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El Colegio de San Gregorio cuando lo vio Mattew Digby Wyatt en 1869. EL NORTE
Así dibujó el patrimonio de Valladolid un catedrático de Cambridge
El Cronista

Así dibujó el patrimonio de Valladolid un catedrático de Cambridge

Mattew Digby Wyatt, prestigioso arquitecto y profesor, llegó en 1869 para inmortalizar San Gregorio y el Palacio de Villena

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 11 de marzo 2025, 07:06

Llegó en tren desde París cuanto tenía 49 años para ilustrar el patrimonio más relevante de España y, según su propio testimonio, rescatar del olvido muchas obras de arte que consideraba despreciadas o en decadencia por la dejadez de los poderes públicos. Era 1869 y Mattew Digby Wyatt, prestigioso arquitecto y profesor inglés nacido en Rowde en 1820, se propuso ilustrarlo todo en cien placas que luego daría a la imprenta conformando su famosa obra 'An Architect's Note-book in Spain', fechada en 1872. Miembro de una prestigiosa dinastía de arquitectos ingleses, desde muy joven mostró su afición por descubrir y observar en primera persona el arte de otros países. De hecho, en 1846, nada más finalizar sus estudios superiores, viajó a Francia, Italia y Alemania dibujando sus principales obras arquitectónicas y poniendo especial interés en sus detalles decorativos.

Antes de venir a España fue nombrado secretario del Comité de la Sociedad de Artes para la organización de la Gran Exposición de Londres de 1851, encargándose además de la construcción del pabellón. Un trabajo por el que se le concedió la Medalla de Oro Privada del Príncipe Consorte. Además de publicar diversas obras sobre artes industriales, artesanía ornamental y el arte de la iluminación, actuó en edificios como el Palacio de Cristal, la Estación de Paddington y la Oficina de la India en Londres. Llevó a cabo una gran labor de investigación y, además de secretario honorario del Royal Institute of British Architects, ostentó, en 1860, la Cátedra Slade de Bellas Artes de la Universidad de Cambridge.

Fue en 1869 cuando decidió realizar un largo periplo por España para visitar y dibujar sus principales obras de arte. Según su propio testimonio, decidió utilizar tinta anastásica para ser lo más veraz posible. Comenzó por Burgos, inmortalizando el Arco de Santa María y el Palacio de los Miranda, y luego llegó a Valladolid. Su principal objetivo era dibujar el Colegio de San Gregorio, incluidos sus patios y diversos detalles ornamentales. Los juicios sobre la conservación del patrimonio en la ciudad no diferían del conjunto de España: criticaba la escasa atención de los poderes públicos y la destrucción acometida en algunas obras arquitectónicas. «Desde principios del siglo XV, pasando por los reinados de Juan II y sus sucesores, hasta la elevación de Madrid a Capital por Carlos V, y la sede única y oficial de la Corte por Felipe II, Valladolid fue rotundamente la ciudad real de España», señalaba, para, a continuación, criticar duramente el expolio de las tropas francesas en 1809: «En ningún lugar de España, como escribe Ford en 1845, ha sido la destrucción reciente más intensa (que en Valladolid); testigo es San Benito, San Diego, San Francisco, San Gabriel, etc., casi barridos, sus preciosos altares rotos, sus espléndidos sepulcros hechos pedazos».

Arriba, detalle heráldico del patio de San Gregorio. Abajo, dibujo de la Casa del Infantado, hoy Palacio de Villena, y retrato del arquitecto inglés. EL NORTE
Imagen principal - Arriba, detalle heráldico del patio de San Gregorio. Abajo, dibujo de la Casa del Infantado, hoy Palacio de Villena, y retrato del arquitecto inglés.
Imagen secundaria 1 - Arriba, detalle heráldico del patio de San Gregorio. Abajo, dibujo de la Casa del Infantado, hoy Palacio de Villena, y retrato del arquitecto inglés.
Imagen secundaria 2 - Arriba, detalle heráldico del patio de San Gregorio. Abajo, dibujo de la Casa del Infantado, hoy Palacio de Villena, y retrato del arquitecto inglés.

Pero no solo eran culpables los franceses: «La situación de esta ciudad en la línea directa de comunicación ferroviaria entre Francia y Madrid ha contribuido en gran medida a esta 'modernización', e incluso mientras esto se escribe, numerosas calles antiguas están siendo derribadas para dar paso a la conveniente, pero nada pintoresca monotonía con la que el siglo XIX suele escribir su fecha en la arquitectura de sus calles». De las cinco placas de Valladolid, cuatro eran de San Gregorio. Se detuvo en su «noble patio» y en el patio menor de entrada, destacando materiales empleados como el estuco y deteniéndose también en la heráldica («pocas ciudades de España se regocijaron más en los dispositivos heráldicos que Valladolid, la sede especial de la nobleza castellana, al menos hasta su traslado a Madrid», escribía). Destacó sobre todo la importancia de la orden de Predicadores o Dominicos: «Los poderosos Frailes Negros -llamados así por su vestimenta-, fieles a las tradiciones del fundador de la Orden, él mismo castellano viejo, cuya actividad como Predicadores, y más aún como Inquisidores, les hizo, quizá, aún más poderosos en el control de los destinos de la Península que los jefes políticos del Estado».

También dejó constancia de la traza desaparecida de la galería de las azoteas, y dibujó, por último, «la Casa del Infantado», hoy Palacio de Villena (una de las tres sedes del actual Museo Nacional de Escultura), que el autor encuadraba dentro de la «arquitectura tardía» del Renacimiento, «en la que la regularidad en el uso de los órdenes y un sistema de elementos arquitectónicos lisos y rígidamente proporcionados constituyen los componentes principales de las estructuras más elogiadas». Y es que, a decir de Wyatt, lo más característico del edificio era «la grave sencillez de las columnas jónicas que sostienen los arcos macizos pero sencillos de los dos pisos de un Patio grande y pretencioso». Antes de regresar a su tierra natal visitó Venta de Baños, León, Zamora, Salamanca, Ávila, Alcalá de Henares, Toledo, Córdoba, Sevilla, Cádiz, Gibraltar, Málaga, Granada, Andújar, Madrid, Guadalajara, Zaragoza, Lérida, Barcelona y Gerona. En posesión de la Medalla Telford del Instituto de Ingenieros Civiles y de la Medalla de Oro del Real Instituto de Arquitectos Británicos, Mattew Digby Wyatt falleció el 21 de mayo de 1877 en Dimlands Castle, al sur de Gales.

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