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Antonio Corbillón
Jueves, 24 de marzo 2016, 20:54
El milano real es una especie declarada en peligro de extinción. Pero está remontando su particular crisis. Su elegante aleteo ahorquillado, con su abanico trasero en movimiento con el que mantiene un aire de helicóptero animal, se deja ver cada vez más en campiñas, pinares, páramos y tierras de labor. El censo de milanos reales invernantes que ha realizado la Asociación para la Conservación y el Estudio de la Naturaleza de Valladolid (ACENVA) ha datado la presencia de 2.351 ejemplares.
La cifra todavía es la mitad (4.542 animales en 1994) de los registros logrados hace veinte años cuando empezaron los primeros trabajos de campo para conocer a esta especie. Pero mejora en un 20% los de hace una década, lo que hace albergar esperanzas a los ambientalistas de que esta especie pueda abandonar la lista roja del peligro de extinción. «La cifra es buena, pero los censos pueden llevar a confusión ya que estas aves llegan hasta aquí desde el Norte de Europa pero ya se están marchando», explica el coordinador de ACENVA, Jesús Colás.
Más de cien voluntarios trabajaron en las jornadas de seguimiento y numeración de los escenarios donde habita este ave rapaz que puede pesar cerca de un kilogramo, medir hasta 65 centímetros y exhibir una envergadura alada que supera de largo 1,50 metros. Entre todos localizaron 77 de los 82 dormideros conocidos en Valladolid. Lugares en los que se concentran una media de 30 milanos reales.
Aunque Valladolid está lejos de las cifras de avistamientos de provincias limítrofes, las poblaciones están bastante repartidas entre Tierra de Campos y campiñas (algo más del 30% en cada una), mientras el resto se focaliza en los páramos (19,5%) y los pinares (7,7%). A pesar de ser de la familia de las rapaces, su capacidad predadora es bastante limitada, lo que lo convierte en un animal básicamente carroñero. Por eso, las mayores cifras hoy día se han registrado en los aledaños de la capital vallisoletana, donde se encuentra el principal vertedero de la provincia. En sus alrededores se han contabilizado 152 ejemplares. La desaparición de muladares rurales donde se arrojaban los animales domésticos muertos provocaron la dispersión de las colonias y su nuevo habitat junto a la basura.
Un cambio de costumbres que a veces se ven compensadas por otras circunstancias. Los naturalistas de ACENVA creen que una de las explicaciones al aumento relativo de la población de milanos en Tierra de Campos (la zona donde mejor se ha recuperado) «podría estar en las explosiones demográficas de topillo campesino». El brote de estos roedores, registrado a partir de 2007, se tradujo en «una alta disponibilidad trófica» ya que el topillo es una de sus presas más habituales.
Vida y muerte
Los cambios en la gestión de residuos han transformado el mapa de los milanos reales. Se ha pasado del uso de un vertedero prácticamente en cada núcleo de población a realizarse la recogida selectiva de residuos y su acumulación en cuatro plantas de transferencia para su posterior transporte y gestión en el centro de tratamiento ubicado en el extrarradio de Valladolid (carretera de Villanubla).
Estos vertederos garantizan el alimento pero también se han convertido en uno de los mayores peligros para su supervivencia. «Es contraproducente porque se pueden envenenar continúa Jesús Colás. Es una especie muy sensible a los venenos». Los tendidos eléctricos y algún que otro desaprensivo de la caza, dispuesto a quitarse la frustración de una mala jornada disparando a un milano, son otros de los peligros que pueden evitar que esta especie continúe hacia el final de su estancia en el listado de especies en vías de extinción.
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