Michael Schumacher se pone en forma con un GP2 en Jerez
BORJA FERNÁNDEZ
Miércoles, 13 de enero 2010, 01:56
Jerez. 7.30 de la mañana. La gélida mañana en Jerez aún no ha recibido la visita del sol, pero en las afueras del hotel Montecastillo se encuentran tres guardias de seguridad. Como una bala, y haciendo prolongación en tierra de su pericia en la pista, un rejuvenecido Michael Schumacher hace su aparición. O tiene prisas por empezar con la jornada de trabajo o no le hace gracia la estancia en la entrada del hotel de algunos cámaras que buscan la instantánea del día. Parece lo primero, ya que en la cabeza del siete veces campeón mundial de Fórmula 1 sólo hay una cosa: competir.
Dos años después el piloto alemán regresaba a Jerez, en el trazado donde derrotó con mucha polémica a Villeneuve en 1997 y donde comenzó a fraguarse el mito. Un mitro terrenal que a sus 41 años comienza una nueva aventura en el gran circo de Ecclestone.
Y es que el heptacampeón arrancó ayer en el Circuito de Jerez con la primera de las tres jornadas de entrenamientos con un coche de GP2. Schumacher completó sus primeras vueltas al circuito con el coche azul y blanco que la escudería Mercedes utilizará en el próximo campeonato GP2 Series, atendiendo a la petición que le hizo el organizador de GP2 Bruno Michel para que colaborara en el desarrollo del coche. Durante estas tres jornadas, Schumacher probará configuraciones de suspensión para la temporada 2010 y un nuevo embrague que será introducido a finales de año en el coche de GP2.
Desde su fallido intento de regresar a la Fórmula 1 para sustituir en Ferrari al brasileño Felipe Massa el pasado año no se volvía Schumacher a enfundar el mono, una segunda piel para el teutón. Unas molestias en el cuello, originadas por un accidente de moto, le impidieron entonces llevar a cabo su propósito y por eso 'Schumi' se quiere poner en forma por encima de todo.
Eso sí, si en su anterior visita a tierras jerezanas el 6 de diciembre del 2007 había 16.000 personas en las gradas de Jerez, ayer el alemán corrió sin el aliento de la grada al cerrarse las puertas a miradas inoportunas.
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