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SEGOVIA

El Juan Bravo retorna a la primera línea de la escena artística de la mano del bailarín Ángel Corella

El teatro recupera a la actividad con la representación de 'El corsario' y abre una nueva etapa en su historia tras más de medio año de reformas

CÉSAR BLANCO

Domingo, 3 de febrero 2008, 17:39

Dos eran las 'estrellas' de la noche de ayer. En muy contadas ocasiones el relumbrón del cartel lo comparten el artista y el escenario. Y además por el mismo precio.

Había esa sensación de cita grande, de velada casi histórica, sobrevolaba un cierto aroma a estreno, que no era tal, a pesar de la expectación levantada durante meses de letargo y espera para descubrir la nueva imagen del teatro Juan Bravo. Era como esas tardes de toros en las que el público soberano intuye faena importante en el regreso a los ruedos de una figura o en un mano a mano entre diestros que se disputan la cima del escalafón.

Después ya vendrán los trofeos o la decepción, el triunfo o la desilusión, la división de opiniones; pero ese cosquilleo de la emoción previa, de la expectación ante lo que se avecina, la inquietud ante la sorpresa revoloteaban en el estómago de cuantas personas aguardaban impacientes minutos antes de las nueve de anoche a las puertas del teatro ubicado en la Plaza Mayor segoviana.

El 2 de febrero del 2008 ya figura en color rojo teatro en los anales históricos de la escena segoviana por ser la fecha en la que el Juan Bravo recuperó la actividad artística, marcando un antes y un después en su trayectoria.

Esta nueva etapa que arrancó ayer se caracteriza por la versatilidad y la multifuncionalidad del reformado espacio, que atraerá a partir de ahora nuevas apuestas, montajes, acontecimientos y espectáculos que ayudarán a convertir la bombonera segoviana en un referente artístico y cultural en España; y todo ello sin olvidar la habitual programación musical y teatral, como han reiterado hasta la saciedad los responsables de la institución.

Honores mutuos

Y en esta efeméride figurará Ángel Corella, quien con su espectáculo 'El Corsario' fue el encargado de inaugurar esta nueva etapa en la historia del teatro Juan Bravo. El bailarín madrileño, considerado por muchos como el mejor del mundo, renovó con la actuación de anoche su compromiso con Segovia y con su actividad cultural. De hecho, será uno de los embajadores de la candidatura de la Capitalidad Cultural Europea del 2016, aspiración que abanderará y paseará por los principales escenarios del mundo.

Los honores fueron mutuos. Por un lado, el de las tablas del Juan Bravo por acoger a un artista de talla y reconocimiento internacional en su reapertura; y, por otro, el del bailarín por ser él y su danza los protagonistas de este esperado retorno del teatro segoviano a la escena cultural, no sólo local, sino regional y española.

En este reestreno del espacio artístico de la elipse segoviana, Ángel Corella se enfrentó a 'El corsario', todo un reto técnico e interpretativo que encumbró en su día a Nureyev y Barishnikov en todo el mundo y que ahora recoge el madrileño, elegido para continuar la leyenda como bailarín principal del American Ballet Theatre de Nueva York. El propio bailarín ha definido en numerosas ocasiones esta obra como «una prueba de fuego para un artista del ballet; es como interpretar 'El lago de los cisnes' para una bailarina. Es la obra que mejor define al bailarín sobre el escenario».

Lleno

Así pues, con este doble motivo los espectadores no pudieron resistirse a tan atractiva oferta y no quisieron perderse esta cita histórica. El público llenó hasta la bandera el aforo del recinto de la Plaza Mayor. La ocasión merecía el cartel de 'no hay billetes' que desde hace semanas figuraba en la taquilla física del teatro y en la virtual de la venta por Internet.

La primera de las incógnitas, la referida a la nueva apariencia del Juan Bravo después de los trabajos de reforma y acondicionamiento acometidos en los últimos meses, no tardó en despejarse. El vestíbulo revestido de mármol rojizo dio la bienvenida a un público que poco a poco se adentraba en el intestino del teatro mirando de un lado a otro, arriba y abajo, intentando descubrir las novedades de la sala.

La primera saltaba a la vista, y es que el verde de la antigua tapicería de las butacas y de los pasamanos se ha transformado en un rojo intenso, más teatral, como indicaba el director gerente del recinto, Víctor Aranda.

Esa calidez de los tonos se ve reforzada por los dorados ornamentos en las barandillas y de las paredes, engordando la prestancia y el clasicismo del escenario.

Cambios

Pero los nuevos colores del Juan Bravo no fueron los únicos que contribuyeron a caldear el ambiente. Los asistentes también estrenaron el nuevo sistema de climatización que hizo olvidar aquellas estufas de pie que daban la bienvenida a los espectadores y el lío de cables y enchufes que tenían que sortear. Ahora, el espacio escénico dispone de un suelo radiante en el pato de butacas, así como de una red de hilos radiantes en los pasillos laterales y en el vestíbulo que suplen a los molestos cañones de aire que había antes de la reforma. Pronto el teatro desvelará las otras sorpresas de su nueva etapa, como ese espacio diáfano que quedará una vez se recojan las butacas gracias al sistema retráctil que oculta los asientos bajo el escenario.

De momento, Corella retomó ayer el pulso artístico del Juan Bravo, en lo que fue, además, la primera de las actuaciones del ciclo 'Clásicos 2008' y que traerá por tierras segovianas a Los Niños Cantores de Viena, la danza contemporánea de Momix o al que fuera bajista de los Rolling Stone, Bill Wyman, entre otros artistas de renombre internacional.

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