Ladrones de bolas

«Lo normal es que te roben una lata de Coca Cola o unos chicles, pero nunca te imaginas que puedan llevarse una máquina entera», reconoce María Cruz, la propietaria del quiosco El Trébol de la calle Amadeo Arias, en Parquesol, de cuya puerta se llevaron los ladrones una máquina de «bolas de goma saltarinas» en la tarde del domingo. Lo llamativo del hurto es que fue el segundo idéntico registrado en la ciudad en las últimas dos semanas. En el anterior, registrado en otro quiosco de la calle Puente Colgante, el ladrón fue sorprendido y detenido cuando acarreaba la máquina de bolas que acababa de coger, también a plena luz del día, del negocio.

El último robo tuvo lugar al filo de las ocho de la tarde del domingo en el citado quiosco, situado en el tramo peatonal que une las calles Amadeo Arias y José Garrote Tebar. «Había salido un cuarto de hora de antes y cuando volví a la puerta me di cuenta de que faltaba la máquina», recuerda la dueña, quien lamenta que había «cuatro chicos jugando justo delante y ni se dieron cuenta». Así que alguien pasó delante de sus narices y de las de los clientes de los bares cercanos acarreando el expendedor de bolas a un euro la pieza.

«Nadie vio nada», lamenta Miguel, el copropietario, quien aclara que el botín puede estar valorado en más de trescientos euros. Los autores, eso sí, apenas se llevarían «cincuenta euros en monedas del cajetín y otros cien en bolas». El resto se supone que irá a la chatarra.

La anterior víctima, otro quiosquero del entorno de la estación de autobuses, pudo recuperar la máquina. Los policías detuvieron al sospechoso, O. D. C., de 34 años, con el botín a cuestas junto al río. Presumiblemente se disponía a forzar el cajetín y a tirar el resto al agua. Los agentes buscan ahora a un segundo ladrón de bolas saltarinas.