Derriban el portón del cuartel Conde Ansúrez a las pocas horas de tapiarlo
Los vecinos alertan de que los ladrones de chatarra han vuelto de cortar vigas de los edificios catalogados de Arco de Ladrillo
Los vecinos del entorno del antiguo cuartel Conde Ansúrez, cuyos maltrechos inmuebles catalogados permanecen abiertos desde hace algunas semanas, alertan de que los ladrones de chatarra han vuelto a girar visita a las instalaciones para retomar los robos de vigas de las cubiertas, como ya hicieran hace diez años, cuando desmontaron los tejados de buena parte de los edificios y provocaron que seis de ellos acabaran desplomándose. Eso explicaría el derribo inicial de una de las hojas del portón que da al parque de La Paz, por el que accedían al recinto, y que hayan vuelto a tirar la segunda hoja esta misma semana apenas unas horas después de que los propietarios intentaran bloquear la entrada colocando una chapa y un candado. Así que el recinto continúa abierto.
«Los obreros colocaron la chapa para cerrar la entrada y poco después desencajaron la puerta para volver a entrar», aseguran los testigos del imparable deterioro de un acuartelamiento construido a principios del siglo XX –fue inaugurado en 1902–, cuyos inmuebles más que centenarios gozan sobre el papel de la máxima protección desde que cerró sus puertas el 14 de marzo de 2000. «En las últimas noches hemos visto cómo entraban y cortaban algunas vigas para cargarlas en furgonetas», señalan los vecinos antes de advertir del evidente «riesgo que supone para todos, incluidos ellos, andar por unos edificios que cualquier día se vienen abajo». Y lo dicen por la presencia, también habitual, de grafiteros y visitantes esporádicos al peligroso interior de las vastas instalaciones abandonadas, que ocupan una manzana entera entre el paseo del Arco de Ladrillo y las calles General Shelly, Arca Real y Transición. «Se nos cuelan las mascotas cuando paseamos por el parque (de La Paz) y la verdad es que da miedo entrar a por ellas», añaden los vecinos.
Los propietarios de los terrenos, destinados a acoger 839 pisos –el plan parcial, paralizado desde hace once años, incluye el cuartel General Monasterio, situado a continuación–, también tapiaron el boquete abierto en una puerta de la fachada principal, que da a Arco de Ladrillo, en cuyo interior se refugiaba, al menos, un indigente. Este acceso, al menos, continúa cerrado. Por ahora.
La ausencia de cubiertas en la mayoría de los inmuebles y las continúas caídas de cascotes parecen urgir una intervención «para evitar males mayores», concluyen los vecinos.
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