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Unos jóvenes pasean por el puente del Poniente con el edificio de Duque de Lerma, al fondo, adornado con la famosa pintada. PATRICIO CACHO
El Cronista

Activismo vallisoletano contra la OTAN

El Colectivo Ciudadano por la Paz y el Desarme, creado en 1983, impulsó protestas como la enorme pintada que adornó una fachada el edificio Duque de Lerma

Enrique Berzal

Valladolid

Domingo, 29 de junio 2025, 11:55

Ahora que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha revuelto la actualidad informativa al obligar a los países miembros a invertir un 5% del PIB en Defensa, a muchos vallisoletanos, sin duda los más veteranos, les ha venido a la cabeza aquella enorme pintada que en 1986 adornó el edificio Duque de Lerma, apodado entonces «el rascacielos de Valladolid». Rezaba «Otan No» y era, sin duda, la expresión más clara del «no» al referéndum que habría de celebrarse el 12 de marzo de 1986. Aquello no era una protesta anecdótica, aunque efectiva, sino la manifestación de un movimiento social más profundo y de motivaciones antibelicistas. Como recuerda Luis Fernández Gamazo, uno de los integrantes de aquel Colectivo Ciudadano por la Paz y el Desarme, «éramos un grupo de gente que nos habíamos organizado para protestar contra el desfile de las Fuerzas Armadas proyectado en Valladolid para 1984, y que un año antes había provocado el desmonte de las medianas del Paseo de Zorrilla. Y todo ello en una época, además, en que la situación de muchos barrios era penosa».

El Colectivo -unas ocho personas- siguió funcionando cuando el gobierno socialista de Felipe González planteó el referéndum de entrada en la OTAN, que habría de celebrarse el 12 de marzo de 1986, nucleando toda la oposición en Valladolid. En aquellos momentos, los movimientos anti-OTAN se dividían, básicamente, en la Plataforma impulsada a nivel nacional por el Partido Comunista de España (PCE), y la Coordinadora creada en Madrid, situada más a la izquierda del PCE, y a la que se adhería el Colectivo vallisoletano. «En Valladolid, los que integramos la Coordinadora logramos incluir también al PCE y a otros organismos y colectivos como Comisiones Obreras o la Federación de Asociaciones de Vecinos. Éramos gente joven, de en torno a 20 y 22 años», recuerda Fernández Gamazo. Junto a las actividades planteadas en toda España, como la manifestación contra la OTAN del 12 de noviembre de 1985, con adhesiones como la del actual arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, los vallisoletanos organizaron charlas y plantearon un activismo intenso.

Manifestaciones contra la OTAN por las calles de Valladolid y manifiesto publicado en El Norte de Castilla el 9 de noviembre de 1985, entre cuyos firmantes figura el actual arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. ARCHIVO MUNICIPAL/LUIS F. GAMAZO
Imagen principal - Manifestaciones contra la OTAN por las calles de Valladolid y manifiesto  publicado en El Norte de Castilla el 9 de noviembre de 1985, entre cuyos firmantes figura el actual arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello.
Imagen secundaria 1 - Manifestaciones contra la OTAN por las calles de Valladolid y manifiesto  publicado en El Norte de Castilla el 9 de noviembre de 1985, entre cuyos firmantes figura el actual arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello.
Imagen secundaria 2 - Manifestaciones contra la OTAN por las calles de Valladolid y manifiesto  publicado en El Norte de Castilla el 9 de noviembre de 1985, entre cuyos firmantes figura el actual arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello.

Fue Chuchi Martínez, que militaba también en CCOO, el ideólogo de la famosa pintada en el edificio Duque de Lerma, que entonces estaba deshabilitado y totalmente abandonado. Se le ocurrió mirando una postal del río tomada desde el Poniente, en la que destacaba el «rascacielos». Pensó que se podría hacer una buena pintada, y la dibujó: «Aprovechando el hueco de las ventanas y la distancia que había entre cada ventana de cada planta -el inmueble, de 87 metros de altura, tenía 23 plantas- tanto en altura como en horizontal, vio que era fácil componer un 'Otan No', y lo planeamos». El grupo se acercó al edificio una noche y comprobó la logística necesaria: lo primero, mucha más gente, en torno a 30 personas. Contactaron con compañeros que se movían por los locales que frecuentaban, por bares como 'Minotauro' y el 'Cafetín', y los reclutaron. «Entramos por el río, por la rampa. Hicimos un agujero en una tapia. Todo estaba en ruina, lleno de escombro, vandalizado entero. Subimos y lo primero que hicimos fue marcar por dentro cada planta, a base de equipos de tres personas que se encargaban cada uno de una letra; cada letra abarcaba tres plantas, así que marcábamos por dentro, con una flecha, la dirección en la que teníamos que pintar. Lo hicimos dos o tres días antes del referéndum. Era arriesgado, pues la distancia que había entre las ventanas era grande, íbamos con rodillos, alargaderas, tubos de pintura negra. Había que colgarse y uno agarraba al que estaba pintando para que no se cayera. Fue una cosa rápida, cuando pintabas las tres plantas salías pitando de ahí».

El resultado fue impactante: a la mañana siguiente, el Duque de Lerma, de blanco entero, apareció adornado con una enorme pintada con letras negras y gruesas que rezaba «Otan No». Aunque pocas horas después la emborronaron con pintura blanca, en la retina de los vallisoletanos quedó fijada aquella enorme e ingeniosa protesta. Esa misma noche, como contestación, los activistas volvieron a subir y realizaron otra pintada, esta vez con el lema «Que No». Más adelante pintaron «Bases Fuera», y en la cara del edificio que daba a la carretera de León estamparon su solidaridad con los colectivos que a finales de 1987 se oponían a la destrucción de Riaño: «Salva Riaño» fue el eslogan escogido. Aquella fue, por cierto, la única vez que los sorprendieron: «Nos cogió la policía, nos identificaron y nos dijeron que nos iban a multar, pero se quedó en nada», apunta Fernández Gamazo.

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