Así será el tiempo en 2022 según las cabañuelas
Agustín Montoya, agricultor jubilado de Tiedra, vaticina que en abril y mayo «no va a caer una gota de agua»
«Este va a ser un mal año para el campo», pronostica Agustín Montoya Esteban. Él es todo un sabio con 85 años de experiencia. Pero la suya es una sabiduría de la que no aparece en los libros. Es un sabio de la naturaleza, de la vida, del campo. Este labrador jubilado de Tiedra, nacido en Benafarces, dice que en su cartera no guarda dinero, pero sí algo mucho más valioso para él, el pronóstico del tiempo para todo el año, que con mimo, ilusión y respeto por sus ancestros hace cada mes de diciembre. Agustín es capaz de predecir cómo será la metereología del año venidero mediante el ancestral método de las cabañuelas.
El 13 de diciembre, día de Santa Lucía, este veterano agricultor saca papel y bolígrafo y empieza a apuntar. Según haga ese día, así hará el mes de enero siguiente. Tal y como haga el día 14 de diciembre, será como haga en febrero. El día 15 se corresponde con marzo, y así sucesivamente hasta llegar a Nochebuena, que será el indicador para el mes de diciembre. «Empiezo a contar en Santa Lucía, cuando mengua la noche e iguala el día. En enero y febrero tengo escrito que va a haber nieblas y a hacer frío. Estamos a 3 de enero [día en el que se realizó el reportaje] y hasta ahora, las nieblas se han cumplido. En marzo hará bueno y también habrá nieblas. Yo no soy Dios y ojalá me equivoque, pero creo que en abril y mayo no va a caer ni una gota y eso significa que… ¡adiós cosecha!», dice muy explícito. «En cambio, en agosto, va a llover mucho», pronostica este agricultor jubilado, que tiene por costumbre apuntar lo que llueve cada día, para ver el acumulado del año.
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Su mujer, Aurelia, también es una excelente intérprete de la naturaleza. Ella también apunta sus predicciones y siempre coincide con su marido. «Este método es verídico. Siempre me he fijado en el sol, en la tierra y en los animales, que es lo que más le enseña a uno en la vida. Pero ahora, con el cambio climático, ya no puedo asegurar nada porque el tiempo está loco. Yo no he visto un año como 2021 en mi vida. En diciembre y enero deberíamos estar muertos de frío y, en cambio, ¡hace un tiempo estupendo! ¡Cagüen diez! … ¡Esto no hay quien lo entienda! Pero esto no quita para que este mes de enero venga otra 'Filomena'», deja caer.
El tiempo atmosférico es la conversación más recurrente de Agustín. Muchos vecinos le preguntan en el bar por cómo hará en los próximos días. «Antes mucha gente se guiaba de las cabañuelas, en cambio ahora este método se está perdiendo. Yo recuerdo que mi padre, en el año 1945, dijo que no sembraba porque no iba a nacer nada. Yo pensaba que estaba loco, pero tenía razón y todo el que sembró se quedó sin coger cosecha. Lo mismo ocurrió en 1992. Mi mujer me dijo que no sembrara y no lo hice. La gente se reía de mí, pero al final, mi mujer y yo estábamos en lo cierto. A partir de entonces, muchos agricultores empezaron a preguntarme. Yo no aconsejo nada porque ya no es como antes, que sembrábamos dos cosechas. A estas alturas, ya está todo sembrado y será lo que Dios nos quiera dar. Ojalá me equivoque y sea buen año, porque como acierte y no llueva en abril y mayo, nos vamos a la ruina todos», sentencia.
«En enero acerté con las nieblas y el sol. En febrero tuvimos sol y también lluvias, tal y como tenía apuntado. Marzo estuvo revuelto, como también predije. En abril sabía que habría muchas lluvias, como así fue. En mayo, nieblas y no cayó ni una gota», relata Agustín. «Junio iba a destacar por las nieblas, y así fue. En julio también nieblas y sol. En agosto niebla y buen tiempo, igual que en septiembre y octubre. En noviembre, más nieblas y llegará la lluvia. En diciembre, días fríos y otros buenos. Yo toda la vida se lo he visto hacer así a mis padres y yo sigo la misma tradición. Antes salía clavado. Ahora, con el cambio climático, puede que me confunda un poco, pero en lo esencial, todo se cumple», afirma.
El 24 de junio, día de San Juan, es una fecha crucial para este meteorólogo rural. Tal y como haga ese día, así hará todo el verano. «Nunca falla. El año pasado, ese día fue frío y estuvo revuelto. Al final salió el sol y así es como se desarrolló julio y agosto», apunta Agustín.
Predicción de Agustín para 2022
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Enero. Niebla y frío
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Febrero. Niebla y frío
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Marzo. Bueno y niebla
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Abril. Bueno
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Mayo. Bueno
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Junio. Bueno
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Julio. Bueno y frío
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Agosto. Lluvioso
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Septiembre. Bueno y nublo
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Octubre. Luvia y bueno
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Noviembre. Muy lluvioso
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Diciembre. Nieblas y mucha lluvia
Aurelia también es buena observadora y, como a su marido, le gusta barruntar el tiempo que hará. «Ella se fija mucho en las puestas del sol. Si al atardecer el sol tiene una nube grande alrededor, entonces al día siguiente estará nublo. Si el sol se mete claro y limpio, al día siguiente hará bueno. Si está muy rojo, calentará mucho», prosigue.
El comportamiento de los animales también ayuda a Agustín y a su mujer a pronosticar el tiempo. «Durante muchos años hemos tenido vacas y cuando Aurelia entraba en la cuadra, enseguida sabía si iba a llover o no. Si se echaban todas juntas en un lado, al día siguiente o como mucho a los dos días, llovía. Si en cambio se echaban cada una hacia un lado, entonces no había precipitaciones a la vista. El viento también tiene mucho que ver. Cuando por el día viene del norte, por las noches refresca. En cambio, si viene del sur, todo está en calma», añade.
El mayor de sus hijos es agricultor y sigue al pie de la letra las predicciones meteorológicas de sus padres para saber cómo vendrá el año. «En 1992 no quise sembrar. Todo el mundo me preguntaba que por qué, pero yo no dije nada. Resulta que ese año no se segó el campo porque no cayó ni una gota. Yo sabía que iba a ser así. Otro año venía muy malo, no había llovido nada y mi hijo andaba todo preocupado. Le dije que no se apurara, que abril y mayo venían lluviosos. Nadie confiaba, pero al final llovió y el campo se puso que daba gloria», relata Agustín, a quien le gusta mucho consultar el calendario zaragozano y cree a pies juntillas en las predicciones del tradicional higrómetro del fraile del tiempo. «Nunca falla», dice. «Si el fraile sale con la capucha puesta, entonces llueve. Antaño también sabíamos si iba a llover cuando el gato volvía el culo hacia la lumbre», se ríe.
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