Santa Teresa Gourmet, de una confitería de Ávila al resto del mundo
La empresa, reconocida como la Mejor Industria Agroalimentaria de Castilla y León, apuesta por los mercados internacionales
Pablo Garcinuño
Miércoles, 17 de febrero 2016, 19:06
Sus orígenes se remontan a 1860, a una pequeña confitería de la ciudad de Ávila llamada La Flor de Castilla. Por aquel entonces solo fabricaban las Yemas de Santa Teresa y presumían de hacerlo con la receta auténtica. Más de 150 años después, y haciendo gala de su propia historia, se han convertido en una empresa gourmet que exporta sus productos naturales (huevo hilado, membrillo, gazpacho, etc.) por todo el mundo, desde Japón a Estados Unidos.
Esta capacidad para «crecer y evolucionar» es lo que ha querido reconocer la Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía y Alimentación al elegir a Santa Teresa como la Mejor Industria Agroalimentaria de la región. «Es un orgullo que nos premien por conciliar nuestra historia centenaria con el hecho de ser una empresa con una gran imagen de marca y con productos de calidad», afirma Isabel López Resina, directora general de la compañía.
La empresa inició una nueva etapa hace un cuarto de siglo con la llegada de un propietario fuera del origen familiar, Julián Gil, que planteó una estrategia comercial más ambiciosa. En ese momento se adoptó el nombre de la mística abulense, «que tiene un reconocimiento de marca natural», afirma López Resina. Ella ocupa la dirección desde hace tres años y ha desempeñado, dede 1999, distintas funciones en la compañía. Abogada de formación aunque ha realizado varios máster en marketing y dirección de empresa-, destaca la evolución que ha tenido el logotipo para lucir una estética actual. Un ejemplo más de adaptación.
De Ávila al mundo
Desde hace dos años, la compañía viene apostando claramente por la internacionalización. Por motivos de proximidad, los países europeos principalmente Alemania- son mercados preferentes, pero han encontrado una gran respuesta en Japón, donde, según afirma la directora general, «se valora mucho la filosofía de trabajo de Santa Teresa: el producto natural si ningún topo de aditivo». También tienen una gran acogida en Estados Unidos.
Todo ello sin olvidar su carácter abulense. Siguen manteniendo la tienda original, en la plaza José Tome, y el año pasado ampliaron el local que tienen en la plaza del Mercado Grande. «Las dos se han visto muy beneficiadas por el Centenario» del nacimiento de Santa Teresa de Jesús que se celebró en 2015, aumentando su facturación en un 30% sobre todo en primavera y otoño-. Además, cuentan con una fábrica en el polígono industrial de Las Hervencias, a las afueras de la ciudad, donde elaboran el membrillo y el huevo hilado, que suponen más del 50% de la facturación total. Otros productos se confeccionan en Cordoba y Murcia por requisitos del envasado en brick.
«No queremos deslocalizarnos porque para nosotros es importantísima la cultura de empresa», afirma Isabel López. Aún así, reconoce ciertas dificultades que tienen que afrontar por permanecer vinculados a su tierra de origen. «La primera de ellas, la logística», añade refiriéndose al peaje con Madrid, el cual aumenta los costes de producción. Otro problema es encontrar en Ávila trabajadores que se adapten a ciertos perfiles muy especializados.
En cifras
Santa Teresa Gourmet cuenta con una plantilla estable de 70 personas que puede llegar a los 120 en momentos de máxima actividad, como Navidad. Un 70% son mujeres y la media de edad es de 34 años. Además de las tiendas de Ávila, cuentan desde hace años con un establecimiento en Aravaca, acaban de abrir otro en Majadahonda y están a punto de poner en marcha un nuevo punto de venta en el centro de Madrid. De hecho, uno de sus retos a corto plazo se centra en desarrollar su proyecto de franquicias.
Los datos de 2015 son esperanzadores, ya que las ventas aumentaron un 20%. La compañía alcanzó una facturación de 9.950.000 euros e incrementó en un 7% su beneficio, el doble del obtenido el año anterior. Han multiplicado por dos su potencial internacional y el objetivo para el ejercicio en curso es volver a duplicar los resultados en este apartado. «Además, hemos lanzado una campaña de gazpacho que nos ha posicionado como el tercer operador dentro de las marcas privadas», afirma la directora general. En este sentido, aspiran a consolidar uno de sus productos más novedosos, el gazpacho de arándanos, el primero a nivel nacional que incorpora una fruta. Y lanzar su oferta de hojaldres congelados y en raciones para dos personas que ya comercializa Hipercor.
El membrillo, el huevo hilado y el gazpacho suponen la mayor parte de su facturación. No hay que olvidar la línea de dulces, aunque su producto estrella en este apartado, las yemas, está «muy asociados al turismo de la ciudad de Ávila», señala López Resina. «Todo se produce de una manera muy cuidada, seleccionando materias primas y sin ningún tipo de aditivos ni concentrados».
¿Cómo consiguen, entonces, productos que puedan comercializarse durante el tiempo necesario? «Siempre recurrimos a técnicas de envasados que nos permitan caducidades razonables sin recurrir a aditivos». Vacío por depresión en el caso del membrillo, atmósfera protectora para el huevo hilado o brick aséptico en gazpachos y salsas. «Mantenemos las recetas tradicionales y las formas de hacer una industria pequeña, a la vez que utilizamos las últimas tecnologías de envasado», dice la directora general de una compañía empeñada en mezclar innovación e historia.