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Portada de la Casa de los Vega Colmenares, asentada en el jardín del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Rodrigo Ucero

El Hilo

La fachada de Valladolid que desmontaron piedra a piedra para volverla a montar

Tras declarar «en ruina» al edificio situado en el número 12 de la actual calle Marqués del Duero, la portada fue rescatada para situarla en el jardín del Museo Nacional de Escultura

Carolina Amo

Valladolid

Sábado, 25 de enero 2025, 08:30

En el año 1966 aterriza en el Museo Nacional de Escultura una fachada que, antes de ser derribada en los años sesenta del siglo XX, formaba parte de la conocida Casa de los Vega Colmenares; la actual calle Marqués del Duero. Y es que tradicionalmente la portada de este edificio se le ha atribuido a los Vega Colmenares, aunque la realidad es según Ana Pérez, conservadora del museo, que «tampoco se sabe muy bien a quién perteneció en los años previos y de qué familia viene con exactitud». Es el Ayuntamiento de Valladolid quien, en 1965, decide rescatar esta parte del inmueble renacentista para que descansase en el jardín de la gliptoteca. Abro hilo:

↓ Frente a la puerta de bronce que da entrada al Museo Nacional de Escultura sobresale la parte superior de la fachada de la Casa de los Vega Colmenares. Desde hace 59 años la portada se sitúa en el jardín del museo como una parte más del mismo, manteniendo vivo el recuerdo de uno de los edificios históricos de Valladolid. «Los años sesenta para Valladolid van unidos a tiempos de reformas urbanísticas. A consecuencia de esto muchas de las grandes casas o edificios destacados a nivel arquitectónico desaparecieron», apunta la conservadora. Es el caso de la fachada de los Vega Colmenares, ubicaba en una calle muy cercana al Colegio de San Gregorio, la calle Marqués del Duero. «Actualmente se sigue llamando así, pero esta calle ha cambiado muchísimas veces de nombre. De hecho, no es hasta el año 1900 que recibe el nombre de Marqués del Duero. Antes esta vía era conocida como Solanilla o Solana y en 1842 se le llegó a modificar de nuevo el nombre para denominarse Calle Parra», comenta a modo de curiosidad.

Imagen de la fachada original de la Casa Vega de Colmenares, ubicada en el número 12 de Marqués del Duero. Cedida por el Museo Nacional de Escultura

↓ La clave principal para identificar a los propietarios de la vivienda reside en los dos escudos rehundidos dentro de medallones que se acomodan en las enjutas de la fachada. El dato de los Vega Colmenares aparece ya entrado el siglo XVIII, momento en el que su propiedad correspondía a dicha familia, «sin saber si la obtienen por herencia o compra», anota. A lo largo de los siglos la fachada ha sufrido diversos cambios. Al observarla en la actualidad destacan dos huecos: uno más pequeño que corresponde a una ventana y uno mucho más grande. A pesar de ser una fachada muy renacentista, en su origen no estaba ese hueco tan grande que evidentemente nos habla de que la vivienda contó con un balcón con reja en algún momento. Además se deduce que, al estar ubicado en el entorno de Chancillería, zona donde los trabajadores de los siglos XVI y XVII se acomodaban cerca de sus negocios, es probable que la casa perteneciera a alguien que trabajaba en esta institución con un cargo realmente importante.

Detalle de uno de los escudos rehundidos dentro de su medallón. Rodrigo Ucero

↓ Y es que durante muchos años la casa pasó por varios propietarios. La primera, Manuela Josefa de la Vega Colmenares, hija de Francisco, fue poseedora de la vivienda en 1764, donde la casa ya disponía de bajo, principal y segundo. En 1862 la casa pertenecía a Pedro Cano, hasta que finalmente en 1879, donde el edificio aún seguía en manos de la familia Cano, se declaró en ruina. «Las casas de la zona no estaban bien, tenían muchas humedades, probablemente por algún desbordamiento del Esgueva, y se hacía difícil que alguien habitase allí», afirma Pérez. Es en el año 1965 cuando los propietarios se ponen en contacto con Federico Battenberg, director del Museo Nacional de Escultura, para vender la casa o, de lo contrario, derruirla pese a que la fachada se debía mantener por disposición legal.

