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J. SANZ
Lunes, 25 de enero 2010, 14:34
Los vecinos asentados en la cuesta de Las Flores, entre el camino del Hornillos y la parte alta del barrio, llevaban casi medio siglo esperando la llegada del asfalto y de un alumbrado público en condiciones. Los fondos provenientes del Plan E obraron el milagro y, gracias a una inversión que en su conjunto supera los dos millones de euros, las calles del entorno están ya listas para su estreno.
La urbanización de las vías adyacentes ha dignificado un núcleo urbano cuyos residentes llevaban décadas pidiéndolo a gritos. Las obras están finalizadas a falta sólo de pintar las marcas viales en algunas calles después de diez meses de trabajos, ocho más de los previstos, que llevaron no sólo el asfalto a todas las calles de tierra que aún dominaban la ladera sur del barrio sino también un llamativo mobiliario urbano, entre el que destaca el color azul y amarillo de las farolas.
Todo un paso adelante para un asentamiento que nació en los albores de la década de los sesenta y que fue creciendo, en ocasiones sin seguir un mínimo planeamiento, pero en el que viven en la actualidad más de 250 vecinos en la cuesta y algunos más en la nueva urbanización de la Silleta, donde desemboca el también remozado camino de Hornillos. Esta última arteria del barrio puede presumir ahora de aceras -los pasos peatonales eran de tierra hasta hace menos de un año-; un vallado, no menos llamativo que las farolas, que la separa del carril bici y del Canal del Duero, y una calzada digna aunque un tanto estrecha para dar servicio tanto a los vecinos de la ladera como a los residentes en los bloques del final.
Cerrado al público
Los trabajos, realizados por la empresa Aldesa por un importe de 1.568.495 euros, se centraron en esta calle principal, con acceso directo desde la Ronda Este, y en todas sus vías perpendiculares que recorren la ladera. Una de ellas, la calle La Flor, donde viven hacinadas más de trescientas personas, tiene por fin una salida para permitir la circulación de vehículos y, de paso, desterrar la imagen de la ropa tendida en su parte superior que caracterizaba al hasta ahora callejón.
También están finalizadas después de más de año y medio de problemas las obras de construcción del parque del antiguo campo de fútbol y su conexión peatonal hacia la mencionada calle La Flor. El área verde continúa, sin embargo, vallado y cerrado por completo al público a la espera de su inauguración oficial. Las vallas, eso sí, les sirven estos días a los vecinos como improvisados tendederos de ropa.
El nuevo parque, presupuestado en casi medio millón de euros -en este caso al margen del Plan E-, arrastra un retraso de casi un año debido a los contratiempos surgidos a la hora de demoler las viviendas y las cuadras de caballos construidas ilegalmente sobre la actual zona peatonal entre el parque y la calle. Las máquinas derribaron por fin las edificaciones a mediados de noviembre y a este tramo sólo le falta que crezca el césped plantado.
El asfalto y el nuevo mobiliario urbano también alcanza al resto de calles, como Geranio, Petunia o Gardenia, entre otras, las mismas que vieron la llegada de las acometidas de aguas residuales y alcantarillado hace tan sólo dos años y medio.
Los vecinos, además, continúan reclamando la puesta en marcha del ambulatorio construido hace dos años y que sigue sin ponerse en marcha en la calle Flor, pendiente también de un plan de realojo para algunos de sus muchos habitantes.
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