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Gaspar Francés, junto a su intervención en Portugalete. Rodrigo Jiménez

Los misteriosos dinosaurios que de vez en cuando se dan un paseo por Valladolid

Gaspar Francés emprendió hace diez años 'Cazando a Robert Muldoon', un proyecto de intervención artística con murales jurásicos por la ciudad

Víctor Vela

Valladolid

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Sábado, 3 de junio 2023, 19:29

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Esa niña que, en cuclillas, ofrece un trozo de su sandwich de 'roast beef' a un bichito en el ascensor de la plaza de España se llama Cathy Bowman. Tuvo su minuto de gloria al principio de 'El mundo perdido', la continuación de 'Parque Jurásico'. La pequeña acaba de llegar a la isla de Sorna junto a su familia, que disfruta de un picnic en la playa mientras su yate se revuelve en el mar. Cathy coge su almuerzo, se aleja un poco y entonces uno de esos animalitos, tan monos, tan inofensivos, sale a su paso. El bichito se llama compsognathus y es uno de los dinosaurios más pequeños de los que se han hallado fósiles. Eso sí, es peligroso. Ataca en manada. Lo último que sabemos de Cathy Bowman lo intuimos gracias al desgarrador grito de dolor de su madre cuando encuentra a su hija. En el libro de Michael Crichton, la niña no muere, pero los dinosaurios «la destrozan un poquito».

Esta escena, antes del desastre, es la que Gaspar Francés (Valladolid, 1985) recrea en la plaza de España, uno de los tres escenarios elegidos esta primavera para desplegar 'Cazando a Robert Muldoon', un proyecto artístico que nació hace diez años y que ahora vive una nueva etapa en la ciudad. Además de la plaza de España, los dinosaurios han conquistado también Portugalete y la calle Leopoldo Cano, en una intervención enmarcada dentro de Creava (plataforma creativa para artistas vallisoletanos). Se trata de murales efímeros («como al final lo fueron los dinosaurios») que Gaspar esparce por paredes y solares de las ciudades que visita o en las que trabaja.

Mural en la calle Leopoldo Cano.
Mural en la calle Leopoldo Cano. Rodrigo Jiménez

El artista hace estas ilustraciones jurásicas en papel continuo, sobre el que pinta (con acrílico, rotuladores) diversas especies de dinosaurios, siempre a tamaño natural. Y luego, cuelga esos dinos en la calle, a la intemperie, con la certeza de que su obra algún día se extinguirá. «Es la gracia de estas intervenciones». Pueden terminar arrancadas, empapadas por la lluvia o convertidas en una estampa más del paisaje urbano… hasta que un día desaparecen.

El primero de estos dinosaurios se paseó hace diez años por las calles de Valladolid, cuando Gaspar soltó un velociraptor rosa cerca del Lava. Después han llegado más, muchos más. Como un procomsognatus junto a La Antigua. O un muttaburrasaurus que es atacado por cuatro deinonychus en La Victoria. Y esta fiesta jurásica se ha extendido después a Barcelona, el barrio del Oeste en Salamanca, Astorga, Ferrol…Y muy pronto también al barrio de San Pedro Regalado.

De momento, durante estos días puede verse ese velociraptor que trabaja como lazarillo de un joven invidente en el mural de la calle Leopoldo Cano. «Me hacía gracia pensar qué uso haríamos de los dinosaurios si hubiéramos convivido con ellos y los hubiéramos convertido en animales de compañía», dice Gaspar, quien ha elegido un anatosaurus para la intervención en Portugalete. El artista confía en alcanzar cien ilustraciones con esta serie. Muchas de ellas ya han desaparecido por el paso del tiempo. Solo queda su recuerdo en fotografía. Y el proyecto de reunirlas después en un álbum de cromos o una baraja de cartas.

Tres de las intervenciones pasadas en las calles de Valladolid. 0Rodrigo Jiménez
Imagen principal - Tres de las intervenciones pasadas en las calles de Valladolid.
Imagen secundaria 1 - Tres de las intervenciones pasadas en las calles de Valladolid.
Imagen secundaria 2 - Tres de las intervenciones pasadas en las calles de Valladolid.

El nombre del proyecto, 'Cazando a Robert Muldoon', rinde homenaje a uno de los personajes de la saga literaria de Michael Crichton que luego Steven Spielberg llevó a la gran pantalla. «Muldoon era el guardabosques y sheriff del parque, mi personaje preferido. La muerte que tiene en la peli me impactó, pero me gustaba sobre todo cómo lo describían en el libro: un hombre corpulento, de unos 50 años, con profundos ojos azules y un bigote gris acero. Un cazador con gran experiencia en animales peligrosos. Y un borracho, un tipo maldito casi. En el García Quintana, cuando jugábamos a 'Parque Jurásico', todos nos pedíamos a Muldoon', cuenta Gaspar, quien vivió de lleno la fiebre por los dinosaurios que se desató en los años 90.

Nacido en 1985, recuerda cómo de niño fue a una exposición que, en la primavera de 1991, montó La Caixa en la Acera de Recoletos. Allí se encontró con unos dinosaurios articulados que disfrutó con los ojos como platos. Y poco después, llegó la peli. «Fui con mis padres al Roxy y cuando vi al primer dinosaurio se me saltaron las lágrimas. Ahí estaba mi pasión, en movimiento y en pantalla grande», recuerda Gaspar, quien se reconoce como un amante de los animales y sí, de los documentales de La 2.

Licenciado en Bellas Artes en 2011, ha expuesto su obra en la Galería Caracol, el Museo Patio Herreriano, el TAC, el Teatro Calderón y numerosos bares de la ciudad, así como en galerías de Madrid y Barcelona.

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