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José Villanueva, Dionisio de Diego y Fernando Martínez, integrantes de la junta directiva de la Asociación Ornitológica Valllisoletana. José C. Castillo

La red social de Valladolid

Aquí se crían los canarios más bonitos y que mejor cantan de Valladolid

La Asociación Ornitológica Vallisoletana, que está a punto de cumplir medio siglo, está formada por 85 personas que comparten su pasión por la cría y cuidado de pájaros en la provincia

Domingo, 24 de noviembre 2024, 08:23

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Hay una sinfonía de trinos, un concierto de gorgoritos, una simpática cantinela que recibe a los visitantes que se adentran en el local que la Sociedad Ornitológica Vallisoletana tiene en La Victoria. Hoy es día de reunión de la junta directiva y tres de sus integrantes –Fernando, Dionisio, José– se han acercado con un puñado de jaulas (las hay incluso de cartón) en las que no paran quietas varias parejas de canarios. Son apenas una muestra de las muchas que crían en casa. «Muchas, muchas», exclama José Villanueva, integrante de la asociación desde 1997 y hoy secretario de la entidad. Cada día, dedica al menos un par de horas a su cuidado. «Los fines de semana, estoy casi todo el tiempo pendiente de ellos», asegura este criador de unos pájaros que luego presenta en concursos de belleza.

Porque también lo bello tiene plumas y pico.

«En los concursos hay tres categorías», explica Fernando Martínez, veterinario y presidente del colectivo. Los jurados eligen los que presentan un color más atractivo (y hay más de 300 gamas diferentes), una canto más armonioso (aquí también hay variedades) o una mejor postura (y claro, las hay de todo tipo). «En cada uno de estos casos hay un estándar», cuentan, un canon con unas características que todos quieren conseguir. «Necesitas criar para tener buenos ejemplares que luego puedas presentar en el concurso. Entre todos los que tienes, seleccionas los que más se parezcan a ese estándar que se busca», indica Dionisio de Diego, quien añade que en estas competiciones no solo hay distinciones individuales, sino también por equipos (de cuatro en cuatro).

Asociación Ornitológica Vallisoletana

La Sociedad Ornitológica Vallisoletana se constituyó el 3 de febrero de 1975 para reunir a los aficionados que se dedican a la cría de aquellas especies de pájaros que están permitidas por la ley. Su finalidad, explican, es «estrictamente recreativa y cultural», con el objetivo del «cuidado racional e inteligente de las distintas razas de aves», así como del «intercambio de ideas y conocimientos de la materia». A lo largo del año, celebran charlas formativas, conferencias y comidas de hermandad. Muchos de sus socios participan en torneos y acaban de estrenar su sede en La Victoria, donde disponen de biblioteca con libros y revistas especializadas. Además, es almacén para las compras conjuntas que hacen de accesorios y alimentación.

Dionisio es uno de los veteranos del grupo. Ingresó en la asociación en 1980, para estar acompañado por otras personas que compartieran una afición que en él despertó desde muy joven. «Me compré mi primer canario con 12 años... y se me murió a la semana. Estuve ahorrando de mi propina para pagar las mil pesetas que me costó. Se lo compré a un criador de la asociación, aunque en aquella época podías ir también a Cantarranillas, donde se ponían con jaulas para vender canarios o jilgueros en el rastro. Allí compré mi primera pareja», recuerda Dionisio. Hoy esas ventas callejeras están prohibidas. Tampoco se pueden comprar ni vender pájaros silvestres. Su captura en la naturaleza (la de verderones, jilgueros, verdecillos o pardillos) está además penada. Pero sí que se autoriza la cría en cautividad por parte de criadores autorizados con anillas cerradas federadas.

Por eso, destacan, es tan importante la labor de los criadores, que permiten «mantener muchas especies protegidas» gracias a la continuidad de las reproducciones en cautividad. Por eso, todos los pájaros deben estar anillados (con un identificador federativo reglamentario), donde figure, de forma clara, su procedencia y titularidad. «Es como si fuera su DNI».Ese anillamiento se hace cuando el pájaro tiene entre seis o siete días.

Lo del canario ya es otro cantar.

Cuenta Fernando que desde que era niño su casa familiar estaba llena«de bichos» y que, entre ellos, no faltaban los pájaros en jaulas de metro.Esa pasión por los animales le llevó a estudiar Veterinaria.«Empecé a ser criador por la dueña de una quesería, que me enseñó los canarios que tenía durante una inspección rutinaria de Sanidad». A partir de ahí, comenzó a interesarse por una actividad que le tiene ocupado durante todo el año.Porque en la cría de pájaros también hay un calendario. «En primavera nos dedicamos a criar. En verano es cuando, en general, los pájaros hacen la muda. Así que en otoño e invierno es cuando se celebran los concursos, porque es el momento en el que tienen la pluma nueva. Para presentarse a las competiciones, eligen a los mejores ejemplares nacidos ese año, que son los que pueden participar (aunque hay algunas excepciones que autorizan participantes de hasta 4 años, en categorías muy limitadas).La vida media suele ser de entre diez y doce años.

Dionisio participa con canarios de canto. «En casa ahora estoy escuchando 25», dice.Son de los que hace seguimiento, a los que presta su oído, a los que escucha (de cuatro en cuatro) para seleccionar los que regalan el sonido más armonioso.«El canario malinois tiene un canto muy suave, poco molesto, con notas diferentes (y cada una tiene un nombre propio), con algunos efectos que hasta parecen gotas de agua».

Fernando concurre con canarios de color. Y aquí hay variedades hasta abrumar. Amarillo intenso, amarillo nevado, amarillo mosaico, rojo mosaico, isabela rojo mosaico... Esos apellidos que hay al lado del color son importantes porque, además de la tonalidad, hay que tener en cuenta el tipo de pluma. La hay mosaico (que es la intermedia de tamaño).La hay intensa (que es la más cortita y apretada). Y la hay nevado(que es la pluma más larga, «parecen peluches»). Y esto los criadores lo tienen en cuenta también a la hora de hacer los cruces.

La tercera modalidad es la del canario de postura. Y aquí los hay desde los más pequeñitos (raza española) hasta los grandotes (como el lancashire con moña). Desde los estilizados (bernois) hasta otros de mirada no tan agradable (como los gibber italicus o el giboso español).

La asociación cumple 50 años en 2025 y lo quiere celebrar con alguna actividad que congregue a la ciudadanía. «Nos gustaría organizar el concurso regional de Castilla y León, pero para eso necesitaríamos un espacio mínimo de 300 o 400 metros durante diez días, desde el montaje, exhibición, jornadas de valoración y entrega de trofeos», cuentan desde el colectivo. La mejor época para esta actividad sería noviembre o diciembre. Pero no lo tienen fácil. «Nos cuesta que el Ayuntamiento nos ceda espacios para exposiciones... También nos gustaría dar charlas en los colegios, para que los niños conozcan esta afición y se inicien en ella si les gusta».

«Estos pájaros criados en cautividad no se pueden soltar porque se morirían de frío o de hambre. Si los sueltas, sería un crimen. No sobrevivirían», concluyen desde la asociación, que ya ha editado su calendario para 2025. La ilustración para cada mes es la fotografía de uno de los canarios de alguno de los 85 socios de la entidad. Se hizo una votación entre todas las fotografías presentadas para elegir los mejores pájaros que saludarían a quienes pasaran las hojas de un almanaque que recuerda que, en 2025, cumplen medio siglo de pasión ornitológica en Valladolid.

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