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Pancartas críticas con la masificación del San Juan de la Cruz en 1978.

La historia del colegio que acabó bajo la piqueta

El San Juan de la Cruz nació con el barrio de La Rondilla, vivió protestas vecinales y el auge de la natalidad, pero ahora dejará paso a un edificio para albergar oficinas de la Segirudad Social

Enrique Berzal

Jueves, 4 de agosto 2016, 11:01

Hubo un tiempo en que La Rondilla no podía explicarse sin el Colegio San Juan de la Cruz, el centro escolar más antiguo del barrio, cuyo protagonismo llegó a ser crucial hace algo más de 30 años, cuando los elevados índices de natalidad lo convirtieron en masificado epicentro de protestas vecinales. Por eso, su demolición supone en cierto modo el final de un símbolo íntimamente ligado al origen histórico del barrio, hace ahora 57 años; cuando, en 1959 culminaron las obras de construcción de las 550 viviendas que formaban el Polígono 18 de julio, que, junto al XXV Años de Paz, constituían el punto de partida de La Rondilla. Anejo al mismo figuraban unas escuelas graduadas de niños y niñas, situadas junto al convento de Santa Teresa. Dichas escuelas, consistentes en dos edificios independientes, eran el germen del colegio y, lo más importante, el único recurso existente para satisfacer la enorme demanda de escolarización de la zona, pues no debe olvidarse que La Rondilla se creó para aliviar las necesidades de vivienda de una ingente masa de población obrera, buena parte procedente del entorno rural, que llegaba para trabajar en la ciudad industrial forjada al compás del desarrollismo franquista, con Fasa a la cabeza.

Bautizado el colegio, desde principios de los años sesenta, con el nombre del gran compañero de andanzas fundacionales de Santa Teresa, hasta 1973, año en que se construyó el José María Gutiérrez del Castillo (hoy CEIP Entre Ríos), fue el único centro escolar público que existía en el barrio. Este hecho, unido a los altos índices de natalidad y a las graves carencias materiales existentes, lo convirtieron también en lugar cotidiano de protestas vecinales. Estas arreciaron con fuerza en los años 70, al tiempo que agonizaba el Régimen franquista y la batalladora asociación vecinal, en íntima unión con la de padres de alumnos, incrementaba la presión sobre las autoridades municipales en demanda de zonas verdes, calles asfaltadas y mejores dotaciones escolares. Los altos índices de natalidad del momento reforzaban sus argumentos: según datos oficiales, si en 1975 se habían registrado en La Rondilla 823 nacimientos, al año siguiente la cifra ascendía a 861; aún en 1979, el número de niños nacidos en el barrio era de 515.

Las graves carencias en materia de escolarización no tardaron en copar las páginas de El Norte de Castilla. Como señala Constantino Gonzalo Morell en su tesis doctoral sobre el movimiento vecinal en el Valladolid del tardofranquismo y la Transición, uno de los puntos culminantes de la protesta se registró a principios de octubre de 1978, cuando miembros de la asociación de padres de alumnos ocuparon el San Juan de la Cruz para protestar por el mal estado material del mismo y su preocupante masificación: proyectado entonces para 300 alumnos, albergaba a más de 800.

Dos años más tarde, mientras los vecinos del barrio aguardaban impacientes la construcción de un tercer centro (el León Felipe), las reivindicaciones del colectivo escolar llegaban a Madrid y eran amplificadas por los diputados socialistas en el Congreso, en particular por Gregorio Peces Barba, muy crítico con la política del gobierno en este terreno. El Norte de Castilla aportaba detalles concretos sobre el problema existente en el San Juan de la Cruz, atestado de alumnos: previsto inicialmente para ocho unidades escolares, en 1980 contaba con quince, siete de las cuales habían tenido que crearse a costa de los patios, mientras que otras seis funcionaban en locales parroquiales. En total, aquel año de 1980 el colegio de la calle Cardenal Torquemada tenía matriculados 849 alumnos de Enseñanza General Básica (EGB), prácticamente el triple de su capacidad real. De hecho, una nota de prensa hecha pública por la asociación vecinal señalaba la existencia de 12.000 niños en edad escolar en el barrio para el curso 1980-1981, de los cuales solo 2.400 tenían plaza en colegios públicos y 1.240 en privados. Ante tamaña situación se crearon otros dos centros: el León Felipe, construido en 1981, y, a mediados de la década, el Gonzalo de Berceo, mientras que en 1987, el San Juan de Cruz incorporaba un volumen intermedio entre las dos escuelas iniciales que lo convertía en edificio único, transformándolo, además, en centro mixto.

Envejecimiento progresivo

La situación comenzó a cambiar para peor a principios de los años 90, cuando el barrio de La Rondilla también se vio afectado por la negativa dinámica poblacional de la época: la imparable caída de las tasas de natalidad y el envejecimiento progresivo de sus habitantes obligaron a diseñar nuevas estrategias escolares, entre ellas la fusión del San Juan de la Cruz con el Gonzalo de Berceo. De hecho, antes del cierre definitivo del centro, acometido en septiembre de 1999, el antiguo colegio sirvió de aulario al instituto Santa Teresa; pocos meses después, concretamente el 24 de enero de 2000, El Norte de Castilla resumía en un titular la triste perspectiva que se abría para La Rondilla con la clausura de su colegio público pionero: Silencio en las aulas.

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