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Vecinos de Cevico Navero, en la comida de hermandad. /L. A. CURIEL Niños y jóvenes, durante la celebración./ LUIS ANTONIO CURIEL
CEVICO NAVERO FIESTAS

El carbón del monte

Los vecinos recuerdan el desaparecido oficio de montanero con una fiesta en la que se dieron cita más de medio millar de personas y representantes de las instituciones

LUIS ANTONIO CURIEL

Martes, 22 de septiembre 2009, 11:50

Hay pueblos que escriben su historia cotidiana con el esfuerzo y la unión de sus vecinos. Es el caso de Cevico Navero, que un año más ha celebrado el Día del Montanero como homenaje a todos aquellos hombres que se han dedicado a este oficio de producir carbón con la leña del monte.

Lo que empezó hace casi tres décadas como un homenaje sencillo a los últimos montaneros, se ha convertido en un acto plenamente consolidado, con visos de hacerse hueco entre los grandes acontecimientos de interés de la provincia. Los últimos montaneros homenajeados fueron Ángel Rodríguez y Máximo Monje. De hecho, Ángel sigue en activo mediante la corta de la leña.

Los ceviqueños apuestan por conservar la historia de sus gentes y están plenamente volcados en mantener sus costumbres y tradiciones, mejorándolas cada año con la colaboración de todos los vecinos. Un claro ejemplo es esta celebración festiva, pues Cevico Navero ha sido un pueblo tradicionalmente montanero. Más de la mitad de sus vecinos se han dedicado a este oficio, compaginándolo con las labores agrícolas.

Cevico Navero vibró el pasado fin de semana con esta celebración, en una jornada festiva y de encuentro que superó el medio millar de vecinos, acompañados por representantes de varias instituciones. Todos sabían lo que tenían que hacer y tenían sus puestos preparados. Las mujeres prepararon los rellenos y los hombres, el fuego y el cocido, mientras que otros acudieron a por el pan y la carne.

En un ambiente de armonía y unidad, los ceviqueños se volcaron con los preparativos . «Es una fiesta que forma parte de nuestras vidas. Numerosos hijos del pueblo acuden para participar», señaló Justo Curiel, uno de los cocineros de la jornada.

Santiago Curiel y Ernesto Alejos, antiguos montaneros, recuerdan que lo primero «es elegir un buen leñero que te permita cortar buenas ramas para preparar un castillete». Los montaneros pasaban varios meses fuera de casa. Para ello, construían chozas que les servían como vivienda, pues allí dormían y cocinaban. Una réplica exacta preside el término de Valdefuentes, realizada hace varios años. Esta choza representa el testimonio vivo de Cevico Navero hacia sus montaneros. De hecho, está prevista una reparación de la choza para el próximo año.

Como ha ocurrido con otros oficios, los montaneros fueron desapareciendo a partir de los años sesenta, década en la que se produjo un elevado éxodo rural. «Era un oficio duro, que te separaba durante meses de la familia y que te reportaba escasos beneficios», rememoran Curiel y Alejos.

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