A hincar los codos

La primera convocatoria de exámenes del primer cuatrimestre está a la vuelta a de la esquina, ya que dará comienzo el 26 de enero y finalizará el 15 de febrero. Por eso, la Universidad de Valladolid abrió ayer las salas de estudio del Aulario Campus Esgueva durante 24 horas, una situación que se prolongará hasta el 13 de febrero, cubriendo así el grueso del periodo de exámenes. Por este motivo, es posible que por la noche las salas estén repletas de alumnos que se preparan concienzudamente los temas, estudiantes que en muchos casos abandonan estas aulas ya de madrugada. La cuestión es que con este horario excepcional que se les ofrece, los universitarios puedan organizarse como mejor estimen a la hora de afrontar el estudio. Fernando García y Chema Garrido, de 23 y 24 años respectivamente, estudian quinto de Industriales. Ayer se encontraban en una de las dos aulas que permanecerán abiertas de forma ininterrumpida, y que tienen una capacidad entre ambas de 222 plazas. Suelen estudian mañana y tarde, hacen una pausa para comer, y descansan, por ejemplo, una mañana, cuando la jornada de estudio ha sido intensa. Ambos reconocen que hay que ir pronto para coger sitio. Y es que las dos salas estaban completamente llenas, aunque las clases se siguen impartiendo, ya que no será hasta la última semana de enero cuando se suspendan para que puedan preparar los exámenes. De hecho, se teme que el día 23 sea una auténtica avalancha de alumnos que podrán instalarse en el resto de aulas para estudiar, aunque no reúnen las mismas condiciones que las dos salas de estudio. «Las sillas de estas salas se pueden mover y son más cómodas, y en cambio en las aulas son banquetas de madera, el espacio es muy pequeño y te acaba doliendo la espalda». Pablo Herrera y Serafín Aragoneses, estudiantes de la Politécnica, dicen que prefieren estudiar en el aulario que en casa, donde es más fácil entretenerse con otras cosas, como el ordenador.