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A. B.
Lunes, 7 de octubre 2013, 19:09
Como en una relación inversamente proporcional, cuanto más aumentan los usuarios que recurren al pago con tarjeta en compras o consumiciones cada vez más pequeñas en busca de comodidad, o de diferir sus pagos al mes siguiente; menos les gusta la costumbre a hosteleros y comerciantes. Asfixiados por las devastadoras consecuencias de la crisis económica en sus negocios, los más pequeños antes y cada vez más ahora, optan por exigir un gasto mínimo para pagar con tarjeta o incentivan con descuentos el abono en metálico para evitar las comisiones e, incluso, el coste de la llamada del datáfono.
Las asociaciones profesionales de comercio, servicios y hostelería de Valladolid reconocen sin excepción que el cobro con tarjeta es un servicio ineludible del que no pueden prescindir, y menos en los tiempos que corren. Pero a esa prestación se le empieza a poner límites. Lo más habitual es que se establezca un desembolso mínimo para el cobro por tarjeta (10 euros en el caso de algunos supermercados, o 20/30 en el de restaurantes), aunque también hay pequeños comercios (ultramarinos, droguerías o papelerías de barrio); de servicios (peluquerías) o bares, que han acabado por renunciar al datáfono. Frente a ellos, colectivos como el de los taxistas, que prefieren sumarse al plástico a perder un solo cliente.
«La causa de la eliminación de este servicio, siempre en establecimientos muy pequeños, se debe a la imposición de algunas entidades financieras de un pago o canon por el datáfono, algo que lo convierte en un coste fijo para las pequeñas tiendas. La comisión por el pago con tarjetas de crédito en las tiendas sigue siendo alta explica el secretario general de la Asociación Vallisoletana de Comerciantes, Avadeco, Luis del Hoyo aunque desde las organizaciones hemos conseguido mejorar las condiciones. Ahora, la media está en torno a un 0,75% dependiendo de la vinculación con al entidad financiera».
En un sentido similar se manifiestan desde la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid, Fecosva, quienes advierten que solo han guardado el datáfono en el cajón los negocios muy pequeños, tanto de alimentación como de servicios. Sí reconocen las exigencias de consumos mínimos para el pago con tarjeta en hostelería y, en otros sectores, rebajas o compensaciones 'en especie' si se opta por el efectivo. «Te regalo unas salchichas o te hago una rebajilla», reproduce gráficamente la gerente, Milagros Aguado, quien añade que Fecosva también mantiene un acuerdo con Caja España-Duero para que las comisiones y las tarifas planas impuestas a sus asociados sean mínimas.
Por su parte, desde la Asociación de Empresarios de Hostelería de Valladolid, subrayan que la supresión del datáfono en la provincia ha sido puntual, «quizás en algún establecimiento de copas o en algunos bares», pero que sí hay restaurantes que reclaman un consumo mínimo, «porque está siendo habitual que se quiera pagar con tarjeta una consumición de seis euros».
Este es el caso de, por ejemplo, La Taberna del Herrero, en la calle Calixto Fernández de la Torre, un establecimiento que desde hace seis meses solo admite pago con tarjeta en consumiciones de más de 15 euros. «No perjudicamos a nadie, porque en nuestra zona hay cajeros en cada esquina», explica el encargado, José Luis Salgado, quien añade que la medida no se dirige a los usuarios del restaurante, sino a los que entregan la tarjeta para pagar un botellín de agua y una tapa. «No es solo por las comisiones, que también añade, es por la lentitud. No es lo mismo pagar electrónicamente una lavadora que una consumición en una barra, porque cuando el datáfono se pone pesado el proceso es lentísimo».
Crisis, pero menos
Los datos nacionales apuntan que la utilización de las tarjetas de débito o de crédito para pagar en los comercios y restaurantes no ha sufrido con la crisis en una medida equiparable a lo que ha sucedido, por ejemplo, con el consumo de los hogares. De hecho, en los últimos años se ha estrechado la distancia que hay entre las retiradas de dinero en efectivo en los cajeros automáticos y los importes abonados en terminales de punto de venta (TPV).
