Sin síndrome de Hubris
PPLL
Lunes, 28 de febrero 2011, 01:47
Contrariamente a lo que dice el tango, 10 años no es que sean mucho; es que son una eternidad. Y en política, más. Un decenio es lo suficientemente largo como para que cambie el carácter de una persona, el físico, la mentalidad,... En definitiva, es tiempo más que de sobra para que entre el inicio y el final un individuo no sea el mismo.
Donde más se ve todo esto es en líderes de referencia y, por encima de todos ellos, los presidentes de Gobierno. Desde la época de Adolfo Suárez, se acuñó que los presidentes del Consejo de Ministros acaban padeciendo el síndrome de la Moncloa, una especie de enfermedad (no lo es, pero se le parece) que les hace, sobre todo desde el segundo mandato, alejarse de la gente, apartarse de la calle, encerrarse en sí mismos, no soportar las críticas, ni que les lleven la contraria.
Una de las periodistas de mayor prestigio en España, Pilar Cernuda, gran analista política, acaba de publicar un libro que, precisamente, lleva por título 'El síndrome de la Moncloa'. En el prólogo acude a la explicación de lord David Owen, quien fuera secretario del Foreing Office a finales de la década de los setenta del pasado siglo, sobre el cambio de personalidad que experimentan los políticos con altas responsabilidades de gobierno. Surge de ese analisis de Owen la teoría del 'síndrome de Hubris'. Da nombre a este síndrome el héroe griego que se ensoberbeció después de ganar una dura batalla; se volvió arrogante, se alejó de su entorno y de la realidad y empezó a equivocarse.
Muy resumido (les recomiendo la lectura de este libro de Pilar Cernuda), las distintas fases de ese síndrome que padecen los políticos en el poder van, según Owen, de la normalidad del candidato a la asunción de la idea de que, ya gobernante, es imprescindible, para acabar con el 'quien no está conmigo, está contra mí'.
Coincide la publicación de este trabajo de Pilar Cernuda con los diez años de Juan Vicente Herrera en la Presidencia de la Junta. Diez años, por mucho que se empeñe el tango, son muchísimo tiempo. Después de diez años de Herrera en la Presidencia se puede garantizar algo: Hubris ni está ni se le espera. Si algo resalta por encima de cualquier otro valor en Herrera es que después de un decenio mantiene el carácter con el que llegó a la Junta. Es su principal aval ante los ciudadanos: sí, el ciudadano ante los ciudadanos. De igual a igual. Es su garantía. Sus rivales chocan con ello: Herrera es el mismo que en 2001.
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