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EL NORTE
Jueves, 28 de julio 2011, 11:38
La empresa vallisoletana Securybac ha patentado un sistema que evita el robo de cable de cobre en instalaciones subterráneas, como las de las farolas o los huertos de energía solar, a través de una baliza de anclaje colocada dentro de una arqueta oculta, a la que no se puede acceder desde la superficie, lo cual evita que se pueda extraer el cableado aunque logre cortarse, informa la agencia Ical.
El autor del sistema y socio de la empresa Securybac, Juan Andrés Díaz Gaona, concibió la idea a finales del año pasado, a raíz de las sucesivas oleadas de robo de cobre sufridas en toda España, principalmente en el medio rural. Solo entre los años 2007 y 2010, la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía se han incautado de más de 625 toneladas de cobre y han detenido e imputado a casi 12.000 personas por estos robos. En la provincia de Valladolid, el goteo de hurtos de cable de cobre ha sido incesante en los últimos meses. La última detención fue el pasado día 4 de julio en Laguna de Duero, cuando un vecino de la localidad fue pillado 'in fraganti' por la Guardia Civil cuando salía de un tubo de grandes dimensiones en el que se había escondido después de robar, presuntamente, en una finca. Junto a la furgoneta, de su propiedad, había una cizalla, tres mangueras de cable y una caja de cartón con piezas de cobre.
Resistencia
En marzo de este año, Díaz Gaona terminó el prototipo definitivo, tras meses de pruebas y ensayos que incluyeron un test de resistencia, realizado por el laboratorio de control de calidad Ceseco, de Valladolid, por el que se determinó que si se ejercía una carga máxima de 129,3 kilogramos, el cable podría deformarse hasta casi 20 milímetros sin llegar a romperse.
Díaz Gaona y sus socios hicieron pruebas y simulaciones adicionales en un terreno de Aldeamayor de Campos, en el que se dispuso una instalación eléctrica subterránea y una furgoneta de transporte que tiraba del cable cortado durante un supuesto robo, y llegaron a la conclusión de que el sistema «garantiza» que el cable no se puede extraer.
Tal es su convencimiento, que ya ha presentado su invento a la Agencia de Desarrollo Económico de la Junta de Castilla y León y al Ministerio de Fomento. Durante una reunión mantenida en Madrid, este último se «comprometió», según Díaz Gaona, a incluir en todos los proyectos que se firmen «a partir de septiembre» la instalación de un sistema similar al de Securybac, que «nadie más» fabrica en toda España, si la empresa aporta «la documentación necesaria», que estará lista «en agosto».
El sistema patentado por la firma vallisoletana se describe como una pequeña instalación, bien individual o en línea, de arquetas ocultas en las que se coloca una baliza de acero «de altas prestaciones» con un núcleo de goma que ejerce un sistema de anclaje del cable de cobre al terreno, de manera que resulte «prácticamente imposible el robo mediante tiro humano o mecánico desde la línea de arquetas».
Dicho sistema soporta esfuerzos «superiores» a la resistencia de «muchos cables de tracción», por lo que estos sufren una «rotura programada en la ubicación deseada», lo cual permite «una reparación mucho más fácil» que con otros métodos, puesto que el cable no queda «nunca» enterrado sino «al aire» dentro de la baliza.
200 euros de coste
Securybac calcula en 200 euros la colocación de una baliza con anclaje en su correspondiente arqueta oculta, lo cual «compensa», según Díaz Gaona, sobre todo si se tiene en cuenta que actualmente el metro de cable de cobre cuesta unos 3,5 euros, sin contar la mano de obra de la instalación, y que en el mercado una tonelada de cobre puede llegar a alcanzar en la actualidad un precio de entre «los 6.000 y los 7.000 euros».
El propio Juan Andrés Díaz Gaona, fontanero de profesión nacido en Ceuta en 1950 y afincado en Valladolid, ya ha hecho un estudio de mercado y localizado las comunidades autónomas que más robos de cobre han sufrido en los últimos meses. Su invento, recalcó, permitiría a particulares y administraciones «ahorrarse» el coste que supone volver a cablear una instalación robada, teniendo en cuenta, por ejemplo, que en el caso de las farolas, entre una y otra luminaria puede haber «hasta 45 metros de cable».
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