El año pasado, los clientes bancarios sacaron 110.570 millones de euros de los cajeros de España, el 2,64% menos que el año anterior y una cifra que casi supone regresar a los niveles de 2006. Los datos reflejan un retroceso bastante más suave en el volumen de compras con tarjetas. Sumaron un valor total de 97.385 millones, el 0,90% que en el año anterior, cuando se alcanzó el récord histórico de 98.267 millones, según los datos publicados por el Banco de España.
El número de operaciones, por su lado, no ha dejado nunca de crecer. En el año 2000 se abonaron en España algo más de mil millones de compras con dinero electrónico y en 2006 se pagaron 1.571 millones de transacciones. El año pasado, el número de veces que los clientes echaron mano de una tarjeta para pagar una compra fue de 2.251 millones.
Dado que crece con más fuerza el número de operaciones con TPV (el 127% de 2002 a 2013) que el volumen de importes abonados en esas transacciones electrónicas (el 108% en el mismo periodo), la conclusión es que cada vez se recurre a las tarjetas para pagar compras más pequeñas. No hay que olvidar que, como recuerdan los representantes de las asociaciones profesionales vallisoletanas, hay muchos clientes achuchados por el fantasma del fin de mes que recurren cada vez más a la financiación de sus compras, es decir, al pago de las mismas con tarjetas de crédito.
Terminales y tasas
En la actualidad, el parque de terminales de punto de venta asciende en España a 1,55 millones. El año pasado cerró con 1,50 millones y un retroceso del 2,35%, la caída más acusada de la serie histórica. Detrás de esta tasa se esconden tanto los establecimientos que han cerrado como los que han renunciado al TPV, de los que no hay datos desagregados. En el primer semestre de 2013 la implantación ha repuntado casi el 1%.
En cuanto a las tarjetas en circulación, su número agregado fue de 68,80 millones al cierre de 2012 (el 0,25% menos que un año antes). Seis de cada diez son de crédito y el resto, de débito. En lo que va de 2013 la tendencia sigue a la baja.
La tasa que abonan los comerciantes, gasolineros y hosteleros a los bancos en concepto de los pagos con tarjeta difieren si se trata de una u otra red (Servired, 4B, Euro 6000) y dependiendo de tramo de facturación del establecimiento. «El problema es que algunos bancos fijan un cuota mensual y un mantenimiento del TPV, también está el coste de la llamada y por último la comisión que en alguna pequeñas tiendas puede superar el 1,20%. Los comercios que tienen el margen muy ajustado concreta Del Hoyo tienen mas dificultades, por ejemplo pequeñas tiendas de alimentación, mientras en tiendas de moda, calzado, deporte, muebles, electrodomésticos es un servicio imprescindible».
La UE regula las comisiones
El Gobierno anunció en septiembre que estudia aplicar de forma anticipada el reglamento comunitario que limitará las tasas de intercambio aplicables a las operaciones de pago con tarjeta, con el objetivo de reducir cuanto antes las comisiones que se pagan en España. «Hemos trasladado a las comunidades que el Gobierno actuará a toda velocidad para aplicar el contenido del reglamento lo antes posible. Se está valorando incluso la posibilidad de aplicarlo de forma autónoma en España antes de que entre en vigor», dijo el día 17 el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, tras participar en una conferencia sectorial.
Esto significaría reducir «muy sustancialmente» las comisiones que se pagan en España por pagar con tarjeta de débito o crédito y que superan a las de otros países de la UE. El reglamento comunitario establecerá comisiones del 0,2% para los pagos con tarjetas de débito y del 0,3% para los efectuados con tarjeta de débito, lo que en el caso de España, donde estas tasas llegn hasta el 0,79%, implicará rebajas de entre el 60% y el 70%
Esto «repercutirá de forma muy positiva en el comercio», dijo Legaz, pues reducirá las cantidades que dejan de ingresar los comerciantes, que en muchos casos no admiten el pago con tarjeta a no ser que se superen determinados importes. El Gobierno tomará una decisión definitiva, una vez conocidas las alegaciones presentadas al reglamento. Las medidas europeas introducen límites máximos para las tasas de intercambio y prohibirá la aplicación de recargos por el uso de tarjetas, lo que se prevé sirva para reducir los costes soportados por minoristas y consumidores y ayudar a crear un mercado de pagos a escala de la UE.
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