Un proyecto para incentivar la formación profesional a través de las fuerzas armadas

La orientación hacia el mundo laboral se hace cada vez más importante en el ámbito académico, es por ello que Pascual ha decidido que sus alumnos «tengan una visión de todas las ocupaciones laborales». En este proyecto, los estudiantes «se han sentido partícipes del proyecto gracias a las múltiples actividades que han llevado a cabo dentro del módulo de FOL». Desde un cinefórum, resolución de enigmas y el diseño de dibujos y memes, a la utilización de emoticonos y un 'escape room'. Un total de cuarenta actividades que «promueven los valores de trabajo en equipo, motivación, asunción de riesgos y liderazgo».

La implicación con los alumnos través de la participación en concursos es «un reto», tanto para ellos como para Pascual. «Dentro de los contenidos, me gusta darles una vuelta e incorporar así metodologías activas, experiencias de gamificación y aprendizajes basados en proyectos». Un gran ejemplo de ello es el aprendizaje a través de las redes sociales. «Ahí es donde los alumnos se sienten más motivados y, pese a la brecha digital entre nosotros, intento utilizarlo muy a menudo», cuenta la docente.

Los ciclos de Formación Profesional en Academias Militares que se ofertan en Castilla y León tienen lugar en la Academia de Caballería de Valladolid, en la de Artillería de Segovia y en la Academia Básica del Aire de León. En Valladolid se imparte el ciclo de grado superior en Asistencia a Dirección, mientras que en Segovia estudian Mercatrónica Industrial y Administración de Sistemas Informáticos en Red. Por su parte, la Academia del Aire de León oferta las titulaciones de Sistemas de Telecomunicaciones e Informáticos y Mantenimiento Aeromecánico. «De esta forma, los alumnos pueden compaginar la carrera militar con los estudios de Formación Profesional», explica Pascual.

Esta profesora ha decidido inculcar a sus alumnos los valores que aporta la competición. «Si entendemos de una manera sana la competitividad, es un estímulo muy positivo», asegura. Pascual es una persona que «siempre lucha por su objetivo», sea cual sea el que se le ponga por delante. «Lo que quería conseguir con este proyecto es ayudar a los alumnos a desarrollar habilidades para su futura vida laboral, crear los valores de colaboración, empatía, proactividad y capacidad de llegar a acuerdos», comenta. Y el esfuerzo ha dado su recompensa. Muchos de sus alumnos ya han conseguido un empleo en el mundo laboral y es por ello que «le ha costado» encontrarlos para que le acompañen a recoger el premio al proyecto por parte del Ministerio de Defensa. «Si los alumnos ven que el galardón también les incluye a ellos, se motivan y se sienten reconocidos por el trabajo y esfuezo realizados en su trayectoria académica», resalta Pascual.

La esencia que no ha dejado de lado en ningún momento es la de creatividad y libertad. «Mi idea no fue en ningún momento despertar una vocación militar, sino que viesen una salida profesional más», revela. El grado de implicación de la docente vallisoletana nunca le deja conforme y asegura que lo que más le gusta es «que los alumnos consigan trabajo». De este modo, «persigue la obtención de ideas y recursos de otros docentes de la comunidad o de los centros de Formación del Profesorado (CFIE)».

Pero este proyecto no solo cuenta con temas de defensa del territorio, sino que también busca «promover la cultura de la paz» entre la población. Pretende así «dar mayor visibilidad» a esta opción laboral «muchas veces olvidada» o, en el caso de la Formación Profesional, «menospreciada». La incorporación al mundo laboral por parte de los alumnos de educación profesional es «cada vez mayor y más rápida gracias a la realización de prácticas en centros de trabajo». Además, «el cambio de mentalidad a nivel social ante los numerosos estereotipos de la FP se está consiguiendo poco a poco», concluye Pascual.