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MÓNICA RICO
Domingo, 4 de julio 2010, 03:06
La visita a Cantalejo durante los primeros días del mes de agosto, puede suponer un pequeño susto para aquel que desconoce las tradiciones de la localidad, pues un grupo de jóvenes, en concreto los quintos, pasean por las calles haciendo chiscar contra el suelo sus trallas, unos látigos de cuero, que según cuentan, son uno de los primeros regalos que un padre hace a su hijo en este municipio.
Pero las trallas tienen su historia, su tradición y, además, en este sonar previo al 15 de agosto, anuncian la cercanía de las fiestas, unas fechas señaladas en rojo en el calendario de todos los vecinos de la ciudad y de los hijos del pueblo, que regresan de forma especial durante esas jornadas del mes de agosto, donde disfrutará con la familia y amigos de multitud de actividades.
Volviendo a las trallas, éstas se han convertido en el símbolo de las fiestas, pues en manos de los quintos, anuncian su llegada. Y es que ese fue el cometido de estos artilugios durante buena parte del siglo XX: anunciar la llegada de los trilleros, que habían pasado ya la primavera y parte del verano fuera de Cantalejo.
Porque la localidad fue hogar durante años de numerosas familias que durante el otoño y el invierno construían trillos. Con la llegada del buen tiempo, partían a recorrer España vendiendo los realizados o arreglando los viejos. Eran familias enteras las que partían hacia otras regiones, y siempre regresaban durante los primeros días de agosto. Desde Cantalejo, los más jóvenes corían a su encuentro, anunciado únicamente por el chiscar de la tralla, elemento que servía para 'arrear' al ganado, pero que en esos momentos se lanzaba fuertemente contra el suelo, con el fin de hacerse oir desde varios kilómetros.
Hoy los quintos chiscan la tralla desde el día 1 de agosto, pero también lo hacen durante las fiestas de Nuestra Señora de la Asunción, que se celebran a partir del 15 de agosto, en la que éstos son protagonistas en muchos otros actos. Aunque en un principio los quintos que se encargaban de la celebración eran únicamente los mozos, con el tiempo se unieron también las quintas. Todos juntos forman un espectáculo único de colorido y sonido, en el que se envuelve la cultura y la tradición de Cantalejo, no sólo con el chiscar de las trallas, sino también con el acompañar a todos y cada uno de los actos que organiza el Ayuntamiento en las fiestas. Y es que todos los briqueros, tal y como se denomina a los vecinos de Cantalejo, esperan durante 17 años de su vida que llegue el período en el que son quintos y poder ser los protagonistas de la fiesta.
Porque los quintos son los encargados también de elegir, entre sus propias quintas, a aquellas que ocuparán los puestos de reina y damas durante las fiestas. Además, en la primavera, en la romería de la Virgen del Pinar, que se celebra cincuenta días después de Pascua, son quintas y quintos los encargados de portar las andas durante la procesión, ataviados con los trajes típicos regionales.
La gacería
Otra de las tradiciones que se mantiene, aunque apenas se utiliza, es la gacería, que es la jerga utilizada por los trilleros, con términos que solían utilizar entre sí durante la venta de los trillos.
Y aunque la lengua haya caído en desuso, no significa su olvido y son muchas las representaciones que en Cantalejo nos remiten a esta antigua jerga. Por ejemplo, los propios vecinos se unen con sus amigos en distintas peñas. La gran mayoría de ellas se encuentran unidas en la Asociación de Peñas del Vilorio Sierte, manteniendo así estos dos términos gaceros, cuyo significado no es otro que 'pueblo bueno', es decir, Cantalejo.
Así, los 'briqueros' son los trilleros, la 'estoba' es la paja, 'falar' significa hablar, 'rodoso' es el carro o el coche y una 'urgura' es una ventisca. Todos los términos están recogidos en un diccionario briquero de la gacería.
Existen diversas versiones y teorías sobre el origen del nombre, sin embargo, la que tiene mayor repercusión es la que afirma que el término proviene de Campo de Alejo. Sin embargo otros aseguran que es Canto de Alejo. En cualquier caso, Alejo sería uno de sus repobladores. En el año 1137 ya aparece citada con el nombre de Cantalejo en un documento.
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