Valladolid
Juan Pablo Pascual, el rostro del periodismo institucional de la provincia que se jubilaJefe del Gabinete de Prensa de la Diputación desde 2012, el próximo 2 de julio dice adiós a una prolífica carrera que inició hace 48 años como colaborador de radio
Su despedida, conocida desde hacía tiempo aunque no por ello menos inesperada, llegó al grupo de WhatsApp de prensa de la Diputación de manera disimulada, tras una de sus habituales notas de prensa. Lo hizo con un mensaje breve, directo y conciso. También agradecido. «Creo que he enviado mi última nota de prensa a este grupo; dejaré de formar parte de él, oficialmente, el próximo 2 de julio», comenzaba el 'whatsapp' de Juan Pablo Pascual Pérez (Valladolid, 1960), jefe del Gabinete de Prensa y Comunicación de la institución provincial.
Y Juan Pablo, lejos de acaparar protagonismos, de querer ser la diana de mensajes de gratitud y deseos por una vida repleta de disfrutes en la 'reserva', centró la atención de los miembros del grupo, casi un centenar de periodistas de diferentes medios de comunicación de la provincia, en la que ha sido su forma de vida durante los últimos trece años, desde su llegada a la Diputación de Valladolid: el medio rural. «Espero que sigáis dando voz a las más de 170.000 personas que viven en alguno de los 221 municipios de la provincia que tienen menos de 20.000 habitantes», escribió justo antes de un «gracias por todo» definitivo.
Y acto seguido, 'likes' y decenas de mensajes de agradecimiento -en público y en privado- por su labor, facilitando y gestionando reportajes y entrevistas con la mayor celeridad posible, al frente del Gabinete de Comunicación de la Diputación durante trece largos años. Llegó al Palacio de Pimentel en marzo de 2012 para sustituir a Arturo J. Pinto, otro de los rostros más conocidos de la comunicación institucional de Castilla y León y que también dijo adiós a la profesión hace dos años. Lo hizo de la mano del expresidente de la institución y actual alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero. Su sucesor al frente de la entidad provincial, Conrado Íscar, le siguió confiando la dirección de la comunicación. Y así ha sido hasta hoy, hasta el punto y final de su extensa trayectoria profesional.
Apagó definitivamente los micrófonos en 2012 para embarcarse en toda una aventura profesional, hasta entonces desconocida para él. Licenciado en Filología Hispánica, casado y con dos hijos, su carrera profesional se ha desarrollado fundamentalmente en la Cadena COPE, en la que se inició en 1977 (primero como colaborador) y donde ha ejercido diferentes responsabilidades, entre ellas jefe de Informativos de COPE Castilla y León hasta noviembre de 2010, fecha en la que asumió la dirección de COPE Segovia. Colaboró, además, con diferentes medios como El Norte de Castilla y fue profesor en la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Entre otras distinciones, fue galardonado con el Premio de Periodismo Provincia de Valladolid en la categoría de radio en 2002.

Siempre cercano y afectuoso, espetaba un «dichosos los ojos» cada vez que uno se pasaba más de quince días sin dejarse ver por la calle Angustias. Un cariñoso tirón de orejas no por él, ni tan siquiera por la institución, sino por su ahínco por que los pueblos tuvieran la mayor y más frecuente visibilidad posible.
Pero esa pulcritud profesional se remonta a más allá de 2012. Era habitual que contara, a modo de anécdota para quienes estaban dando sus primeros pasos en la profesión y hacían sus primeras apariciones por las ruedas de prensa de la Diputación, su secreto para tener la voz a punto cuando se disponía a dar los buenos días, a primerísima hora de la mañana, a los oyentes de COPE: se pasaba todo el trayecto desde su casa hasta el estudio de radio cantando y tarateando para afinar y 'calentar' antes del inicio del programa. No había que dar al oyente ni un ápice de sospecha de voz ronca, de que se había despertado hacía relativamente poco tiempo.
Dice que siempre ha pensado que un periodista no es más que cualquier otro profesional. Por eso no quiere entrevistas, ni homenajes, ni despedidas. Prefiere marcharse de manera silenciosa, con discreción. Ahora, confiesa, es el momento de disfrutar de la familia, de leer, de hacer cosas tan cotidianas como ir al cine. Algo que, por agenda, no siempre ha podido hacer.
Quienes más le conocen, quienes han compartido con él aventuras y desaventuras periodísticas, admiten que al Palacio de Pimentel le faltará un pedacito de su historia más reciente desde el próximo mes de julio. Asume Juan Pablo Pascual como propia una frase que le dijo una buena compañera de profesión, María José Cabrera, cuando precisamente se jubiló: «Voy a dejar de contar la vida de los demás para empezar a vivir la mía propia». El 2 de julio, oficialmente, disfrutará de una merecida jubilación.
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