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P. ECHANIZ
Martes, 10 de enero 2012, 01:21
Ayer se cumplieron nueve años del asesinato en Irún de Silas Antonio, el que fuera gran boxeador profesional Sugar Silex. Una muerte absurda de un hombre muy popular, portero de una discoteca, a quien quitó la vida cobardemente un individuo al que no dejó entrar en el recinto fuera del horario reglamentario.
Sugar Silex dejó un gran recuerdo como excelente boxeador, pero en su casa del barrio de Azken Portu de Irun no se heredó el interés por ese deporte. De hecho, sus dos hijos son balonmanistas, surgidos de la cantera del Bidasoa: Asier Antonio es pivote del Valladolid. El pequeño, Iker, juega en el Aranda, de la División de Plata.
Asier Antonio ha pasado las Navidades en Irún, con su esposa Olga y sus hijos Aitor y June. Han arropado a su madre, Isabel, una salmantina que siente Irún como propio y que conoció a Sugar Silex cuando el caboverdiano se quedó en Irún en su camino hacia una vida mejor en Europa.
Asier es un gigantón de 2,04 m. que se encuentra muy a gusto en Valladolid. «Esta temporada termino contrato, pero confío en renovar y terminar mi carrera deportiva en esa ciudad. Incluso estamos pensando en quedarnos a vivir allí, porque nos hemos adaptado muy bien y resulta una ciudad agradable».
Lleva siete temporadas en el club pucelano, al que llegó desde el Cantabria. Antes había jugado cinco temporadas en el Bidasoa, el club donde se formó. «Cuando el Bidasoa quedó campeón de Europa yo jugaba en los cadetes. Me maravillaban aquellos jugadores, Svensson, Perunicic, Wenta, Kisselev...»
En el club bidasotarra ya destacó en esa tarea defensiva, incluso jugando como adelantado en el sistema 5-1. «Por mis movimientos en esa posición, en la que me puso Sopalovic, algunos decían que les recordaba a mi padre, que era un boxeador rápido de piernas, muy ágil y elegante en el ring».
Esa función primordial en defensa le ha llevado a jugar la mayor parte de su carrera cerca de su portero, algo que no le frustra. «Tengo asumido mi papel, pienso que lo que deba hacer lo he de hacer bien, aporto cosas que favorecen al equipo. Y eso que esta temporada estoy jugando más en ataque al dar relevos a Ángel Romero».
Tener como entrenador a un campeón del mundo como Juan Carlos Pastor es todo un honor para el pivote irundarra. «Pastor es un grandísimo entrenador, veterano en conocimiento pero muy joven de edad. Prepara los partidos de maravilla, incluso aquellos que parecen menos relevantes. Nos facilita todos los datos del rival, vídeos, estadísticas, etc.».
Asier Antonio está a punto de acabar Psicología y cree que su futuro podría llevarle a la Psicología Deportiva. «Desde luego en balonmano, los psicólogos son algo casi inaccesible. Los clubes prefieren fichar un lateral que un psicólogo. Pero en el deporte hay mucho campo y quizás podría trabajar en ese aspecto».
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