'Los retos de la economía española' y a los internos por la factura de la crisis ahora se suman otros que llegan del exterior, ¿estamos ante una carrera de obstáculos?
-Creo que no. Tenemos un crecimiento sostenido, superior al de otros países de nuestro entorno, y estamos sustancialmente mejor que en etapas previas a otras crisis porque no estamos alimentando burbujas, no hay presiones inflacionistas, no generamos déficit y estamos reduciendo el endeudamiento. No tenemos factores que antes suponían un desequilibrio. Nuestros retos vienen del pasado y pasan por la reducción del déficit, también de las desigualdades que generó la crisis, y por decidir qué tipo de crecimiento queremos tener.
-¿Cuál es el más importante de los retos para este Gobierno?
-La sostenibilidad de las finanzas públicas, porque si no podemos financiarnos, no podremos abordar las políticas. Además, es un tema de justicia intergeneracional. No podemos dejar a quienes vienen detrás una carga como la que tenemos. La ratio deuda/PIB, cuyo objetivo era el 95,9% se ha situado en el 95,5% y en esta dirección tenemos que seguir.
-¿Y en cuanto al tejido empresarial, está también mejor preparado que antes de la crisis para el nuevo modelo económico?
-Creo que sí. En la parte de digitalización tenemos una posición mucho mejor, incluso que otros países. El ejercicio que estamos haciendo de la extensión de la red de infraestructuras digitales ha sido muy potente en los últimos años y nos permite ahora recoger frutos. También estamos mejor, incluso que hace dos años, en lo que se refiere a abordar la transición ecológica, ya que en la pasada legislatura se puso en marcha una estructura que tenemos ahora que desarrollar. Ahora es el momento de la transición digital de las pymes, de la transición a una economía sostenible y el reto demográfico. Tenemos que trabajar en esto y en lograr un mercado de trabajo más eficiente.
«La despoblación se frena con servicios públicos e infraestructuras y no con estímulos fiscales»
-El despido objetivo por bajas médicas reiteradas, erigido en ejemplo de los llamados 'aspectos más lesivos de la reforma laboral', ha sido derogado; ¿qué otros apartados van a corregir?
-Era lo más inmediato y en lo que había acuerdo absoluto entre sindicatos, representantes de empresas y Gobierno. El despido con causas médicas justificadas era una disfunción de nuestra regulación y su derogación no ha generado conflicto ninguno ni va a generar problemas. Luego hay otra serie de cuestiones que tenemos que ver cómo modificamos: son esas derivadas de la reforma en términos de mayor precariedad y temporalidad; hay ajustes que se deben hacer, pero de manera que no afecten a la flexibilidad ni a la creación de empleo. Queremos que se hagan en el marco del diálogo social porque las reformas que parten del acuerdo son sostenibles en el tiempo; si no, vamos a estar cambiando y descambiando reformas, algo que no parece muy razonable. A medio plazo abordaremos la robotización, las relaciones laborales y el mercado de trabajo del futuro, que no se parece mucho al que tenemos en el Estatuto de los Trabajadores. Necesitamos un estatuto del siglo XXI.
-Diálogo no es sinónimo de acuerdo… ¿Y si no lo hay?
-En anteriores reformas no hubo diálogo y así es más difícil encontrar el equilibrio. El diálogo social ha empezado con un acuerdo sobre el salario mínimo y esa es una buena noticia. Las empresas y los sindicatos también ven un activo en el diálogo y están dispuestos a llegar a acuerdos.
-El nuevo objetivo de déficit para las autonomías no ha gustado a la Junta de Castilla y León, que lo ve arriesgado en un contexto de incertidumbre, ¿tiene alguna sugerencia para la consejería?
-Nuestro objetivo como país debe ser reducir la ratio de deuda sobre el PIB y eso es un objetivo que concierne a todas las administraciones. No puede ser que la Administración del Estado haga un esfuerzo con una ejecución prudente y mesurada del presupuesto y que la gestión de las comunidades autónomas evite que ese esfuerzo dé sus frutos. Tenemos que avanzar conjuntamente.
«Es inaceptable que haya empresas que no encuentran los perfiles formativos que necesitan»
-Castilla y León espera como agua de mayo un nuevo modelo de financiación, ¿cabrían sendas de déficit o ratios de endeudamiento de varias velocidades?
-Habrá que abordar que no todas las situaciones y circunstancias son iguales. Una vez definido el modelo, la responsabilidad fiscal la tenemos que ejercer todos.
-La actual tasa de paro no es muy diferente de la que tenía España antes de la burbuja inmobiliaria. ¿Puede estar la creación de empleo llegando al final del camino?
-No podemos asumir eso. No podemos ver como normal una tasa de paro del 12% porque no es razonable. ¿Por qué tenemos una tasa estructural de paro más alta que los demás países? Tiene que ver con las reformas estructurales que hay que abordar. Una tiene que ver con cómo se forma a nuestros jóvenes y a nuestros trabajadores, La capacitación digital es fundamental y la formación debe orientarse a lo que necesitan las empresas. A menudo me encuentro con empresas que me dicen que necesitan trabajadores, pero en algunos sectores no encuentran personas formadas. Y, mientras, ofertamos títulos que ya no demanda el mercado. Es preciso reunir a las asociaciones empresariales con las instituciones educativas para abordar este asunto de forma conjunta y rápida. Los niños no pueden tener una asignatura de informática como hace 40 años, tienen que aprender a programar desde pequeños porque el mundo es distinto. Hay muchas oportunidades de futuro en la transición justa a una economía sostenible. Igual que la internacionalización ayudó a las empresas españolas en la crisis, ahora tenemos que aprovechar las oportunidades para crear empleo.
