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A. T.
Domingo, 27 de septiembre 2009, 03:17
Isabel Coixet se define a sí misma como «una cobardica» que no tiene «ningún espíritu aventurero», pero sus películas la llevan lejos, sea a una plataforma petrolífera ('La vida secreta de las palabras' o a Japón ('Mapa de los sonidos de Tokio'). «Siempre le digo a mi colega Cesc Gay, que es vecino mío en el barrio de Gracia de Barcelona que a mí me encantaría hacer como él películas en el barrio. Pero lo cotidiano de mi ciudad no me inspira. ¡Qué se le va a hacer!).
De su última película, protagonizada por una de sus silenciosas mujeres, dice haber evitado dar demasiadas explicaciones acerca de su protagonista, una silenciosa asesina a sueldo. «Pero me estoy arrepintiendo. Porque recibo correos en los que me recriminan que no haya explicado por qué se dedica a eso». Así es como Coixet trae a colación las autobiografías que en los años setenta se publicaron en Osaka sobre las hijas de los yakuza, que también eran asesinas como sus padres.
Afirma haber tenido mucha suerte con los actores y actrices que ha elegido para contar sus historias («sólo me equivoqué una vez») y del reparto de su último filme habla maravillas.
Antes que por el cine japonés, Isabel Coixet se interesó por su literatura. «Leía a Kawabata y Mishima. En el cine soy más de Ozu que de Kurosawa. Me gusta como retrata Ozu las relaciones familiares». Lo contó en el Hay.
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