Fachada de Vega de Colmenares. Rodrigo Ucero

↓ «La oferta de Battenberg rondaba las 15.000 pesetas, cifra con la que los propietarios no estaban muy de acuerdo, por lo que se pasó a una negociación», anuncia. Termina siendo el Ayuntamiento de Valladolid el que se hace cargo de ella, según aparece reflejado en las actas de las sesiones plenarias de 1965 donde se toma el acuerdo de adquisición de la fachada por 30.000 pesetas de la época para su donación al Ministerio de Instrucción Pública. Las labores de desmontaje las llevó a cabo el Ministerio, en concreto la Dirección General de Bellas Artes, encargado de desarmar piedra a piedra toda la portada del inmueble para colocarla directamente en el jardín del museo. «Se desmontó absolutamente todo. Enumeraron las piedras, las montaron en un camión y las transportaron hasta aquí para ir poniendo una a una en su orden correspondiente», añade.

Numeración de la portada del edificio para su posterior desmontaje. Cedida Museo Nacional de Escultura.

↓ Las labores de desmontar la fachada sillar a sillar, desplazarla y realizar desde cero el montaje ascendieron a un costo total de 160.000 pesetas. «Una cifra que ahora nos parece poco pero que para el momento suponía mucho dinero», aclara la conservadora. La elección de su ubicación consta en las actas de patronato del 4 de febrero de 1966, donde ya se menciona que la fachada se debe colocar en la zona del jardín para obtener una mejor exhibición, ya que hasta el momento el museo no contaba con un elemento arquitectónico tan señalado.

Vista de la fachada desde el exterior del Museo Nacional de Escultura. Rodrigo Ucero

↓ De la fachada del inmueble no solo se recuerda su curioso desmontaje, sino que hubo dos partes de su portada que no se pudieron recuperar. Por un lado, la verja del balcón -que aparece como uno de los huecos más significativos-, y por otro, el número correspondiente de la vivienda, que ha sido un error que ha ido arrastrando la bibliografía referente a la casa hasta el momento. «Oficialmente es Marqués del Duero 12, no 18, como aparece en toda la documentación. En el medio de la entrada renacentista se ve un pegote,; en ese cuadrado se encontraba el número de la calle. En las fotos que tenemos antes de su desmontaje se ve claramente que corresponde al número 12. Los que estudian y los que escriben van arrastrando el error», desarrolla.

↓ Ese no es el único fallo que se encuentra en la bibliografía referente a la Casa de Vega Colmenares. En un escrito de Agapito y Revilla no solo se vuelve a cometer el error de nombrar a la vivienda con el número 18, además relatan que «se trata de una portada curiosa con pilastras bastante relevadas. La puerta se halla encuadrada por dos pilastrillas que sostienen un entablamento, partido por encima de la puerta en la reforma que convirtió la ventana en balcón con un entablamento que cobija la puerta de arco de medio punto».

Detalle que evidencia el número correcto de la Casa de Vega Colmenares. Cedida Museo Nacional de Escultura.

↓ «Aquí comenten otro error, porque cuando nos fijamos en la portada no vemos el arco de medio punto por ningún lado. Es completamente recto, adintelado», narra la conservadora. Son los propietarios quienes presentan las actas de patronato y ubican sin problema la vivienda en el número doce de la actual Marqués del Duero. La entrada al inmueble, de casi ocho metros y realizada en piedra de sillería, descansa en el jardín sin su balcón, su número y sin gran parte de una zona superior «que no interesó conservar por su mal estado». Aún incompleta, reúne toda la esencia renacentista de uno de los edificios históricos de la ciudad.

La semana que viene...

El hilo recuerda el próximo sábado el momento en que Valladolid fue ciudad olímpica.

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