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Pío Baroja paseando por unos pinares. ARCHIVO MUNICIPAL
El Cronista

El libro antisemita de Baroja publicado en Valladolid

'Comunistas, judíos y demás ralea', ideado por el editor José Ruiz-Castillo, vio la luz en julio de 1938 generando un alboroto descomunal

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 27 de mayo 2025, 06:55

Todavía hoy es motivo de debate y confrontación entre quienes atribuyen a Pío Baroja parte de culpa de su publicación y quienes, al contrario, lo achacan todo a José Ruiz-Castillo, el editor. Porque el libro 'Comunistas, judíos y demás ralea', firmado por el insigne novelista, generó un alboroto monumental en España -sobre todo en la España republicana- desde el mismo momento en que se publicó, en julio de 1938. La primera reseña importante sobre la obra apareció en El Norte de Castilla el día 12, no en vano, el libro había visto la luz en Valladolid por residir aquí el editor. Veámoslo con más detenimiento.

Baroja había regresado temporalmente de su exilio en Paris para establecerse en su casa de Vera. Era septiembre de 1937 y el escritor pasaba por ciertos apuros económicos. Su anticlericalismo de juventud y su conocida proximidad al anarquismo lo hacían un personaje incómodo para los sublevados contra la República, si bien tampoco tenía el apoyo total de los republicanos por sus aceradas críticas al régimen político nacido de las elecciones municipales de abril de 1931. Pío Baroja deseaba establecerse definitivamente en su tierra natal, como demuestra el hecho de que en enero de 1938 aceptase formar parte del Instituto de España. Además, llevaba tiempo publicando artículos contrarios a la República y muy próximos a los ideales del bando rebelde.

Meses después, concretamente en julio de 1938, se publicaba en Valladolid 'Comunistas, judíos y demás ralea', una selección de textos antisemitas, antiparlamentarios y anticomunistas escritos por el donostiarra entre 1903 y 1936, más algunos artículos de prensa publicados en los primeros meses de 1938, incluido el titulado «Condición actual de las aldeas», que salió en El Norte de Castilla el 1 de marzo. La repercusión de la obra fue tremenda. Vilipendiada por la prensa republicana, la prologaba un artículo publicado en 1934 por Ernesto Giménez Caballero, titulado expresivamente «Pío Baroja, precursor del fascismo». Los principales estudiosos coinciden en que se trataba de una iniciativa dirigida a facilitar el regreso de Baroja a España, pues recogía afirmaciones próximas al bando franquista y otras al régimen nazi.

Arriba, el editor, José Ruiz-Castillo, de quien partió la idea de la publicación. Abajo, la Acera de Recoletos en julio de 1938, en plena celebración del segundo aniversario de la sublevación, cuando se publicó el libro; y portada del mismo. EL NORTE/ARCHIVO MUNICIPAL
Imagen principal - Arriba, el editor, José Ruiz-Castillo, de quien partió la idea de la publicación. Abajo, la Acera de Recoletos en julio de 1938, en plena celebración del segundo aniversario de la sublevación, cuando se publicó el libro; y portada del mismo.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el editor, José Ruiz-Castillo, de quien partió la idea de la publicación. Abajo, la Acera de Recoletos en julio de 1938, en plena celebración del segundo aniversario de la sublevación, cuando se publicó el libro; y portada del mismo.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el editor, José Ruiz-Castillo, de quien partió la idea de la publicación. Abajo, la Acera de Recoletos en julio de 1938, en plena celebración del segundo aniversario de la sublevación, cuando se publicó el libro; y portada del mismo.

Así, puede leerse: «El comunismo es hoy la gran cruzada organizada por la raza judía contra el mundo europeo y su cultura»; «la raza judía tiene, desde hace siglos, el deseo de imponerse al mundo. El judío cree que está destinada para ella la soberanía de los pueblos. Tiene una gran idea de su superioridad, un profundo desprecio por los demás, y es hombre de pocos escrúpulos»; «el parlamentarismo es una hoguera que lo consume todo. A su lado, la Dictadura puede ser una salvación»; «todo está hecho allí [en Alemania] para el pueblo, y, naturalmente, el pueblo está entusiasmado con un régimen de esa clase, que le va sacando del pantano en donde estaba hundido por la guerra mundial». El debate surge al abordar la génesis del libro, pues se sabe que la idea del título procedía de Ruiz-Castillo. Para algunos autores, la publicación fue sugerida por el editor, pero aceptada por Baroja con ayuda de su sobrino, Julio Caro. Este, sin embargo, achacó a Giménez Caballero la manipulación y descontextualización de los textos escogidos, con el consiguiente daño a la imagen de su tío. Finalmente, Miguel Ángel García de Juan atribuye a Ruiz-Castillo la paternidad total del libro, desde la idea hasta la elección de textos, asegurando que el propio Baroja se desentendió del resultado.

Gracias a este autor y a Raquel Sánchez García sabemos que Juan Ruiz-Castillo Franco, buen amigo de don Pío y fundador de las editoriales Renacimiento y Biblioteca Nueva, se trasladó a Valladolid nada más estallar la Guerra Civil, después de que esta le sorprendiera en La Granja de San Ildefonso. Comenzó a trabajar en la editorial Santarén hasta que creó otro sello propio, Reconquista, que puso al servicio de las tropas rebeldes. Según García de Juan, Ruiz-Castillo aprovechó las estrecheces económicas de Baroja y su deseo de regresar definitivamente a España para editar el libro, con objeto de facilitar dicho retorno pero también, por supuesto, para obtener pingües beneficios y compartirlos con él.

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