Secciones
Servicios
Destacamos
Enrique Berzal
Martes, 22 de septiembre 2015, 21:47
Era algo así como los últimos coletazos de aquella impactante movilización estudiantil de principios de los 70, sostienen los especialistas. Aglutinó a quienes cursaban el Curso de Orientación Universitaria a escala nacional y no ocultaba su afán por modificar un sistema educativo que juzgaba anquilosado y poco equitativo, semillero de desigualdades e injusticias, más propio de los tiempos caducos que del nuevo panorama de la enseñanza secundaria y universitaria.
Era marzo de 1979. El día 23, El Norte de Castilla dejaba constancia de la «masiva respuesta de los estudiantes de Enseñanza Media en la jornada contra la Selectividad». Una jornada de protesta masiva organizada a escala nacional, solo enturbiada por los incidentes ocurridos con militantes de extrema derecha. ¿Qué había sucedido? ¿De dónde arrancaba tamaño malestar?
Para entenderlo en sus justos términos es preciso reparar en el creciente proceso de masificación de la Universidad española desde los años 60, consecuencia de la modernización y del desarrollo económico, de la progresiva extensión de las clases medias y de la incorporación de la mujer a la educación superior.
Vigente estaba aún la Ley General de Educación de 1970, que en vano intentaría modificar el Gobierno de la Unión de Centro Democrático (UCD) a través de una malograda Ley de Autonomía Universitaria que aquel año de 1979 hubo de ser retirada del Parlamento al no poder vencer la resistencia corporativa.
Precisamente la alta demanda de estudios universitarios llevó al gobierno a establecer, a mediados de los años 70, una prueba de acceso como requisito obligatorio para acceder a Facultades, Escuelas Técnicas Superiores y Colegios Universitarios. Era la polémica «Selectividad», que la «Ley Esteruelas» de julio de 1974 implantó para el curso 1974-1975, afectando por tanto a quienes iniciasen estudios universitarios en el siguiente.
Aquella primera selectividad se dividía en dos ejercicios; en el primero, los estudiantes debían resumir una conferencia, analizar el contenido y la estructura de un texto, responder a una cuestión de Lengua y a otra de Matemáticas. El segundo ejercicio, por su parte, constaba de dos preguntas sobre materias optativas en el COU.
El malestar generado por dicho sistema, pero también por la calidad de la enseñanza media y universitaria en su conjunto, propició la creación de una Coordinadora Estatal de estudiantes de BUP y COU y el inicio de las protestas; para calentar motores, entre el 26 de febrero y el 3 de marzo se desató una «semana de lucha» que congregó a cerca de 300.000 estudiantes en todo el país.
En Valladolid, los primeros en pronunciarse y salir en las páginas del decano fueron los alumnos del Instituto Leopoldo Cano, que el 9 de marzo de 1979 protestaban por considerar que el Plan de Bachillerato, en especial la aprobación del curso preparatorio para la Universidad, era lo suficientemente selectivo como para enfrentarse además a la prueba de Selectividad. Ésta era tildada de «pretexto para eliminar alumnos y para solucionar los graves problemas con que se encuentra la Universidad».
Cuando el día 13 el entonces director general de Universidades, Manuel Cobo del Rosal, manifestó a la prensa que no habría ningún cambio en el sistema de Selectividad, la citada coordinadora estatal de estudiantes arreció en sus críticas. Y comenzó a preparar las movilizaciones pertinentes.
En Valladolid se creó una coordinadora provincial que, compuesta por dos alumnos por centro, se reunió el día 21 en el Colegio de San José y convocó para el 22 una huelga de estudiantes de COU en 19 colegios e institutos vallisoletanos. En su manifiesto, aparte de rechazar la Selectividad, que tildaban de «absurda», se pronunciaban a favor de una reestructuración global del sistema educativo con un acceso libre a la cultura, haciendo de la enseñanza un verdadero servicio público para la formación integral del ser humano. También señalaban la necesidad de reestructurar el COU para convertirlo en un verdadero «Curso de Orientación Universitaria»:
«La enseñanza en la actualidad está caracterizada por la mala planificación y estructuración por parte del Estado, que se ve expresada en: falta de puestos escolares, masificación en las aulas, carencia de material pedagógico, jerarquización del profesorado, desigualdad entre centros privados y estatales, disociación entre trabajo intelectual y manual (Escuelas de F. P. y de E. M.), alargamiento de los planes de estudio, marginación del sector rural, etc. La selectividad, por esto mismo, es un mero parche de arreglo que el M. E. C. ha impuesto unilateralmente sin contar con ningún sector implicado en la labor educativa. Selectividad que existe desde EGB a BUP, de BUP a COU y de COU a Universidad», podía leerse en El Norte de Castilla
La respuesta estudiantil a la huelga convocada fue, como señalaba el decano de la prensa, «masiva». En la mayoría de los centros de la ciudad y provincia se celebraron asambleas que aprobaron acudir a la manifestación. Ésta comenzó a las 12 de la mañana en la Plaza Mayor, y no tardó en ser disuelta por la policía. Lo mismo ocurrió con el intento de convocar una asamblea en el Campo Grande, donde las fuerzas de orden público llegaron a retirar el carrete al fotógrafo del periódico.
Hubo carreras estudiantiles delante de la policía en San Pablo y alrededores, lemas y gritos de «No nos va Selectividad» y «No a la violencia», y denuncias de la coordinadora provincial hacia «la actitud violenta de miembros de Fuerza Nueva, que han agredido a estudiantes causando lesiones a varios de ellos, sin que la Policía interviniera». Por la tarde ocurrió otro tanto en la Plaza de Santa Cruz, junto a la Facultad de Medicina, en la calle Gondomar y en la Plaza Mayor.
No quedaron ahí las medidas de presión. La Coordinadora Estatal de Estudiantes de Enseñanza Media organizó una nueva jornada de huelga para el día 30, que en Valladolid vino precedida de encierros de estudiantes en los Institutos de Delicias y Leopoldo Cano. Aquel día participaron cerca de 700 alumnos de BUP y COU, una comisión de los cuales expuso sus reivindicaciones al delegado provincial del Ministerio de Educación y al rector de la Universidad. Ambos les comunicaron que no estaba en su mano la solución, pero que transmitirían sus quejas a la autoridad correspondiente.
Publicidad
Juanjo González | Salamanca, María Pedrosa y Francisco González
Zigor Aldama y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Antonio Paniagua y Sara I. Belled
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.