Borrar
Empleados y clientes del Mesón Don Enrique, muestran el número 62.246. / RICARDO OTAZO.
LOTERÍA DE NAVIDAD

La cadena de la fortuna del Gordo de Navidad

Manuel, un jubilado salmantino que vive en Parquesol, repartió dieciséis décimos del 62.246 que compró en Mondragón, y que han dejado 6,4 millones en la capital

JORGE MORENO

Martes, 24 de diciembre 2013, 11:04

Quiere seguir siendo una persona incógnita a la que nadie señale como el jubilado de 66 años que trajo a Valladolid 6,4 millones de euros del Gordo de Navidad. Manuel accede a conversar por teléfono, pero no quiere fotos, ni siquiera con los camareros del bar Thais de Parquesol, donde ayer al mediodía se celebraba por lo alto los cuatro décimos del primer premio de la lotería de Navidad.

El 62.246, vendido en Leganés (Madrid), Bailén (Jaén), o Quintanar de la Orden (Toledo), también llegó a Valladolid desde la localidad guipuzcoana de Mondragón.

En total, Manuel trajo 16 décimos doce de los cuales entregó a los trabajadores del Mesón Don Enrique, situado en la calle Paraíso 9. En este local de la Antigua corría ayer el vino, el cava y la cerveza por los 4.800.000 de euros que entraron tres días antes de que se sortease el Gordo.

Manuel explicó ayer que adquirió un total de 20 décimos del número en Mondragón de dos veces, y conforme los iba trayendo se los entregaba a los conocidos cambiando boleto por boleto, o por dinero.

Doce en el Don Enrique y cuatro en la cafetería de Parquesol. Antonio, dueño del Thais, donde cada año se tienta también a la fortuna en Semana Santa con el juego de las chapas, fue uno de los agraciados.

«Nos ha tocado porque Manuel nos los trajo a unos cuantos y nada más», dice Antonio. ¡Y nada menos que 400.000 euros por cabeza!

Pero en la cadena de la fortun Manuel no podía dejar en el olvido a su localidad natal, Valdecarros, un pequeño municipio de apenas 450 habitantes cercano a Alba de Tormes, que lleva en su escudo los carros de animales que tradicionalmente se utilizaban en la comarca.

«Allí les vendí otros cuatro décimos a unos amigos», explica este autónomo «de toda la vida», que recientemente se ha jubilado en el País Vasco para regresar a la Castilla que dejó siendo adolescente.

«Soy el mayor de diez hermanos y el pionero en irme, con 13 años, de Salamanca. Por la crisis, tuvimos que dejar de construir los carros de madera que hacia mi padre, carpintero, y que fueron sustituidos por remolques y tractores. Poco a poco, fueron viniendo todos los demás, mientras yo trabajaba de hostelero y vendedor de vinos», explica Manuel, al que se le conoce en la cuna de Eroski por ser el dueño del Mesón Manolo. «Allí me conocen hasta las ratas», ironiza, contento de haber traído la ventura a su tierra.

El local donde trabajaba también su mujer, natural de Villanubla, lo vendió hace poco para jubilarse, y venirse a vivir a la capital vallisoletana. «Teníamos intención de regresar a nuestra Castilla desde siempre, y por eso mi hija se vino un poco antes a estudiar aquí», explica.

Y en esas idas y venidas, cada año traía la lotería, uno de cuyos números ha dado en la diana este 2013. «Al Don Enrique llevaba 25 años trayéndoles. Y a los de la cafetería Thais, como he hecho gran amistad con ellos, les ofrecí también», dice.

Desgracia y suerte

Manuel reconoce que le gusta jugar, pero del 62.246 que compró en la administración número 2 de Mondragón apenas apostó los 20 euros que cuesta el décimo. No especula sobre cómo ha llegado a repartir esta pequeña fortuna entre una veintena de familias de la capital vallisoletana y Salamanca, pero en su mente está lo sucedido con el cierre de la fábrica de electrodomésticos Fagor, y las decenas de familias en la calle. ¿Desgracia llama a suerte?

«Somos una familia muy unida aunque ahora casi todos están afectados por la crisis, puesto que son autónomos. En Fagor tengo un cuñado que se ha quedado sin trabajo y la vida en Mondragón es cara».

Pese a que cada jugador de un décimo ha ganado 400.000 euros, solo recibirá 320.000 por la retención del 20% que ha comenzado a aplicar este año la Hacienda de Montoro.

¿Ha llevado ya su décimo al banco? «Sí. De momento no estaba el director y se lo dí a un conocido. Le dije: toma que ya hablaremos».

Al terminar le insistimos en poner cara a quien tanta dicha trajo, pero otra vez rehusa. «Si no te importa prefiero que no. Quiero ser anónimo todo lo que pueda. Por vosotros lo haría, pero como pasan tantas cosas en la vida lo mismo se creen, qué sé yo...», concluye este jubilado, que oyó cantar el Gordo mientras limpiaba la alfombra con su mujer en su piso de Parquesol.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla La cadena de la fortuna del Gordo de Navidad

La cadena de la fortuna del Gordo de Navidad