Comida casera a precio de estudiante

Hay que tener una clara visión de la realidad para saber situarse y tomar posiciones. Y Fernando Álvarez la tiene. Desde hace años, está al frente del Colegio Mayor Felipe II, situado en pleno centro histórico de la capital, junto a la hermosa iglesia de San Pablo, a la espalda del colegio San Gregorio, sede del conocido como Museo Nacional de Escultura. Ahora, ha decidido hacerse cargo también del Comedor Universitario Alfonso VIII, cerrado desde hacía seis meses y que ha reabierto el 7 de enero.

Un servicio más necesario que nunca en estos momentos, cuando a los estudiantes no les da para muchas fruslerías. Ya se habían encarecido bastante las matrículas en los últimos años, como para tener que soportar además el recorte en las becas. El Comedor Universitario Alfonso VIII ofrece menús a 5,50 euros. La comida es casera y se elabora a medida que llegan los clientes y se vacían las fuentes.

El comedor está abierto a todos los públicos, de manera que no son solo los alumnos de la Universidad de Valladolid los que se pueden beneficiar. Muchos jubilados de la zona que comían en solitario en casa han encontrado aquí una nueva familia. Además, se propicia una beneficiosa relación intergeneracional, entre los mayores y los más jóvenes. «Se ha convertido en un punto de encuentro para muchas personas», asegura el emprendedor.

En su día, Fernando Álvarez fue profesor en el desaparecido Colegio El Salvador, se doctoró en Historia Medieval y durante veinte años ha ejercido el periodismo y ha llevado los gabinetes de prensa del Teatro Calderón y de la Concejalía de Cultura, antes de enredarse en el mundo de la hostelería, con un restaurante rural en la localidad palentina de Villarramiel.

Ahora, ha puesto en marcha la empresa EuroCatering Eventos y Restauración Colectiva, desde la que atiende como gerente el reabierto Comedor Universitario Alfonso VIII. «Ya estamos en marcha y cada día el comedor recibe a más gente, pero hemos tenido que sortear muchas dificultades», asegura, antes de explicar que en septiembre de 2013 se firmó el contrato con la Universidad de Valladolid, pero hasta enero de este año no han podido abrir las puertas del comedor universitario.

Pasta, platos de cuchara, guisos, pescados al horno, paellas mixtas y un largo etcétera en el que se incluyen los postres caseros. Además, hay un menú bajo en calorías (hipocalórico). El día que pasamos por allí, se podía elegir de primero entre sopa castellana y arroz tres delicias y, de segundo, filetes empanados con patatas y pimientos del piquillo o tortilla de patata. El precio incluye el pan, el postre y agua mineral. Con la remodelación, se ha dejado a la entrada un agradable espacio con sofás blancos para tomarse un café o una infusión después de comer, también a buen precio (0,80), y una gran barra, en la que se pueden tomar tostas y montaditos.

Fernando Álvarez y la Universidad de Valladolid (UVA) han reformado y lavado la cara de este comedor con una inversión de 80.000 euros, compartida al 50% entre el empresario y la institución académica. Se trata del único comedor universitario de la ciudad, ya que las facultades tienen solo cafeterías.

Seis empleos

Además del puesto del gerente, seis personas trabajan a diario en el comedor universitario: dos en cocinas, otras dos en la línea de autoservicio de comidas, una en la caja y otra en la oficina.

El comedor tiene capacidad para 400 comensales. Aunque por el momento recibe una media diaria de cien personas a la hora de comer, tiene pinta de que los clientes van a ir a más. También cuenta con un comedor apartado que sirve para celebraciones, siempre que se reserve antes, por ejemplo para una comida de profesores o para invitar a un cumpleaños. De lunes a sábado, abre para las comidas de 13:00 a 16:00 horas, y hasta el viernes, también para las cenas de 20:15 a 23:30 horas. La jornada del sábado comienza más pronto, a las 9:00 horas, para poner desayunos. El local está preparado para ver la Champions League, esas tardes de fútbol.