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La Plaza de la Constitución, como se llamaba la actual Plaza Mayor en 1920. ESPAÑA REGIONAL

El Cronista

Valladolid hace cien años: una ciudad próspera, agradable y hermosa

Así la definía la 'España regional', una monumental obra publicada en 1920 y compuesta por cuatro tomos con descripciones, planos, fotografías y mapas

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 9 de septiembre 2025, 10:44

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Ha pasado desapercibido para muchos estudiosos -salvo para los geógrafos- cuando, en realidad, constituye un monumental compendio descriptivo de la España de principios del siglo XX. Publicada en 1920 por el activo editor barcelonés Alberto Martín, la «España regional» es una obra compuesta por cuatro tomos que recogen estudios sobre las diferentes regiones y provincias, una cantidad abrumadora de datos, numerosos mapas y planos. Los dos primeros volúmenes, a cargo de Ceferino Rocafort y Casimiro Dalmau, contienen una detallada descripción de las diferentes provincias conforme los censos cronológicamente más cercanos; el tercer tomo, encargado a Benito Chías y Carbó, recopila mapas que siguen siendo muy valorados por los especialistas, y el cuarto aporta planos de cincuenta capitales de provincia, facilitados por los respectivos Ayuntamientos. La provincia vallisoletana se incluye en el tomo segundo dentro de la región de Castilla la Vieja, junto con Santander, Logroño, Segovia, Soria, Palencia, Ávila y Burgos. La región leonesa, como era habitual entonces, se analizaba de manera separada y compuesta por las provincias de León, Zamora y Salamanca.

En sus textos, Rocafort y Dalmau no ahorran elogios hacia la capital del Pisuerga, como demuestra el siguiente párrafo: «Esta ciudad tiene muy hermoso aspecto y se halla en estado próspero y de constante renovación. La embellecen magníficas plazas, deliciosos paseos y vías anchas y rectas que, con los hermosos edificios y monumentos antiguos y modernos que atesora, la prestan un singular encanto y hacen en ella agradabilísima la estancia del forastero». Con 71.066 habitantes según el censo de 1910, Valladolid presentaba, como «joyas arquitectónicas» sin parangón, la portada y el patio de San Gregorio, pues, a decir de los autores, eran «las más preciosas de Valladolid». Claro que «también es notable la fachada de San Pablo, flanqueada por dos torres y completamente cuajada de escultura», sin olvidar la importancia de otras iglesias y ex conventos como San Benito («antiguo alcázar»), Santa María la Antigua («que fundó el conde Ansúrez en el siglo XI»), las Huelgas Reales, la Magdalena, Santiago, San Lorenzo y San Martín.

Arriba, el Paseo de Zorrilla en 1918. Abajo, el convento de las Huelgas Reales y portada de la monumental obra. ESPAÑA REGIONAL
Imagen principal - Arriba, el Paseo de Zorrilla en 1918. Abajo, el convento de las Huelgas Reales y portada de la monumental obra.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el Paseo de Zorrilla en 1918. Abajo, el convento de las Huelgas Reales y portada de la monumental obra.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el Paseo de Zorrilla en 1918. Abajo, el convento de las Huelgas Reales y portada de la monumental obra.

Mientras el edificio histórico de la Universidad se les antojaba «algo pesado» y el antiguo de la Academia de Caballería (abrasado por el fuego en 1915) no aportaba, según los autores, «nada de particular bajo el punto de vista artístico», el Colegio de Santa Cruz era ponderado por tratarse de «un hermoso edificio plateresco fundado en 1490 por el cardenal González de Mendoza» y por albergar la Biblioteca, cuya estantería «es una obra admirable de talla», así como «los Museos de escultura y pintura»: «figuran, entre las numerosas obras expuestas, dos estatuas orantes de bronce de los Duques de Lerma, debidas a Pompeyo Leoni y Juan de Arfe, procedentes del convento de San Pablo; numerosas imágenes y escenas de Berruguete, Gregorio Fernández, Juan de Juni, Alonso Cano y otros, y una sillería de coro, tallada por Berruguete, procedente de la iglesia de San Benito. Visitando esta sección del museo vallisoletano se adquiere el conocimiento completo del imponderable mérito de los escultores del renacimiento español, tan olvidados en nuestros tiempos».

Rocafort y Dalmau destacaban también los monumentos a Colón y Zorrilla, así como el teatro Calderón, «uno de los mejores de España», elogiaban la «regia Avenida de Alfonso XIII [actual Acera de Recoletos], a cuya izquierda se extienden los jardines del Campo Grande», remarcaban que la Acera de San Francisco y Fuente Dorada constituían los paseos favoritos en invierno y el núcleo de «los más lujosos comercios», y se explayaban con la actual Plaza Mayor, entonces denominada «Plaza de la Constitución», a la que no dudaban en calificar como «bellísima (...), una de las más bonitas y espaciosas de España». De la Catedral, inacabada, remarcaban su «grandeza y robustez» y la contraposición de los estilos de Herrera y Churriguera. Finalmente, recordaban que en aquel momento Valladolid tenía «agregados el arrabal de la Overuela y los barrios de Las Delicias, La Farola o Esperanza, Los Pajarillos, La Rubia y Tranque o Villanueva».

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