
Los reclusos maltratadores, los que más problemas tienen con el alcohol
Un nuevo programa acerca las terapias de rehabilitación a los presos para evitar recaídas cuando recuperen la libertad
J. Sanz
Miércoles, 6 de abril 2016, 19:12
Muchos de los reclusos que cumplen condenas por delitos de malos tratos presentan problemas de fondo con el consumo abusivo de alcohol. Así lo detectan casi a diario los equipos psicosociales del centro penitenciario y por eso a ellos, entre otros, va dirigido un programa de rehabilitación exclusivamente de esta adicción aceptada socialmente que impulsan los especialistas de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Valladolid (Arva). El proyecto en sí no es nuevo, ya que funcionó durante algunos años, pero la falta de financiación lo tumbó y ahora resurge gracias a una subvención de La Caixa.
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«El alcoholismo es un problema que afecta a una parte importante de la población reclusa y lo hemos detectado fundamentalmente en casos de maltratadores y de personas condenadas por delitos de tráfico, en los que muchas veces surge este problema como trasfondo de posteriores episodios de violencia», explica el director de la prisión provincial, Carlos Blanco, quien reconoce la importancia de este tipo de terapias para favorecer la futura reinserción de los internos en la sociedad.
«Esto no significa que todos los alcohólicos sean maltratadores, pero lo cierto es que la ingesta abusiva de alcohol puede provocar una mayor agresividad», aclara el presidente de Arva, Julián Rodríguez, quien explica que la rehabilitación «solo es posible cuando el adicto tiene una voluntad clara de solucionar su problema».
Voluntad para dejarlo
Así que la terapia como tal es voluntaria, si bien es el equipo de tratamiento penitenciario el que propone a los candidatos que desean participar y estos pasan después a manos del grupo de especialistas de la asociación formado por una trabajadora social, una psicóloga y una integradora social. El programa tiene dos fases, una primera dentro del propio centro penitenciario, y una segunda, ya en la calle, de seguimiento de los reclusos atendidos.
«Muchas personas piden participar para obtener beneficios penitenciario, pero así se consigue poco y la realidad impone que solo aquellos que quieren continuar con las terapias cuando salen en libertad consiguen dejar atrás la adicción», resumen Alexandra Tejero y Beatriz Domínguez, la trabajadora social y la psicóloga del equipo de Arva.
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Ambas participaron en el anterior programa, clausurado por falta de financiación hace dos años, y ambas volverán a llevarlo a cabo, junto a la integradora social Raquel Romero, a partir de la próxima semana. «Tuvimos un éxito razonable, ya que la voluntad personal es fundamental en este tipo de terapias», reiteran las profesionales de Arva.
La asociación, con sede en el número 12 de la calle Mariano Miguel López (Delicias), ha conseguido recuperar este programa gracias a una donación de La Caixa, impulsada por el director de la oficina del propio barrio, Juan Manuel Descombes, quien reconoce «la impagable labor que lleva a cabo Arva». Tres mil euros, solo eso, permitirán sacar del pozo del alcohol a aquellos reclusos que realmente quieran salir.
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