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El ministro de Defensa, José Antonio Alonso, durante la rueda de prensa. / SERGIO PÉREZ-REUTERS
ESPAÑA

Mueren dos militares españoles y su intérprete en un ataque en Afganistán

Seis soldados, uno de ellos de Valladolid, heridos en el atentado perpetrado por talibanes Defensa moviliza un avión de la Fuerza Aérea para trasladar a las víctimas

CÉSAR CALVAR

Martes, 25 de septiembre 2007, 02:03

Dos soldados españoles de la Brigada Paracaidista perdieron la vida y otros seis resultaron heridos en un ataque con explosivos perpetrado por insurgentes talibanes en Afganistán contra una columna formada por cinco blindados 'BMR' cuando regresaban a su base tras una misión.

El Ministerio de Defensa estima que el atentado, que reproduce el esquema de otras agresiones anteriores con víctimas mortales, pudo ser perpetrado mediante un artefacto activado a distancia por cable o con una mina de gran potencia que habría estallado por presión, al ser pisada por la rueda trasera derecha del vehículo que circulaba en primer lugar, y que quedó destrozado.

Según un informe preliminar elaborado por el Estado Mayor de la Defensa, la fuerte explosión tuvo lugar sobre las 8.55 de la mañana, hora española, cerca de Shewan, a unos 44 kilómetros al noroeste de la ciudad de Farah. Los cinco 'BMR', pertenecientes a la compañía española de Reacción Rápida, volvían a su base de Herat tras ser relevados por fuerzas italianas en una misión de apoyo al 207 Cuerpo de Ejercito afgano. La operación consistía en mantener despejada y libre de la presión de la insurgencia la carretera circular Ring Road, bautizada por los españoles como la M-30 afgana, que circunvala el país y conecta sus principales ciudades.

Restos de un cable

Los primeros datos hicieron pensar que la explosión fue provocada por una mina activada al ser pisada por el propio vehículo. No obstante, unas horas después, un análisis más minucioso de la zona por parte de los expertos en explosivos del Ejército de Tierra permitió localizar los restos de un cable de unos 70 metros, que se extendía desde un muro levantado junto a una cabaña hasta las proximidades del lugar del atentado. El cable tenía la apariencia de llevar mucho tiempo enterrado y tampoco se encontraron huellas recientes en la zona.

Defensa señaló que existe una tercera hipótesis, la del abandono del artefacto en la vía y la descomposición de sus componentes, que «habrían sido suficientes para provocar la explosión bajo el peso de la rueda del BMR». Los especialistas consideran que será «indispensable» un análisis más minucioso para determinar la causa exacta del estallido. Todos los vehículos utilizados para patrullar en Afganistán están dotados con sistemas inhibidores de frecuencias, que no sirven de nada ante artefactos como los citados.

Potente deflagración

La potente deflagración mató a los legionarios paracaidistas Germán Pérez Burgos, de 33 años, casado y natural de Alanje (Badajoz), y Stanley Mera Vera, de 20 años, soltero y natural de Guayaquil (Ecuador), el quinto militar de origen suramericano fallecido en operaciones de paz del ejército español. También resultó muerto el afgano Roohulah Mosavi, que trabajaba como intérprete de las tropas en el país asiático. Los dos soldados fallecidos recibirán la Cruz del Mérito Militar con Distintivo Rojo, que el Gobierno otorga a los fallecidos en acto de servicio en misiones en el exterior a consecuencia de acciones violentas de elementos hostiles.

La explosión también dejó seis militares heridos, tres de gravedad. Los heridos graves son Rubén López García, de 19 años; Julio Alonso Sanjuán, de 20 años y natural de Valladolid, y Óscar Bertomeo Fernández, de 21 años y nacido en el municipio madrileño de Móstoles. Según el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, los tres sufren «heridas en las piernas» debidas a que la explosión se produjo bajo el vehículo y están ingresados en el hospital militar Role III de Farah.

Los tipificados como «menos graves» son el sargento Carlos Sotos García, de 25 años y natural del municipio albaceteño de Casas Ibáñez, y dos de origen colombiano: Carlos Arbelaez Henao, de 26 años nacido en Sevilla Valle Cali, y David Ospina Montaño, de 19 años y originario de Medellín. Los heridos leves fueron conducidos al hospital Role II español de Herat, sede del contingente español y a donde también fueron llevados los restos de los soldados asesinados para proceder a su repatriación.

Avión medicalizado

Un avión medicalizado de la Fuerza Aérea salió por la noche desde la base madrileña de Torrejón de Ardoz para repatriar cuanto antes los cuerpos de los fallecidos y a los heridos. «En cuanto sea posible les traeremos a España, que por razones familiares es donde mejor van a estar», destacó el responsable de Defensa. Todas las víctimas servían en la I Bandera Paracaidista, con sede en la localidad madrileña de Paracuellos del Jarama, cuyos jefes se encargaron de trasladar la noticia a sus familias.

El atentado de ayer es similar a otros perpetrados en el país asiático al paso de vehículos militares españoles. El último fue el pasado 21 de febrero, cuando la soldado Idoia Rodríguez Buján resultó muerta tras pisar una mina de gran potencia la ambulancia que conducía y que formaba parte de un convoy. El 8 de julio del 2006, un grupo de talibanes hizo estallar, también cerca de Farah, otra mina bajo un vehículo y mató al soldado de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández Seminario. El 18 de septiembre del 2006 explotó en la misma zona una bomba sin causar víctimas al paso de un convoy de vehículos de alta movilidad táctica (Vamtac).

Tras dar a conocer los detalles del suceso, el ministro de Defensa resaltó que la misión que desempeñaban los soldados atacados encaja dentro de «los planes habituales de las Naciones Unidas» de apoyo a las fuerzas de seguridad de Afganistán. Consiste, relató, en «mantener abierta y segura para su uso» la Ring Road, de forma que no caiga en manos de los grupos armados que operan en el país. El control de esa vía es «prioritario» y «estratégico» para los mandos de la operación internacional ISAF, que vela desde el 2002 por la estabilidad del país.

Alonso recalcó que el Gobierno mantiene su «compromiso» con la ONU y con el pueblo de Afganistán, por lo que el contingente español continuará con su misión para «reconstruir civil e institucionalmente» y «evitar que el terrorismo controle» el país. De fracasar, aseguró, Afganistán podría «emitir terrorismo a otros países» y «desestabilizar toda la región». Según el responsable de Defensa, en esta empresa no sólo está en juego la seguridad de la zona, también «la de Europa y nuestra propia seguridad».

Condolencias

El ministro trasladó sus «condolencias» en nombre del Gobierno a las familias de los fallecidos y heridos, a las que quiso «honrar muy especialmente». Dos soldados, subrayó, «se han dejado sus vidas en servicio a España, trabajando en un país como Afganistán, duro y difícil, con toda profesionalidad». «Vaya mi admiración y recuerdo por todos los fallecidos y heridos», afirmó.

Alonso comparecerá hoy ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados para pedir autorización a los grupos parlamentarios para enviar a Afganistán un grupo de 52 instructores militares, con la misión de formar unidades del Ejército afgano, para después cederles el control del país.

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