-Su puesto lleva el 'apellido' de Apoyo a la Empresa, ¿qué clase de apoyo piensa ofrecerle?
-Lo primero que necesitan las empresas es un marco económico estable. Lo peor que hay para el desarrollo de la actividad empresarial es la incertidumbre. La política económica debe ser clara, definida y sólida. Las empresas deben saber que hay un plan, un programa y un entorno estable. También tenemos que facilitar la capacidad de financiación. Muchos proyectos no se llevan a cabo por dificultades en este sentido. Hay que mejorarlo. Tenemos que hacer una ley de 'start-ups', que tienen unas necesidades que no están en la legislación actual. A las empresas hay que dejarles que trabajen y creen empleo. La Administración debe facilitar las cosas y no poner trabas.
«Las empresas deben aprovechar la transición ecológica como hicieron con la internacionalización»
-¿Cuál es su opinión sobre las bonificaciones a la contratación y la tarifa plana de los autónomos? ¿Son eficientes, o un apoyo envenenado?
-Hay circunstancias en las que se justifican determinadas ayudas. Lo que tenemos que ver es si con el tiempo siguen teniendo sentido. Muchas veces tuvieron efecto en un primer momento y luego dejan de tener un efecto diferencial pero siguen restando recursos al Estado. Hemos encargado a la AiRef una serie de evaluaciones de gasto porque no podemos hacer toda la consolidación fiscal a base de aumentar ingresos, sino que también tenemos que reducir el gasto. Para ello hay una parte de gestión contenida y otra que tiene que ver con revisar qué es eficiente y qué no. La Airef está analizando todas las bonificaciones fiscales para ver para qué sirvieron, qué coste han tenido para el Estado y si tiene sentido mantenerlas.
-A expensas de lo que diga, ¿hay alguna partida de gasto que crea que necesita una racionalización? ¿A qué partidas sociales ve más urgente dedicar fondos?
-En gasto social es importante tener en cuenta que la reducción de la desigualdad no es un gasto, sino una inversión que no tiene que ver solo con justicia social sino con crecimiento económico. No es sostenible un crecimiento basado en una economía cada vez más desigual. El relator de Naciones Unidas para la Pobreza nos ha dejado datos preocupantes que no podemos pasar por alto y requieren recursos.
-¿Es posible, o contempla el Gobierno, alguna suerte de discriminación fiscal positiva para ayudar a la 'España vaciada'? ¿Cree que alguna medida en este sentido puede ser útil?
-Las razones por las que una persona decide trabajar y vivir en un territorio no tienen que ver con estímulos fiscales o no es ese el grueso de la decisión. Tienen que ver con cómo puede desarrollar su vida, si tiene infraestructuras para poder tener una actividad profesional, unos servicios públicos adecuados, si se puede tener una vida razonable. Tenemos que aprovechar la red de infraestructuras digitales porque no es obligatorio trabajar en una gran ciudad para tener un desarrollo importante. Cada vez vemos más start-ups en lugares que no hubiéramos imaginado. Incorporar el reto demográfico a la vicepresidencia de transición ecológica es un activo, ya que los territorios que salen perjudicados por actuaciones inmediatas tienen que tener oportunidades para el futuro. Combinar ambos retos va a propiciar buenos proyectos.
-Usted ya estaba en el Ejecutivo anterior y ahora se mantiene en un Gobierno que ha llamado la atención por su abundancia de integrantes. Tantos departamentos y coordinaciones, ¿no dificultarán la acción?
-Hay una asignación de responsabilidades muy claras y concentradas. Tener un ministro de Seguridad Social permite que éste se pueda concentrar en sus temas; y si hablamos del juego, que estuviera en Hacienda, con todos los temas que tiene que abordar, provocaba que nunca acabase de estar en la agenda; y con un ministerio acotado y pequeño tendrá otro recorrido. Con una buena coordinación, y el Ministerio de Economía se va a dedicar a ello, los resultados serán positivos.
Una tasa que iguala a los gigantes de Internet con la tienda del barrio
Una 'tasa Google en diferido' como la aprobada puede parecer una especie de brindis al sol. De la Cueva no lo ve así y cree que lo óptimo sería que hubiera un acuerdo multilateral. «Pero no podemos retrasar las decisiones que afectan a las finanzas de nuestro país –advierte–. La tasa de servicios digitales pone a competir en igualdad de condiciones a empresas que venden sus servicios por Internet, con las que venden sus servicios físicos. No puede ser que las primeras no paguen impuestos y las segundas sí, y menos cuando vamos hacia un futuro digital. Lo razonable es que esa discusión se tenga en el ámbito internacional, la OCDE y la Unión Europea. Pero si las instituciones internacionales nos advierten de que tenemos un desajuste entre ingresos y gastos y que tenemos que hacer una fiscalidad más justa, es evidente que tenemos que trabajar en esa dirección.
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