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FERNANDO MIÑANA
Domingo, 27 de julio 2008, 03:51
Manolo Martínez tiene 33 años, un palmarés sobresaliente y una vida construida alrededor de su mujer y sus gemelas (Telina, en homenaje al monte Teleno, y Eraduey, por el río Valderaduey). Ya hace tiempo que el podio está demasiado alto para él, pero el leonés no cede. Es más, aún hace planes a medio plazo. Y el Europeo de Barcelona, en 2010, lo tiene entre ceja y ceja. Ahora mismo, atendiendo al panorama internacional, con los estadounidenses aposentados por encima de los 21 metros, Pekín sólo se presenta para alimentar el ego de completar sus cuartos Juegos Olímpicos.
Pero no se frustra por ello. «Ahora mismo tengo los apoyos económicos que no tuve cuando estaba en mi esplendor y eso tengo que aprovecharlo», apunta el campeón del mundo 'indoor'.
Su gran problema no es, por lo tanto, la edad. El freno fue el intento fallido de cambiar de técnica. Ahora está «reconstruyendo» lo que deshizo y eso le permitió recuperar el cetro nacional en Tenerife. Catorce títulos de campeón de España. Nadie más ha llegado tan lejos. Triunfo, además, con marca diga (20,39), pero insuficiente a dos semanas de los Juegos. De ahí que su planteamiento sea diferente. «Yo quiero despedirme en lo más alto y los reajustes que estoy realizando se verán más en 2009 que este verano». Sobre todo después del «bache» que sufrió en junio. El problema es que pasó de tener velocidad para lanzar 20 a 21 metros y el gesto técnico no se adaptaba. «Faltaba ajustar los reglajes, como en la Fórmula 1».
Otra que colecciona títulos nacionales y que tendrá complicado salirse del segundo plano en Pekín es Carlota Castrejana. Sólo atisba un fino hilo de esperanza. «Fui campeona de Europa y nadie lo hubiera creído», pero no se emborrachó por aquel éxito. «Soy realista y mi objetivo tiene que ser meterme en la final», asegura la riojana que ganó su décima medalla de oro.
Moisés Campeny también se colocó su décima corona. El lanzador de martillo venció con 69,72, pero la mejor noticia fue ver como compitió con él Javier Cienfuegos, que tiró 68,83 y se quedó a sólo dos centímetros de su récord.
'Pique' en el 1.500
Sólo falta, visto lo visto, el orden. Las semifinales de 1.500, con cinco españoles con la marca mínima para los Juegos Olímpicos, afilaban sus armas en el preámbulo de la disputa por las tres plazas para Pekín. Pero las semifinales despejaron muchas dudas. En la primera mandaron Reyes Estévez y Arturo Casado; en la segunda, Juan Carlos Higuero. Ellos serán los elegidos salvo que se produzca un descalabro de cualquiera de los tres. Higuero y Casado parecen fijos, aunque Reyes tuerza el gesto cuando le preguntan.
Reyes Estévez y Arturo Casado, primero y segundo en su semifinal, apretaron el paso en la recta, pese a que los dos ya se habían distanciado. Tenían ya una plaza en la final. Pero el orgullo, cuando se encuentran en paralelo dos gallos como estos, se desata y, sin que llegara a 'cantar', se marcaron un pequeño 'sprint'.
En la segunda carrera no hubo sprint, aunque sí orgullo. Juan Carlos Higuero forzó un cambio de ritmo a falta de 200 metros que descabalgó a todo el mundo. Excesivo, quizás.
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