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Teresa Bahíllo, junto a su marido y sus hijos (Raúl a la derecha), cuando nació su nieta Yaiza. El Norte
Coronavirus en Valladolid: «Mi madre se veía cerca de jubilarse y estar con sus nietos»

«Mi madre se veía cerca de jubilarse y estar con sus nietos»

La palentina Teresa Bahíllo, de 59 años y propietaria de una carnicería en Juan de Juni, falleció el pasado día 3 en el Hospital Río Hortega, una semana después de que ingresara en la UCI

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Martes, 7 de abril 2020, 06:54

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Esta noche me han dado las 4:00 horas sin dormir y me he puesto a cocinar unos chorizos a la sidra y unos flanes. Salgo a la calle a tirar la basura y me pregunto: ¿por qué nos ha pasado esto a nosotros? Es que no te lo crees, piensas que estás en un mal sueño. Esto no se puede olvidar nunca», señala Raúl Sahagún, de 39 años, hijo de María Teresa Bahíllo, de 59 años, palentina de Revenga de Campos que falleció el pasado viernes como consecuencia del coronavirus, sin patologías previas, en el Hospital Río Hortega de Valladolid y que fue incinerada el pasado sábado. Raúl, destrozado, incumplió ayer el confinamiento para ir a por las cenizas de su madre. «Me hubiera dado igual la multa de la Policía si me hubieran parado, solo les hubiera dicho que tuvieran un poco de humanidad», agrega este joven casado y con dos hijos de 6 y 5 años, Yaiza y Unai, que eran la alegría en la vida de su madre.

«Ella ya se veía al final del túnel de tantos años de trabajo, estaba cerca de jubilarse y de disfrutar de sus nietos. Mi padre y ella eran de mucho andar, hacían muchos kilómetros de paseo y a la vuelta paraban en mi casa para ver a los niños», agrega Raúl, roto por el dolor de ni siquiera haber podido ver a su madre desde que el 24 de marzo fuese a trabajar por último día a la Carnicería Sahagún, en la calle Juan de Juni, negocio que regenta el matrimonio y también Raúl, a quien no le gustaban los estudios y que desde pequeño, en los veranos, echaba una mano ya a sus padres en los negocios.

«La semana del 16 de marzo mi madre cogió un resfriado, pero lo achacamos a que tuvimos la puerta abierta y hacía frío. Estuvo mal los días siguientes, el 21 tuvo diarrea y fiebre y fueron al centro de Arturo Eyries, le dijeron que era gastroenteritis y le mandaron para casa. Fue a trabajar el día 24, y al día siguiente llamamos al número de teléfono del coronavirus. Nos llamaron el día 26 y nos dijeron que mandaban una ambulancia a casa, pero a la media hora nos volvieron a llamar y dijeron que no la mandaban, que estuviese en casa. El día 28 estaba muy mala y mi padre la llevó a Urgencias del Río Hortega, a mi padre le mandaron para casa y a ella la dejaron ingresada en la UCI. El 29 la hicieron la prueba y no era concluyente, pero el día 1 ya le confirmaron el positivo», apunta Raúl, quien, desde entonces, igual que su padre, Francisco Sahagún, de 60 años, y su hermano Óscar, que vive en Cataluña, no dejó ya de recibir malas noticias. «El día 2 nos comentaron que mi madre tenía los pulmones al límite, que el respirador iba al máximo, y el día 3, sobre las 14:30 horas nos llamaron dos veces, primero para decirnos que había entrado en parada cardiorrespiratoria y unos minutos después, para comunicar su fallecimiento», comenta Raúl. «Fue muy duro, desde el día 24 no había visto a mi madre, y ni me pude despedir de ella», añade el hijo de María Teresa Bahíllo, que vivió en Palencia hasta los 14 años, cuando se fue a Bilbao a trabajar, aunque dos años más tarde volvió a su tierra natal y allí conoció a su marido, Francisco Sahagún, «en las fiestas de los pueblos», ya que él procede de Medina de Rioseco.

«Mi abuela, la madre de mi padre, tenía una carnicería allí, en Medina de Rioseco, cerca del Arco de Ajújar. Se casaron en el año 1980 y me tuvieron a mí allí, estuvimos viviendo en Medina de Rioseco hasta 1983, que nos vinimos a Valladolid para montar una carnicería en La Rubia, en el parque Arturo León. También cogimos un bar en la Calle Corta, y yo, con 6 ó 7 años, pasaba allí los veranos ayudando, allí veía a Higuita y Valderrama, los colombianos que tuvo el Valladolid. En 1986 dejamos la carnicería de La Rubia y vinimos a Las Delicias a otra carnicería, y en 1988, después de que a mi padre le diera un infarto, dejamos el bar. Ya en 1994 dejamos lo de Las Delicias y abrimos el negocio en la calle Juan de Juni, donde trabajábamos los tres», agrega Raúl, que incide en que desde el día 28 lleva cerrada la carnicería, «aunque ya teníamos pensado cerrar porque la gente se cree que lo del coronavirus es un juego y no mantiene la distancia de seguridad».

«Abriremos para abril. David Ramos, el de Morcillas Villada, nos ha dejado un cañón de ozono que tiene para limpiar el local, pero lo volveremos a hacer otra vez», afirma Raúl, preocupado por su padre. «Está solo en casa en cuarentena. Nosotros también, los niños están en el pueblo con mis suegros. Ni a mí ni a mi padre nos han hecho la prueba, no lo entiendo, la verdad», concluye Raúl Sahagún.

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