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LUIS ANTONIO CURIEL
Lunes, 20 de septiembre 2010, 03:15
Cevico Navero es una de las localidades de la provincia de Palencia que más fiestas celebra en torno a la mesa. Es un modo de compartir la vida en un ambiente de hermandad, disfrutando de los preparativos y de la alegría al más puro estilo castellano.
La celebración del Día del Montanero congregó el sábado a cientos de vecinos, que disfrutaron de una jornada festiva que comenzó a celebrarse hace aproximadamente tres décadas como un homenaje sencillo a los últimos montaneros de la localidad, Máximo Monje y Ángel Rodríguez. Este último aún sigue en activo. Desde la localidad se trabaja ya para que la fiesta sea declarada de interés turístico regional por la importancia que se da a la historia y a la tradición, así como por su magnífica organización e implicación vecinal. «Tenemos que dar a conocer esta fiesta por su originalidad, pues estos oficios van desapareciendo y es muy importante que se conserven en nuestra memoria», señaló José María Hernández, delegado de la Junta de Castilla y León, quien participó en algunos de los actos programados.
Numerosos ceviqueños colaboraron en el desarrollo de la fiesta montanera. Desde primeras horas de la mañana, los vecinos se congregaron en varios puntos de la localidad para preparar los diversos actos. Por un lado, un grupo de personas organizaron la comida, con la elaboración de quinientos rellenos, sopas de ajo, torreznos a la parrilla y cocido. Mientras tanto, otros vecinos realizaron varias demostraciones de cómo se obtenía el carbón vegetal en los montes. Para ello, prepararon un horno con madera y tierra y lo prendieron, de manera que dentro de unos días se obtendrá el carbón vegetal. Los montaneros explicaron también cómo se vivía en aquellos años de duro trabajo. De hecho, en el término de Valdefuentes, donde se celebró la fiesta, se ubica una choza típica construida por los antiguos montaneros que es semejante a las que hacían en el monte para vivir durante varios meses.
El oficio de montanero ha decaído en las últimas décadas en toda la geografía española, hasta prácticamente extinguirse. Un ejemplo es Cevico Navero, que ha sido un pueblo tradicionalmente montanero, pues más de la mitad de sus vecinos se dedicaban a este oficio, compaginándolo con las labores agrícolas. Actualmente solo hay un montanero, que se encarga principalmente de cortar leña. «Es muy sacrificado y cada vez se vende menos leña por las calefacciones y el gas, pero esta labor es clave para evitar la prevención de incendios», manifestó ayer Ángel Rodríguez, el último montanero de Cevico.
Por su parte, Edelmiro Antolín, antiguo montanero, recordó la dureza del oficio por las largas ausencias del hogar. «Dormíamos en las chozas y llevábamos una vida muy esclava, siempre pendientes de los hornos para que todo saliera bien, por lo que había que vigilar el fuego durante toda la noche. Pasábamos varios meses fuera de casa y ganábamos lo justo para comer», recordó Antolín.
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