Las explosiones de gas más graves en Valladolid
Los accidentes con víctimas mortales se remontan a casi una década
J. M. López
Jueves, 10 de abril 2014, 02:33
Los casos más graves de explosiones de gas registrados en Valladolid se remontan a casi veinte años atrás. El 14 de septiembre de 1997 una explosión de gas propano mató a un niño de once años y causó heridas a dos personas, incluida la madre del pequeño, en un chalet de la urbanización El Pichón, en la localidad vallisoletana de Simancas. La vivienda sufrió importantes daños materiales y más de un centenar de vecinos estuvieron sin calefacción aquel invierno.
El 10 de febrero de 1998, un joven de 27 años y una vecina del piso inferior, de 47, murieron en una explosión registrada en la calle Cardenal Cisneros, en La Rondilla. Al parecer, la explosión fue provocada deliberadamente por el joven, y fundió la estructura interior de las cuatro plantas del inmueble, situado en el número 1 de la calle. Los cascotes cayeron sobre dos trabajadores que se encontraban en una tienda de la planta baja, que resultaron heridos. El edificio tuvo que ser derruido y hubo medio centenar de afectados que se quedaron sin vivienda.
Ocho días después, en ese mismo mes trágico de febrero de 1998, un anciano murió carbonizado por una explosión de gas butano ocurrida sobre las 6:45 de la mañana del día 18 en una vivienda de la calle Pedro Mazuecos, en el Cuatro de Marzo. La deflagración destruyó la casa, que comenzó a arder. Las llamas alcanzaron los dos pisos superiores y un bajo. La esposa del fallecido y su hija también resultaron heridas. Una treintena de vecinos tuvieron que reventar la entrada al portal, que había quedadon bloqueada por la explosión, o salir del edificio a través de una ventana sin rejas del bajo.
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