Valimón y la armedilla
JORGE PRAGA
Jueves, 27 de agosto 2009, 03:13
Entre los ciclistas yo siempre he oído nombrarlo como monte Valimón, tal vez por las cuestas que inevitablemente hay que subir y bajar para llegar a su corazón. Pero el lugar toma con seguridad su nombre del arroyo que lo recorre, y que procede de otro que unos kilómetros más arriba se llama Valdecas. Se trata de un valle atravesado por la carretera que une Cogeces del Monte con Quintanilla de Onésimo, una larga y solitaria recta en esa travesía central, lindando con una hacienda bien cuidada que trae aromas de serenidad y misantropía. El contacto con el fondo del valle es breve (e inolvidable), y luego la carretera se escapa dando tumbos entre pinares. La ladera de Cogeces nos regala uno de los enclaves mágicos de la zona, el Monasterio de la Armedilla, o más bien lo que queda de él. Es imposible pasar por allí sin detenerse, beber en la fuente, imaginar el enorme convento que fue durante siglos, y dejarse seducir por su emplazamiento dominante y resguardado. En estos años se han mejorado las fuentes y los prados de romería, y una restauración de hormigón, que destaca demasiado entre las piedras, ha impedido que otros muros acabaran en el suelo. Sigue siendo un lugar silencioso y solitario, envuelto en el rumor del agua y el canto de los pájaros, un remate perfecto para esta ruta escondida.
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