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FERNANDO CABALLERO
Domingo, 8 de mayo 2011, 11:17
Después de cinco libros publicados, Juan Antonio González Iglesias, que llegó a Palencia desde Florencia, los recopiló, junto a otro inédito y poemas sueltos también desconocidos, en el volumen 'Del lado del amor'. La entrevista se realiza en el Hotel Castilla Vieja después de que el poeta salmantino, nacido en 1964, se ejercitara en un gimnasio cercano.
-¿Qué siente al ver reunida su poesía completa en un libro?
-Melancolía y la sensación del deber cumplido. La poesía es un destino. Cuando el editor me propuso reunir mis libros en uno, yo tenía 40 años, ahora tengo 46. Publicar la poesía reunida demasiado temprano es una moda un poco extraña en España, por eso tengo la sensación de haber cumplido.
-Algún crítico dijo que 'Del lado del amor' es un libro completamente nuevo. ¿Está de acuerdo?
-Sí que tengo también la sensación de que no es una recopilación, sino un libro nuevo. Cuando este proyecto ya estaba en marcha, tardé cinco años en encontrar un título. Mientras tanto me premiaron 'Eros es más' y se publicó. También había un libro que se había quedado inédito, 'Selva de fábula', y otros poemas sueltos, pero la idea de tener un título general que le dé sentido al volumen me hace sentir que es un libro nuevo. Por eso produce cierta melancolía, porque que todo sea esto (señala el volumen sobre la mesa refiriéndose a su tamaño). También es una cortesía, porque vivimos en una época en la que la gente escribe demasiado.
-Tampoco hay que fijarse tanto en la cantidad como en la calidad
-Pero tampoco sabemos cómo es la calidad.
-En su poesía rescata el humanismo clasicista, fruto también de su formación. ¿Cómo ha trasladado ese clasicismo a su poesía?
-Lo hago sin darme cuenta. Es mi mundo, me he educado en él. Ya desde el Bachillerato me formé con las lenguas y las culturas antiguas. Para mí es lo más natural del mundo. No es una operación complicada ni culturalista. Cuando hace unos minutos estaba en el gimnasio y pensaba que iba a leer después poesía, me imaginaba que era un griego, porque eso es lo que haría un griego, incluso un griego leería la poesía en el propio gimnasio.
-¿El título de su libro 'Del lado del amor' resume la dedicación de su obra al amor?
-Sí. Esta es mi vida y este soy yo, y es lo que yo digo, que es lo que es un poeta, el que dice de su vida lo esencial a los demás ciudadanos, no inventa ni fabula, como los novelistas. Me siendo dicho y cumplido en el título.
-¿Identifica la esencia de la que habla con el amor?
-Sí. Parece que es un poco tópico lo de los poetas con el amor, pero es la verdad, y no solo los poetas, sino todos los seres humanos. Lo que pasa es que nos da un poco de reparo decirlo, porque el amor nos hace vulnerables.
-Pero la poesía amatoria es uno de los temas universales de la literatura
-A parte de que me encanta la tradición amorosa, que viene desde Platón y todos los poetas amorosos antiguos -yo he traducido a Ovidio, a Catulo -, me gustan mucho los místicos. Me gustaría que en un sentido contemporáneo, el que llama amor a su lugar en el mundo, fuera un místico.
-¿Busca una poesía más telúrica y enraizada en la tierra?
-No exactamente, pero sí tengo muy en cuenta lo que da la tierra partiendo del yo. La tierra castellana tiene muchas limitaciones y es magnífica para la poesía. Cada día que avanzo en la madurez, noto que es verdad. Por eso tiendo a una poesía más esencial, más despojada. Mis primeros libros son mucho más adornados, casi modernistas y barrocos, y los últimos son más andaluces.
-En su libro 'Olímpicas' y en muchos poemas hay un culto al cuerpo. ¿Ese humanismo que reivindica se cristaliza en este culto al cuerpo?
-Sí, yo a veces me resisto a esa idea de culto al cuerpo, que parece muy contemporáneo, pero eso viene de los griegos, que eran mucho del cuerpo. La presencia del cuerpo con naturalidad, moviéndose en la poesía, es una aportación griega, que es una de las cosas que faltan a la poesía española, y concretamente a lo castellano: el cuerpo sin mediaciones ni escándalos. Hay una parte del catolicismo que es muy corporal y me interesa mucho.
-¿Se considera un poeta culturalista, como se dio en los años setenta del siglo pasado?
-Me gustan mucho y les he leído mucho, tanto a ellos como a sus maestros, que son los de Cántico y que se vinculan al 27, al modernismo y a toda la poesía moderna. Pero hay un exceso en ellos que creo que no he tenido nunca. El exceso de culturalismo me pone muy nervioso.
-¿Por qué no se publicó en su día 'Selva de fábula'?
-Lo mandé a un concurso que no ganó, porque no tenemos por qué ganar siempre. Esa era mi única salida en aquel momento. Entre tanto, fueron saliendo otros libros y fueron pasando cosas. 'Selva de fábula' es un libro barroco, renacentista, casi culturalista, que mostraba la Salamanca más monumental y más natural, era como un mundo casi perfecto, pero hubo una tala de árboles que me impresionó mucho, no solo por lo que pasó, sino por lo que puede preparar una destrucción tremenda de tu mundo en cualquier momento. Cómo me iba a imaginar que iban a talar toda una isla en el centro del río. También el libro era raro y no sé si hubiera tenido salida él solo. Así está bien.
-'Eros es más' es del 2007. ¿Para cuándo otro libro?
No lo sé. Cada cosa que hago me gustaría que fuera la última. Si yo no publicara más, habría cumplido. Mis ritmos son muy largos.
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