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Los fans de Malú ya hacen cola en Laguna

Juegos en el entorno del lago y carreras de correpasillos en la avenida Madrid hacen disfrutar a los más pequeños a dos días del chupinazo

Jesús Nieto

Viernes, 5 de septiembre 2014, 22:59

Decenas de niños se reunieron por la mañana en el entorno del lago para pasar un rato largo divirtiéndose con los juegos de siempre. Así, los laguneros de tres a doce años pasaron la mañana bajo un intenso calor, mientras sus padres, observando desde la distancia, les acercaban botellas de agua para que se hidrataran de vez en cuando. Por la tarde, los Marc Márquez de los correpasillos se desafiaban en la avenida de Madrid. Y los ya no tan niños, los primeros fans de Malú, ya hacen cola para conseguir los mejores sitios para ver a su ídolo favorito. Ya hemos visto siete conciertos de esta gira y tenemos entradas para otros siete más, dicen los cinco jóvenes de Santander y Madrid que desde la 11:00 horas esperan en la puerta de la plaza de toros.

DÍA 6 DE SEPTIEMBRE SÁBADO

  • PROGRAMA DE FIESTAS

  • De 12 00 a 13

  • Auto Loco más original (LAGUNILLO).

  • Disfraz más divertido (GRACIOSÍN).

  • Auto Loco más rápido (EL FITIPALDI).

  • Auto Loco con mayor inercia (ABROJILLO).

  • LUGAR Cañada de la Arboleda. La salida será desde el puente en dirección al parque Los Valles.

  • 17 00 horas

  • LUGAR Campos de Juegos Autóctonos (Avda. del Estadio).

  • 18 00 horas

  • LUGAR Campos de césped artificial anexos al Estadio Municipal de Fútbol La Laguna.

  • 22 30 horas

  • LUGAR Plaza de Toros.

Verónica, Marta, Desiree, Celina y Roberto llegaron a media mañana en un coche procedentes de Santander a la plaza de toros de Laguna para ver a su cantante favorita; Malú. Son los primeros de las aproximadamente seis mil personas que esta noche verán a la artista madrileña: Siempre llegamos a los lugares donde actúa con un par de días de antelación para coger los mejores sitios. En casi todos los conciertos a los que vamos somos los primeros, dicen al tiempo que se acomodan y pasan el rato con sus teléfonos móviles, hinchando las colchonetas en las que dormirán por la noche e incluso se han traído una pequeña piscinita portátil que esperan llenar de agua para refrescarse.

Ya casi se ha convertido en un ritual. Este veranos hemos estado en diez conciertos y tenemos entradas para siete más. El año pasado, también acudieron a un gran número de conciertos, aunque, según dicen, no hacía falta presentarse con tanta antelación para conseguir un buen sitio. Pero este año con su aparición en el programa de televisión La Voz, comentan al tiempo que enseñan las viandas para mantenerse en pié: Casi siempre productos de supermercado, pero si encontramos cerca algún restaurante de comida rápida cerca, vamos a turnos para no perder la vez. Merece la pena esperar para conseguir un buen sitio porque además mientras esperamos tampoco lo pasamos mal, afirman los componentes del club de fans Siempre tú.

En la avenida Madrid, ya cortada al tráfico con motivo de las fiestas de Nuestra Señora del Villar, decenas de niños se concentraron a las 17:00 horas con sus correpasillos para emular a los pilotos españoles que tantas alegrías están dando a los aficionados. Tenemos cantera. Organizados por el Club Deportivo Moto Laguna, los pequeños pilotos, divididos en tres categorías nacidos en 2009, 2010 y 2011-12, corrían a toda la velocidad que les permitían sus cortas piernas, llegando alguno a perder el control y terminar con sus huesos en el suelo, hasta que los miembros de la organización y sus propios padres les ponían de nuevo en pie, mientras soltaban alguna lágrima. Hubo trofeos para los más rápidos y medallas y chuches para todos.

Pero antes, por la mañana, los chavales también disfrutaron de juegos que les prepararon en el entorno de lago. Apartaron a los más pequeños niños de tres y cuatro años- a una zona exclusiva para ellos y que denominaron Peque juegos. Allí, los monitores Patricia, Irene y Moisés organizaron juegos con paracaídas y talleres de manualidades en los que invitaron a los padres a participar. Así, por ejemplo, los niños y niñas con la ayuda de sus padres y madres hicieron molinillos de papel, mandalas de flores y ranas del tiempo, una especie de reloj hecho de cartón en el que con una rana de papel marcaban distintos fenómenos meteorológicos.

Pero con los mayores, la cosa cambió un poco: los monitores idearon una serie de juegos con distintos objetivos: juegos inclusivos, que practicaban personas con alguna discapacidad con personas sin ella; juegos slow, para aprender a vivir despacio; juegos de improvisación teatral; juegos de África y América y juegos de risa.

Con los juegos inclusivos, jugaron al fútbol, pero sin ver y a cuatro patas; carreras de atletismo por parejas agarrados de la mano y en el que solo uno veía o un partido de baloncesto con niños en silla de ruedas y otros sin ellas; con los slow, la monitora Angie dirigió una actividad de memoria corporal en el que los niños recorrían una distancia con los ojos abiertos y la misma con los ojos cerrados. Ganaba el que se paraba más cerca de la meta y el que más elementos recordaba que vio y dónde los vio. También disfrutaron de un taller de masaje sensorial en el que todos los niños colocados en una fila hacían un trenecito. El último de la fila comenzaba a hacer un masaje lento y suave al compañero de delante por la espalda el de adelante se lo repetía al siguiente y así sucesivamente intentaba a hacer formas o escribir en su espalda y que el compañero debía adivinar.

Con los juegos de improvisación teatral, inventaron una situación común que representaron con una pequeña preparación, por ejemplo, imaginaron un un rockero hablando en flamenco o estando todos en círculo decidían una forma de estar (triste, serio, bromista, alegre) y a la de tres todos cruzaban el círculo, pero exagerando la forma de estar decidida.

De África y América, trajeron actividades como la Maroba (Kenia) en el que los jugadores pasaban un objeto de uno a otro siguiendo el ritmo de una canción; la Garaskala (Mauritania), en el que todas las personas se cambiaban de nombre con el de otro compañero y que tenían que responder solo cuando se dirijan a ellos con el nuevo nombre y El Águila come (Zimbabwe), en el que había un águila, en primer término, una gallina y una fila detrás de la gallina que representaba los pollitos. El águila debía tratar de atrapar a los pollitos del final que intentaban cubrirse o refugiarse con su madre la gallina. Y cada veinte minutos los grupos de chavales cambiaban de juego hasta que a las 13:30 horas, todos los grupos se unieron para bailar todos a la vez una canción despedida.

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