Los recolectores de níscalos vaticinan una gran campaña «si las heladas tardan en llegar»
Los aficionados esperan un brote importante de lactarius deliciosus «en unas dos semanas»
Los aficionados a la micología llevaban meses esperando las lluvias que, por fin, han caído en los últimos días. La seta estrella de las ... que crecen en la provincia de Valladolid es el níscalo (o nícalo como se le suele llamar por estas tierras) y las malas previsiones iniciales han tornado en esperanza gracias al deseado agua, que ha llevado la ansiada humedad los suelos. «Los pinares se van a llenar de nícalos si las heladas tardan en llegar». Con esta rotundidad habla Aurelio García Blanco, presidente de la Asociación Vallisoletana de Micología, que vaticina una explosión en 14 días de estas codiciadas setas, si el termómetro lo permite. «Ya han empezado a asomar la cabeza, pero de aquí a dos semanas será cuando empiecen a brotar con fuerza, si nos respeta el frío», añade.
Las palabras de Aurelio García son refrendadas por el director de la Cátedra de Micología de la UVA, Juan Andrés Oria de Rueda. «Las perspectivas micológicas son muy buenas en la región. Hace un mes y pico, cuando empezó el otoño, llovió bastante en áreas montañosas y eso hizo que salieran boletus y otras especies de setas muy demandas. Ahora, en las últimas dos semanas, se ha regado la comunidad y en la provincia de Valladolid ha llovido lo suficiente para que empiecen a cogerse setas», explica Oria de Rueda, quien recalca que este será un buen año para el nícalo. «Se hacen de rogar, pero espero que para el 11 de noviembre -San Martín, que es una fecha muy relacionada con esta seta-, se cogerán de manera considerable, tantos como para poder ver nícalos a buen precio en los mercados», añade.
Otra de las setas más buscadas por los recolectores es la de cardo y el director de la Cátedra de Micología asegura que aún tardará un tiempo en salir de forma generalizada. «Son un poco más 'señoritas' y necesitan que las bases de los cardos pasen unos días con humedad. En algunos lugares está saliendo alguna y es esperable que en una semana empiecen a salir bastantes más», explica Oria de Rueda.
Una seta que está siendo cada vez más recolectada en los últimos años es la macrolepiota procera, conocida también como parasol por la gran dimensión que puede alcanzar su sombrero. Juan Andrés Oria asegura que esta especie ya ha brotado, pero recuerda que hay que ser muy cuidadoso en la recolección «porque se puede confundir con especies venenosas». La lepiota cristata y la lepiota brunneoincarnata, dos especies muy tóxicas que pueden provocar la muerte en unas horas tras su ingesta, han encontrado un hábitat perfecto en la comunidad. La mejor forma de diferenciar estas especies altamente tóxicas es por su tamaño, ya que raramente suelen superar el diámetro de un euro, mientras que la macrolepiota procera, comestible, es mucho más grande y, por lo tanto, más fácil de localizar.

Los augurios del presidente de la asociación micológica y del director de la cátedra contrastan con lo vivido hasta ahora. Tan secos estaban los bosques de toda la comunidad que ha costado «una barbaridad» reunir las especies que protagonizan la exposición de las jornadas micológicas de Valladolid de este año, que se podrá ver entre hoy lunes y mañana martes en el salón de actos del Centro Cívico Zona Sur de Valladolid, en la plaza Juan de Austria. «Siempre hemos traído setas de toda la comunidad. Este año hemos hecho muchos viajes y ha sido agotador, pero con mucho trabajo hemos conseguido tener una buena exposición», explica Aurelio García, que destaca la colección de champiñones. «Este año tenemos un buen número de ejemplares del género agaricus. Hay unos ochenta diferentes y conviene que la gente sepa cuáles se pueden comer porque hay media docena de ellos tóxicos, no te van a matar, pero te pueden crear problemas en el tracto digestivo», añade.
¿Cómo diferenciar los champiñones tóxicos?
Ir a recolectar champiñones al campo tiene sus riesgos, ya que diferenciar las especies comestibles de las tóxicas es difícil a simple vista. No obstante, el presidente de la Asociación Vallisoletana de Micología explica qué es lo que se debe hacer para realizar una correcta selección y evitar intoxicaciones. «Debemos arrancar el champiñón entero, desde abajo. Después, en la base del pie, hay que hacer un corte longitudinal y frotar la parte que hemos cortado para ver si se vuelve amarilla la carne. En el caso de que torne a ese color, no se puede comer, ya que todos los champiñones tóxicos tienen esa particularidad», concluye García.
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