DOLORES ALONSO
Viernes, 1 de mayo 2009, 03:05
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Salí un momento a la calle, reclamada por los jirones rojos de cielo, para ver morir ese día en que el viento arrastraba las nubes con violencia, como en los cuadros románticos. Habrá sido ese viento el causante de la inquietud con la que esta semana leía un aluvión de noticias sobre expansión de la ciudad y centros comerciales en ciernes. Si en la etapa de nuevos ricos ya casi no éramos capaces de gastar más, ¿cómo van a salir adelante los centros que se anuncian en los cuatro puntos cardinales? Me venía a la memoria la estampa triste de edificios en ruina en algunas ciudades de playa que exprimieron más de la cuenta a la gallina de los huevos de oro.
Como colofón, el aire de la ciudad se llena de mensajes sobre el tranvía que viene de Rogers. Escuchando al alcalde su preocupación por la convivencia entre bicis y tranvías, y viendo cómo apañan este tema por el mundo, parece que, por delante de Berlín, Gotemburgo y de la misma Valencia, se puede pillar inspiración en Portland, esa ciudad del Estado de Oregón con el mismo nombre que el equipo de balonmano que ha amargado el final de liga a nuestro Pevafersa.
'El beso transparente' de Antonio Pereira me acompaña en el final del día, poniendo las cosas en su sitio con un perfecto equilibrio de amor, belleza y retranca.
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