De cinco espigas

El Caserío de Lobones, con categoría de Posada Real, es un remanso de paz. Rodeado de vegetación, monte y caminos rurales, la estancia en este lugar situado a nueve kilómetros de Segovia, en término de Valverde del Majano, es ideal para huir de las prisas, el bullicio y los horarios.

Su gerente y propietario, Jaime Pujadas, mostraba ayer, orgulloso, las instalaciones que le han permitido en sólo ocho años de vida, aspirar y conseguir la máxima distinción de calidad que un establecimiento de turismo rural puede tener: las cinco espigas, el equivalente a las cinco estrellas de un hotel. De hecho, el Caserío de Lobones es el tercer alojamiento de turismo rural de España que alcanza este reconocimiento, después de otras dos casas situadas en las comunidades autónomas de La Rioja y Extremadura.

Pujadas recibió la placa que lo distingue como alojamiento cinco espigas de manos del diputado del presidente de la Asociación de Turismo Rural y Activo de Segovia (Aturacse), Ángel Carreras, y del diputado del área de Cultura y Turismo de la Diputación Provincial, José Carlos Monsalve.

El gerente del Caserío de Lobones dijo que la quinta espiga demuestra la importancia que el sector ha adquirido, sobre todo en la provincia de Segovia, y otorga al cliente la seguridad de saber qué se le ofrece. Para Pujadas, la placa es un reconocimiento a una labor «larga y complicada» que comenzó hace ocho años y que tiene a la vuelta de la esquina un nuevo reto: la ampliación del establecimiento.

Por su parte, José Carlos Monsalve subrayó la calidad que están alcanzando las casas de turismo rural en una provincia que es la quinta potencia de España en el sector. «El turismo rural está de moda, y el Caserío de Lobones también», remachó.

La provincia de Segovia cuenta en estos momentos con 230 alojamientos (casas, centros y posadas reales) de turismo rural, lo que demuestra que la actividad crece y se consolida año tras año.